Tras el día de ayer, el que pasamos en La Zorrera y Medina Sidonia, hoy nos toca hacer algunos kilómetros más. Hemos quedado a desayunar en la pedanía tarifeña de Tahivilla. En la conocida venta Apolo XI. Zona de mucho tráfico, cualquier día pasamos entre controles porque llegan las lanchas rápidas a tirar fardos del veneno que entra desde Marruecos y ni la policía local ni la Guardia Civil dan abasto para poder controlar aquello. Pueblos únicos en toda la península, en esa costa gaditana del sur, donde el personal, en vez de charlar de deportes, o de su maravilloso y único atún rojo de almadraba, te cuenta y te comenta cómo a diario vienen esos fórmula 1 del mar llenos de drogas, alterando la vida, la paz y la tranquilidad de unas gentes hartas de todo ello. Y en medio, entre playas, dunas y charcas, ganado de lidia vive ajeno a todo lo que el humano padece.

Tomando un café me encuentro con Álvaro Núñez Benjumea y me da para charlar un rato. Me cuenta que tiene una finca nueva en la zona donde ha traído a sus toros. Las vacas siguen en Portugal. Listo como pocos, ya se imagina que estoy esperando a su primo Javier. Y de su nuevo proyecto seguimos hablando. Y como la espera vacía la mesa del almuerzo, algo pasa. Nuestro anfitrión está con un veedor mirando dos toros para un festival, y me dice que ya sé el camino de su casa. Y cierto es que si no se sabe llegar a La China, finca donde viven los toros de esta casa, te puedes perder por los extensos caminos de la Laguna de la Janda. Caminos de tierra poco aptos para coches, aunque por suerte para nosotros, David tiene un carro más que preparado para ello, y nos lleva sin problemas. Queda algo de viento, pero el día es maravilloso, de luz y temperatura. Con decir que ya comen tomates de huerta en la primera semana de febrero está todo dicho. Como diría el maestro Polite, igualico que aquí.

48. ‘Aspirante’. Hijo de Capitán. Reseñado para San Fermín y publicado el 2 de febrero en el instagram de La Palmosilla.

Llegados al cortijo, saludamos a uno de los mayorales que sigue a sus labores, y damos un paseo por la zona, viendo los corrales junto a la plaza con un montón de vacas, la mayoría a la espera de pasar la quema, quiero decir, que sean tentadas para que decidan si aprueban para ser reproductoras o se desechan y son enviadas al matadero. Enseguida aparece el ganadero acompañado del hombre de confianza del torero de Lorca, Paco Ureña que están preparando un festival a favor de los damnificados por el terremoto. El mundo del toro siempre solidario, pero algo no cuadra cuando ya han pasado casi trece años de aquello. Se despide de todos y nos quedamos con el ganadero, que nos tiene de sorpresa tentadero con el gran torero de Galapagar. Pero primero, y principal, a ver toros. Directos al corral de los mejores ejemplares de la camada anual. Mezclados toros del guarismo 9 y 0, es decir, nacidos en los años 19 y 20, o como denominamos en el toreo, cuatreños y cinqueños, aparecen negros, los más, castaños claros, colorados. Parados delante de ellos, Javier que es un genial ganadero, de los que más y mejor están preparados para la vida moderna, activo como pocos en las redes sociales, nos va contando sus preferencias, las reatas de cada uno de ellos. En cual confía más por ser hermano del premio del 19, o hijo del indultado. Vamos, las cosas que hablamos normalmente. Pero hay cuadrilla. Aquí mismo tiene dos corridas enteras para Pamplona, y todos aprobados por los veedores de la Casa de Misericordia, a los cuales estamos siguiendo en nuestro viaje, solo que ellos unos días antes. Por eso, de momento un espectacular colorado del guarismo 0 yo lo dejaría para el próximo año, y me quitaría los cinqueños, que tienes de sobra. Y como los toros no pueden pasar de cinco yerbas, solo quedaría el recurso de las calles. Oye, no te creas, me dice, vendo estos toros para las calles levantinas a precio de Pamplona sin reparos.

Hermoso ejemplar del año 20. Un posible para el próximo año.

Ya ha publicado algún toro, siguiendo su costumbre de la escalera. De hecho acaba de salir el del 2 de febrero, y para cuando lean esto Vdes. el del 3 de marzo también. Esos puedes sacar en el periódico, afirma. Y con la normal y lógica cantinela campestre que luego igual por percances no van alguno de ellos. Esto ya sabéis vosotros que tenemos que decirlo siempre porque hay mucho aficionado urbanita que siempre está sospechando de que se lleva lo pequeño y de deshecho, y los ganaderos, que debemos ser tontos, nos quedamos lo bueno en casa. Afirmación que llevo décadas escuchando. Y es que, con todo lo que evoluciona todo, incluido la Tauromaquia, hay cosas que no cambian.

Apenas un par de fotos por toro. El colorado del próximo año algunas más. Ligeros vamos a ver el resto, y recorremos la inmensa llanura viendo toros, utreros y erales. Hermosos toros para el futuro, por cierto, muy halagüeño para esta casa. Cada vez con más demanda. Y eso es porque se están haciendo bien las cosas.

Terminada la visita, volvemos a la venta. Hora de comer. A pesar de los años que llevo pasando, nada tengo que hacer delante del señor ganadero, que tiene como base este lugar. Allí, espléndida comida, charla con todo el que entra, todo gente del mundo del campo y, algunos del mundo del bravo. Y por esos caminos discurren nuestras charlas. La sequía, lo fácil que sería transportar agua del norte al sur como si de gas habláramos, del mal terrible de la zona, y de muchísimas más con un hombre como Javier, culto conocedor de su tierra y la nuestra. La tarde de toros rematan un día, que nos lleva casi a oscuras de vuelta a nuestra base en la avenida don Álvaro Domecq en Jerez. Es tarde, y tenemos tiempo de picar algo antes de volver a la piltra. Van pasando los días y pesan los kilómetros. Bueno, no sólo eso. Y mañana toca ir a Lora del Río. El mito nos espera.