Tres intensos días de convivencia, conversaciones y discusiones en torno al arte y la obra de Jorge Oteiza están viviendo los 16 artistas participantes en la tercera edición del programa de estudios artísticos del proyecto JAI (Instituto de Actividades Artísticas/Jardun Artistikoen Institutua), promovido por Tabakalera y Artium y al que este año se ha sumado la Fundación Museo deAlzuza.

Allí donde se conserva y exhibe el legado de Oteiza, este grupo de creadores de procedencias, edades y perfiles muy diversos, trabaja y reflexiona en torno a las prácticas artísticas desde este pasado martes y hasta este jueves, día incluido, con la presencia de David Bestué como profesor invitado y de Asier Mendizabal como tutor. Alojados en un albergue cercano a la Fundación Museo, conviven las 24 horas del día “discutiendo, hablando, analizando, no solo sobre nuestros respectivos trabajos y sobre el de David Bestué, sino por supuesto sobre la obra de Oteiza, que aparece en todas las conversaciones y discusiones”, cuenta Asier Mendizabal.

La Fundación Oteiza se ha sumado al programa en su tercera edición con la intención de “seguir activando” la obra del escultor de Orio “desde la creación contemporánea”, ofreciendo la oportunidad a artistas muy diversos de “empaparse” de este interesante y valioso legado. El programa comenzó el 1 de junio y se extenderá hasta el próximo 31 de agosto –se desarrolla en su mayor parte en Tabakalera, y también en Artium–.

A través de una nueva mirada

La aproximación de los 16 artistas participantes al univeso de Oteiza está mediada por la obra de David Bestué (Barcelona, 1980), autor del proyecto expositivo Aflorar que, hasta mediados de octubre, exhibe la Fundación de Alzuza. Una intervención escultórica realizada específicamente por el artista para este centro formada por un conjunto de obras en las que la tensión entre forma y materia aparece mediada por los procesos de transformación de los materiales –en este caso, mejor, elementos– utilizados: sal, flores, laurel, arena, azúcar o humo, entre otros.

“Está siendo muy intenso y muy emocionante porque muchos de los participantes en el programa, aunque conocían de la existencia del Museo Oteiza en Alzuza, nunca habían estado antes físicamente aquí. Está siendo un proceso muy directo, han podido conocer a fondo la institución, las zonas visitables y otras que no lo son, como el archivo y los almacenes; y por supuesto la exposición temporal para poner en contexto mi trabajo”, cuenta David Bestué sobre esta experiencia que pone en diálogo la obra de un artista consagrado y una institución con un trabajo “que es presente y que es una relectura de la obra de Oteiza. Así que son dos aproximaciones a este polifacético creador”.

La valiosa dualidad de Oteiza

Bestué hace hincapié en la importancia de transmitir a los artistas participantes en esta escuela artística de verano esa “dualidad”, “que por un lado el legado de Oteiza es una obra que hay que conocer y hay que respetar, y por otro lado que es una obra que está abierta y debe estar abierta siempre a nuevos replanteamientos, a nuevas versiones y lecturas; esa es la mejor forma de que el legado permanezca siempre fresco y tenga lazos con el presente”, sostiene.

A su juicio, la obra de Oteiza y la visita a su Fundación Museo pueden aportarnos hoy “muchas cosas valiosas”. “El planteamiento escultórico de Oteiza es muy pertinente, estamos en una sociedad cada vez más virtual y tecnificada, más genérica también, y de repente ese tener que ir a un lugar, a un museo, desplazarse para ver en persona unas piezas como éstas... La experiencia es única, nada que ver con contemplar estas piezas en fotos por Instagram, porque son objetos tridimensionales en un espacio, en relaciones además cronológicas, y de repente ver la trayectoria de un artista como Oteiza, yo creo que tiene mucho que enseñarnos; es un reivindicar una práctica muy física y muy formal, y una práctica que, aun siendo rabiosamente moderna en su momento, al mismo tiempo no rehuyó los discursos culturales y políticos de la época. Es de lo más interesante para mí en Oteiza, que por un lado tiene una trayectoria formal y artística, pero también tiene una trayectoria política y está muy bien insertada en la historia. De forma que revisitar la obra de Oteiza también sirve para revisitar la historia de España de los últimos 50 años”, concluye Bestué.

El artista barcelonés valora muy positivamente programas de encuentro entre artistas como el de JAI, que promueven “intercambio, enriquecimiento y movimiento”. “Son imprescindibles, y en este caso porque Oteiza es un artista todavía por descubrir en muchos países, y la posibilidad de que haya creadores que conozcan su obra de primera mano es fantástica”.

Asier Mendizabal (Ordizia, 1973) destaca de esta primera experiencia de JAI en Alzuza que “está propiciando el acceso a unos aspectos de la obra de Oteiza que resuenan en el trabajo del propio David Bestué y que resuenan en las preocupaciones y los procesos de trabajo de estos 16 artistas”. Un acceso, apunta, “a través de una pedagogía muy basada en el hacer, en la práctica, en comunicar cómo hacemos las cosas, esa praxis por la cual lo que tú compartes con los demás son tus soluciones pero también tus preguntas y tus dudas, y no tanto lo que tienes o lo que sabes”.