“Son cuentos que hablan de la sociedad del espectáculo o de la proyección en redes sociales de una vida que realmente no es la nuestra. Como un simulacro. Por ejemplo, hay un cuento un poco futurista (Patapún) que presenta Pamplona como un parque temático de los Sanfermines”. El último libro de relatos esperpénticos y tragicómicos de este escritor, periodista, bibliotecario y filólogo, que siempre tiene “la antena del cuentista puesta”, llega después de varias novelas y se ofrece este domingo con DIARIO DE NOTICIAS (13,95 euros). “Hay textos de diferentes épocas y he intentado que haya una unidad desde el punto de vista del tono. La verdad es que necesitaba publicar una colección de este tipo y volver a sentirme cuentista”, expone Patxi Irurzun.

Irurzun pertenece a esa generación punki que no creía en el futuro y, tal y como cantaba Extremoduro, aunque nos educaron para ser hombres adinerados, preferimos ser indios que importantes abogados. Once millones de ejemplares vendidos, editado hace un año (Txalaparta), está compuesto por doce relatos, varios de ellos inéditos, acompañados de ilustraciones, que comparten un registro más o menos humorístico. Están protagonizados por personajes extraños o abordan temas similares como la viralidad en redes. “Siempre me han atraído las historias del realismo sucio, de perdedores, de gente diferente. En realidad, es la gente sobre la que se necesita que se escriba. Y, aunque todos tengan sus pedradas y sus historias, siempre me encariño de los personajes. No puedo evitar sentir empatía hacia ellos y proyectarla para que el lector también la tenga”, asegura sobre sus protagonistas, que están casi siempre en los márgenes por diferentes motivos. “Se iba a titular Ocho millones de ejemplares vendidos, pero la intervención de Kutxi Romero subió la apuesta”, aseguraba en una entrevista concedida a este periódico coincidiendo precisamente con la presentación del libro.

Su inspiración viene fundamentalmente de fijarse “en todo, a veces inconscientemente. Busco curiosidades en el periódico, de hecho Fiambre se inspira en una noticia similar que sucedió en Barcelona. También me gusta quedarme con detalles pequeños, con conversaciones que escucho en la villavesa... Supongo que es un poco obsesión esto de que todo se pueda convertir en materia literaria. Es casi como una enfermedad. Y luego hay cuestiones más técnicas, como que se crucen dos historias”. Fiambre cuenta la historia de un nieto que saca a su abuelo muerto en silla de ruedas a la calle en pleno San Fermín “y que en su día gustó mucho y tuvo recorrido. Hay algún otro por el estilo, como El cangrejo valiente o Ultrachef, aunque este lo publiqué con seudónimo. Los irurzunólogos, que alguno hay, los reconocen enseguida. He juntado estos con otros que he publicado en el periódico (DIARIO DE NOTICIAS) y con alguno que no se había publicado aun porque me parecía que tenían esa unidad de tono humorístico. Siempre digo que son cuentos que se llevan bien entre ellos. Y hay historias, personajes y escenarios que se cruzan, lo que le da más unidad al libro”, subraya. “Me gusta coger historias y transformarlas. En el caso de la Happy Family, está claro que se refiere a la Kelly Family, que durante un tiempo regentó el bar Viana de Jarauta, que en el cuento se llama bar Bremen”, resalta. La ficción es un escudo que le permite deformar situaciones reales “sin faltar el respeto a los referentes de los que parte la historia”. “En el mismo sentido, el humor también suele ser una buena herramienta para hablar de cosas que muchas veces no tienen gracia, de temas serios. La ficción es un poco el muñeco del ventrílocuo que tiene la venia para decir barbaridades sin que la gente se alarme demasiado, pero que permita una reflexión”, aduce.

Otra idea que destaca fue la de hacer un cuento sobre un grupo tributo a los Lendakaris Muertos, en ese caso Lendakaris Tuertos, “pero, claro, aparte de eso, me pregunté qué podía pasarle a ese grupo para vender once millones de discos. Y se me ocurrió que tocase alguien muy famoso con ellos, ¿y quién podía ser tan conocido en todo el mundo?, pues Banksy. Los relatos surgen de todo ese maremágnum de cosas, de estar siempre con la cabeza en modo cuentista”. Ultrachef es otro cuento que tiene que ver con “los concursos gastronómicos de la tele. s un cuento muy divertido, además lleva intercaladas unas recetas de Edorta Lamo”.

“Todos los ilustradores navarros y navarras que aparecen en el libro son “muy buenos”, admite. “Con algunos ya había trabajado, como Pedro Osés, Belatz o Beatriz Menéndez; con otros tenía muchas ganas de coincidir, como Oroz, con el que estuve a punto de hacer una historia, pero no salió, así que esta es una forma de resarcirme. También está Simónides, que es todo un referente y que resulta que me dijo que le gustaban mucho mis columnas. He descubierto a Liébana Goñi, a Andrea Ganuza... Es un lujo que estén en el libro y, aunque al principio me chocó, ha sido un acierto colocar las ilustraciones al final de los cuentos”, apostilla.