El artista navarro residente en Nueva York Carlos Irijalba (Pamplona, 1979) ha realizado su primera intervención en un espacio público, Joined an Avalanche Never to be Alone Again, en colaboración con la ciudad de Nueva York. Lo ha logrado gracias al programa PAIR, que empareja artistas con departamentos de la ciudad. Tal como explicó Irijalba, el departamento de cultura observa la actividad artística que se realiza en la ciudad y cuando encuentra un artista que podría funcionar bien con un departamento, lo proponen. En este caso, varios comisarios le pidieron que ideara un proyecto para el departamento de Diseño y Construcción, el equivalente neoyorquino a Obras Públicas. Dentro de la actividad que ellos realizan, el artista afirmó encontrar muy interesante el programa East Side Coastal Resiliency (Resiliencia de la Costa Este o ESCR), que consite en aumentar el perímetro de la isla y elevarlo con parques, para que el daño que pueda hacer una posible subida del agua sea menor.

Irijalba considera que sus conceptos, que examinan cómo los seres humanos han acelerado la crisis climática global, son muy apropiados para el ESCR. “De toda la actividad que tiene el departamento, me pareció que esto tocaba mucho con mi trabajo habitual y que merecía la pena reaccionar a él desde un punto de vista artístico”, destacó el artista. 

Ante la pregunta “¿necesita el mundo esta obra de arte?”, la mayoría de las veces la respuesta es “no”. El trabajo de Irijalba, sin embargo, se mueve por el principio de pertinencia y responde al contexto. Su obra reflexiona sobre la construcción del territorio, siempre cuestionando la predominancia de la perspectiva antropocéntrica. “La materia es expresiva, se expresa a sí misma y nosotros podemos expresarnos a través de ella pero a su vez somos expresiones de la materia”, afirmó el artista, que considera que “el hecho de que el ser humano sea consciente y capaz de manipular el entorno no deja de ser una reacción de la materia misma”. De esta manera, quiere hacer ver a la población de Nueva York que los humanos estamos sujetos a las transformaciones de la materia y que, siendo consecuencia de movimientos materiales, transformamos el paisaje, por lo que tenemos que ser conscientes de nuestra acción sobre el territorio.

Para ello suele utilizar materiales que ya existen como sondeos geotécnicos, o la antigua valla de una autovía. Materiales que han sido connotados, sesgados, intervenidos por el ser humano. Elementos residuales, de los que la sociedad ya no se puede beneficiar. “En esta sociedad digital postindustrial, no dejamos de generar mucho residuo“, resaltó Irijalba.

Ha sido un año en el que Irijalba considera que el Departamento de Diseño y Construcción le ha abierto totalmente sus puertas y ha podido estudiar su actividad. Todo lo que no son edificios privados, es parte de este departamento. Como inspiración para este trabajo, eligió las líneas de acción del departamento que más expresivas le resultaron: la geología, porque su trabajo trata mucho esta disciplina y quería tener acceso a bancos de materiales; y la historia de Nueva York. Además, un libro que fue muy crucial para su investigación fue Mannahatta, que es el nombre antiguo que los indígenas dieron a la isla de Manhattan, que significa ‘varias colinas’. Este le permitió estudiar qué había en este territorio antes de que estuviera poblado por humanos y aprender sobre sus habitantes anteriores a la llegada de los europeos. “Para mí ha sido muy enriquecedor estudiar el contexto histórico de este lugar y poder reaccionar a través de una intervención”, afirmó Irijalba.

'The Wave'. Cedida

Si este proyecto fuera una película, según Irijalba, habría cinco actores principales. El primero es el lugar. El trabajo se presenta en tres áreas adyacentes en Corlears Hook Park en el Lower East Side de Manhattan, un parque junto al agua, algo muy importante ya que la elevación del nivel del agua es la amenaza de la que se habla en las obras. El segundo es The Wave, una ola de marea baja esculpida con asfalto reciclado al 100%, que se eleva sobre el muro del East River. Esta hace referencia a una ola de baja mar que simula, una subida del agua a raíz del cambio climático. Al consultar a algunas de las comunidades de los barrios que viven cerca, afirmó que a algunas personas les recordó al trauma que supusieron Katrina y Sandy. “Que una escultura hecha por el ser humano nos haga reflexionar y nos recuerde a un desastre natural es algo positivo”, manifestó el artista.

The Fence es el tercer actor de esta película. Esta obra reutiliza material de cercado de la autopista FDR. Adornada con imágenes de animales acuáticos y terrestres, esta valla recuerda la coexistencia entre especies y entre materia inerte y materia viva. Especímenes inesperados, como caballitos de mar, pueden sobrevivir en aguas urbanas. “Me parecía interesante hablar de otras especies con las que cohabitamos y analizar esa relación. Aunque nos sorprenda, sí que hay caballitos de mar en el río Hudson”, comentó el artista. 

La parte titulada Pannotia es el cuarto actor. Se trata de una extensión de la exploración continua de Irijalba sobre perforaciones geotécnicas. Como parte rutinaria de la planificación urbana de la ciudad de Nueva York, estas muestras se extraen del suelo para comprender la composición de la roca y, por ejemplo, determinar las limitaciones de altura para la construcción de rascacielos. El quinto actor son los signos luminosos que contienen el título de la intervención, que buscan crear un juego visual en la mente del espectador, contraponiendo, de nuevo, la materia inerte y la viva, comparando una avalancha de nieve con la avalancha de personas de la ciudad de Nueva York.

Juntas, las obras que componen Joined an Avalanche, Never to be Alone Again hacen visible cómo la ciudad de Nueva York está construyendo resiliencia para su supervivencia al mirar décadas y siglos hacia el futuro. 

Carlos Irijalba frente a su obra 'Pannotia'. Cedida

Cabe destacar también que Carlos Irijalba es uno de los artistas jóvenes navarros con mayor proyección internacional. Residente en la Rijksacademie Van Beeldende Kunsten (Amsterdam) en 2013/2014, Irijalba ha sido galardonado varios premios y ha expuesto en la Bienal de Shanghai 2012, Trienal de Guangzhou 2017 o MUMA Melbourne en Australia. Su obra está presente en colecciones públicas como el Museo Nacional Reina Sofía o la Colección de Arte Taviloglu de Estambul entre otras.