El propietario de la joyería israelí Yvel, el argentino Isaac Levy, es el diseñador de la que parece ser la mascarilla contra el coronavirus más cara del mundo. Yvel, que distribuye también en Estados Unidos, está fabricando una máscara protectora a petición directa de un cliente cuya identidad se desconoce y cuya intención, según Levy, ha sido ofrecer apoyo financiero a esta joyería, que emplea a unas 150 personas en los dos países en los que opera. El comprador, del cual se sabe únicamente que es un multimillonario chino procedente de Shanghái, se hará antes de que acabe el año con una mascarilla valorada en un millón y medio de dólares, cerca de 1,3 millones de euros al cambio actual. Según han contado los propietarios del establecimiento el diseño verá la luz en octubre (aunque podría retrasarse hasta diciembre) y para su creación están trabajando 25 artesanos. Uno de los inconvenientes que presenta es el peso, pues se estima que será de casi un cuarto de kilo, unas 100 veces más que las clásicas mascarillas quirúrgicas. Está fabricada con 250 gramos de oro de 18 quilates y engastada con no menos de 3.608 diamantes naturales, con un peso total de unos 210 quilates. Además, proporciona, según la propia joyería, “el mayor nivel de filtración (N-99)” y “cumple los estándares más estrictos” de protección. El comprador es uno de los clientes más leales de la joyería, en la que lleva décadas comprando sus joyas.