Traición de tapadillo - Un viernes por la tarde, casi noche, de tapadillo, con las miradas (en el mejor de los casos) en la invasión rusa de Ucrania, el Gobierno español pega una ciaboga histórica en su política respecto al Sahara.

Ahora dice apostar por una autonomía de pichís-pichás dentro del reino de Marruecos. Queda en papel mojado el punto de sucesivos programas electorales del PSOE en el que se abogaba por algo bien diferente: "Promoveremos la solución del conflicto de Sahara Occidental a través del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui". Tampoco nos engañemos. Desde Felipe equis González a Pedro yomimeconmigo Sánchez pasando por el vacuo solemne Rodríguez Zapatero, los presidentes socialistas y sus respectivos ejecutivos han estado infinitamente más cerca del agresor que de los agredidos. Porque una cosa era el buen rollito y otra, el imperativo de no tocar demasiado los pelendengues al vecino del sur, con capacidad para perpetrar mil y una jodiendas.

Aunque se enfade Argelia- Quien dice mil y una dice especialmente una: el envío de su carne de cañón humana a saltar las vallas de Ceuta y Melilla o a desembarcar en Canarias. Esa amenaza nada fantasma es la que ha acabado provocando la bajada definitiva de testuz ante el sátrapa alahuí, con el mediocre ministro de exteriores Albares ejerciendo de dócil caniche para explicar lo que a todas luces resulta inexplicable salvo que se dijera la verdad: en el panorama internacional España pinta lo que un cuesco de mosca y hasta un dictadorzuelo con fez le puede marcar el paso. Cómo será la cosa, que con la que está cayendo en lo energético, antes que cabrear al tirano marroquí, se ha preferido incomodar a Argelia, que tiene la llave alternativa del gas y, por tanto, la posibilidad de cortarnos el grifo en represalia por la ofensa a sus aliados y protegidos saharauis.

De todo el Gobierno- El triste resumen de lo ocurrido, como leí ayer a alguien, es que 47 años después, Mohamed VI ha completado la marcha verde que inició su padre, Hassam II. Lo ha hecho con el apoyo del Gobierno español. De todo el Gobierno. Es hora de que nos enteremos de que las decisiones de los Ejecutivos son colegiadas e implican el beneplácito de todos y cada uno de las ministras y los ministros. Eso incluye a las y los de Unidas Podemos, que como hacen en la cuestión de Ucrania, vuelven a escurrir el bulto manifestando su desacuerdo. Solo colaría si inmediatamente después se fueran.