La campaña de excavaciones en el yacimiento de Santa Criz de Eslava se han centrado este año en el oppidum o castro prerromano vascón. Y los trabajos, que finalizan este viernes, 19 de septiembre, han resultado de interés, ya que, según las arqueólogas, en la parte más oriental han encontrado un fragmento de lo que parece ser la muralla defensiva de este núcleo de la Edad de Hierro, pero “lo más sorprendente” es que después de varias semanas estudiando la zona y de hacer dos sondeos de 6x3 y de 5x3 metros, no se han encontrado rastros de romanización, y, teniendo en cuenta que "no hay tantos enclaves vascones no tocados por los romanos", si se confirma este hallazgo, “merecería la pena que se le siguiese dedicando dinero por lo menos para continuar las investigaciones”.

Además, en la siguiente campaña, “se podría sacar una casa del castro”, lo que también permitiría “musealizar” esa parte del yacimiento, y que todos estos trabajos “vayan revirtiendo en el pueblo” por su interés turístico.

Así lo cuenta la arqueóloga María García Barberena, directora de los trabajos de explotación de Santa Criz junto con Luka García de la Barrera y Leyre Arróniz. 

Una oportunidad “única”

Por su parte, Javier Andreu, Catedrático de Historia Antigua y director del Diploma de Arqueología de la Universidad de Navarra, así como asesor científico de estas excavaciones, destaca quemetodológicamente, “se ha podido llevar a cabo un trabajo de geoarqueología innovador”. Y concreta: “Las exploraciones geomagnéticas de 2024, financiadas por el Ministerio de Ciencia e Innovación, y las de 2025, apoyadas por la Institución Príncipe de Viana –vía enmienda parlamentaria de 12.000 euros introducida por EH-Bildu en los presupuestos generales de Navarra– nos han aportado un mapa de anomalías y estructuras en el subsuelo, que ha permitido planificar muy bien los sondeos en curso y también habrá de posibilitar también articular otros”.

Andreu, que califica de “ejemplar” la colaboración entre el Gobierno foral, el equipo científico y el Ayuntamiento de Eslava, y recuerda que Santa Criz se ubica “en un espacio limitado por Andelos, Pompelo y Los Bañales de Uncastillo a ambos lados, que concentra evidencias tenonímicas, antroponímicas y toponímicas de lengua vascónica”

Una de las estudiantes que ha participado en la excavación de este verano. Cedida

En este sentido, excavar en el castro vascón, “y poder hacerlo con continuidad”, es “una oportunidad única para caracterizar la cultura material de esos antiguos vascones que apenas conocemos por los textos griegos y romanos”. Es más, el catedrático subraya que los resultados de esta breve campaña –ha durado 4 semanas– “evidencian que en la parte más oriental del castro, este debe conservar su urbanismo original, sin trazas de romanización”.

Trazas que, como apunta García Barberena citando un estudio de Javier Armendáriz, muy probablemente sí encontrarían en el otro cerro, junto a la torre medieval, ya que el experto indicó que “el castro de la Segunda Edad del Hierro habría sido mucho más grande”, y seguramente continuaría al otro lado del foro romano.

Abandonado, no destruido

Pero, siguiendo con la parte que están excavando este verano, la oriental, la arqueóloga insiste en que, tras los dos sondeos realizados, el castro vascón parece “abandonado y no destruido” por los romanos, lo cual es “toda una sorpresa”, ya que se encuentra muy cerca de la ciudad romana y los asentamiento sobre núcleos primitivos suele ser lo habitual.

Con estos nuevos hallazgos, “merecería la pena seguir excavando” tanto en el castro vascón como en la parte romana, “donde todavía hay muchas incógnitas”, ya que, aparte de la necrópolis y del foro, que “aun no tenemos del todo dimensionado”, se ve que en el cerro este se encuentra la ciudad romana propiamente dicha”, señala García Barberena. Queda claro, pues, que Santa Criz oculta aun muchas historias.