Vuelve el bono cultural joven con otros 400 euros para todos aquellos que cumplan este año los 18. Dicen que es una especie de regalo a la mayoría de edad y desde luego que lo es, porque esta vez ni siquiera va ligado a las rentas familiares y para colmo entran los toros, por obligación tras la sentencia del Supremo que así lo determina. Sería interesante saber cuántos jóvenes de 18 años tienen en mente una corrida de toros cuando piensan en cultura. Otra cosa a esa edad es correr en los encierros, pero todavía no son de pago. En esta segunda fase de este bono, que no tuvo buena acogida en su primera entrega, los que dejen de ser menores podrán gastar hasta 200 euros en “artes, espectáculos en vivo, entradas y abonos para música en directo, artes escénicas, cine, museo, bibliotecas, exposiciones, festivales o espectáculos taurinos”; un máximo de 100 euros en “libros, revistas, prensa, videojuegos, partituras musicales o discos y otros 100 en consumo digital o en línea”. Pero lo que no pueden es gastar ni un euro en comprar una obra de arte, ya que según la información facilitada ayer la letra pequeña dice que “no será subvencionable la adquisición de productos de artesanía, obra plástica y gráfica.”, Así que un joven de 18 años, pongamos que estudiante de Bellas Artes o aspirante a serlo, puede suscribirse a una revista de arte o visitar un museo con ese bono pero no adquirir un grabado en una exposición de otro artista joven. Que los toros sean cultura y el arte y la artesanía no, dice mucho de por dónde va este país, si es que va.