Como artista sensible a la deriva del mundo que habita, Myriam Cameros (Pamplona, 1978) vuelca en sus dibujos las inquietudes y esperanzas en un devenir deseado que, en su universo creativo, se vuelve realidad material, palpable, aunque esté hecha en gran parte de sueños.

El título de la nueva exposición de la ilustradora pamplonesa lo dice todo sobre su intención: Dibujos para alejar el fin del mundo.

La importancia de conectar con el presente

Visitable hasta el 7 de abril en el Palacio Vallesantoro-Casa de Cultura de Sangüesa, la muestra acerca al visitante al universo más íntimo y reflexivo de la artista, a través de una serie de dibujos y varias esculturas que se exhiben bajo un título inspirado en una lectura importante para Cameros, el libro Ideas para postergar el fin del mundo, del escritor y periodista indígena y oriundo de Brasil Ailton Krenak.

“Habla de la necesidad de crear nuevos imaginarios y un horizonte más bonito e ilusionante, dentro del ser conscientes de que nos estamos cargando la tierra. Propone hacernos cargo y generar un futuro más ilusionante”, dice la ilustradora, que ha trabajado con gente defensora de la tierra en Guatemala y El Salvador y se asombra ante la paradoja de que “solemos reírnos de la gente que ve la montaña y el río como algo sagrado, de la gente que habla con los árboles, y a la vez hacemos silencio con la gente que vemos que está destruyendo montañas, ríos, árboles... Por un lado nos reímos y por otro guardamos silencio”, reflexiona esta artista con más de veinte años de recorrido en el mundo del dibujo y la ilustración.

“Me asusta que se repita la historia y en el futuro se borre a las mujeres creadoras de hoy”

Myriam Cameros - Ilustradora y artista plástica

Esta contradicción la vuelca Myriam Cameros Sierra en sus obras, reflejo de lo macro y lo micro. Reflejo de la sociedad que somos, “una sociedad muy cansada, en la que llegamos a casa con la sola necesidad de ver Netflix y evadirnos por un rato... Si la tierra está quemada y abusada, veo ese reflejo en nosotras”, dice la artista, que en su práctica creadora quiere “tomar ese silencio” del que solemos huir, “ese diálogo respetuoso con el propio cuerpo que me permite respirar y no evadirme, y estar en contacto con lo que me pasa”. Estar en el presente. Aquí y ahora. Sin desconexiones que nos alejan de lo esencial de nuestra existencia; y también de nuestra responsabilidad en su deterioro.

“Mis dibujos a veces también me explotan en la cara. Tengo a veces esa sensación de producir más de lo que puedo, de no dejar espacio o de dejarlo únicamente a la evasión, para desconectar”, reconoce Cameros, quien ve muy necesario “que integremos el trabajar las horas, el dar valor al tiempo que transcurre en los procesos; también, el tener las manos en contacto con la tierra, aprender a cantar... A veces miro atrás y veo que he estado tres días tocando más plástico que piel. Sin estar con personas. Es importante hacer un reordenamiento para no olvidar lo importante: el contacto, el encuentro. Desmaquinarnos un poco”, opina la ilustradora navarra.

Ternura y denuncia, en equilibrio

La exposición de Myriam Cameros alude mucho al proceso de trabajo. Hay presencia del cuaderno de dibujo, bocetos brutos con la emoción inicial como motor, obra no acabada y mucha prueba. También, pequeñas esculturas en las que la artista “intenta buscar la mano, el error, el transitar”. Son piezas “a medio hacer”, resultado de colaboraciones de Cameros con titiriteros, gente que construye gigantes, y en las que se sirve de materiales como papel, pasta de papel, corcho y otros elementos reciclados. “Estas esculturas son el principio de algo”, intuye su autora.

Respecto a los dibujos, en un extraño equilibrio de ternura y denuncia, de dulzura y combate, son “los de siempre, los que hace nueve años empecé a hacer en la revista ON, así que hay obras de distintas épocas, junto a otras nuevas. En ese hacer y hacer, las exposiciones me sirven para seleccionar, para dar otros enfoques a obras que tenía ahí, revisarlas, rehacerlas...”, dice de estas ilustraciones.

La intención es “que la gente que venga, pare y esté un minuto con ella misma y con el dibujo; de hecho, la obra principal de la exposición se titula Parar, sentir la inmensidad”, cuenta Myriam Cameros, convencida de que “cuando hay verdad en lo que haces, eso resuena en la gente y lo que se te devuelve es increíble”. Ella se siente “muy privilegiada por esa comunicación tan directa con el visitante, de alma a alma, y de ver que mi trabajo dice algo”, comenta al hilo de estas creaciones, unas cincuenta en total, que nos invitan a detenernos, expandir los horizontes de la realidad y recolocarnos en la justa medida: “a sentirnos tan tan tan pequeños que eso nos haga sentir grandes, pero no en el sentido de ser lo protagónico de la vida, porque somos una pequeña gotita en el universo”, reflexiona la artista.

En el Día de la Mujer...

Dibujos para alejar el fin del mundo coincide con este 8 de marzo, Día de la Mujer. Como artista mujer, Myriam Cameros valora que “ha habido un movimiento innegable en los últimos años y se han conseguido cosas que parecían muy difíciles, por ejemplo en cuanto a agresiones a las mujeres, pero queda mucho por hacer”.

En lo artístico, afirma que “sigue siendo muy desproporcionada la desigualdad en el número de autores y autoras que hay en los museos, se ve en Navarra, en Madrid, en todo el mundo; aunque se está intentando cambiar esto, todavía estamos en porcentajes que asustan, de más del 90% de artistas hombres y poco más de 5% artistas mujeres”, sostiene.

Lo que “asusta” a Cameros es que se repita la tendencia que ha visto como estudiosa del arte de borrar de la Historia a creadoras mujeres que tuvieron su peso, su impacto y su reconocimiento en su tiempo. “Todo es cíclico. Podemos tener la sensación de que ahora hay autoras y tenemos un espacio, pero en la Historia ha pasado, hubo grandes autoras, fueron reconocidas en su momento, pero luego en el reescribir de la Historia desaparecieron. Y esto me da un poco de miedo, habrá que estar alerta”, advierte la dibujante.