Un plan de pensiones es un producto financiero que permite ahorrar de forma provisional a largo plazo y que ayuda a mantener el nivel de vida tras la jubilación, mediante un ahorro que complementará la jubilación pública. Además, goza de un excelente tratamiento fiscal. Gracias al funcionamiento de los planes, cualquier persona puede realizar las aportaciones que desee en función de sus ingresos y obtener una rentabilidad por las mismas.

En la actualidad, es posible encontrar diferentes modalidades de planes de pensiones que varían según el riesgo que quiera asumir el partícipe (conservador, moderado o arriesgado). De esta manera, los planes de renta fija se posicionan como el producto con menos riesgo y como consecuencia, ofrecen una rentabilidad inferior. En el otro extremo se sitúan los planes de pensiones de renta variable que representan un beneficio mayor a cambio de asumir una inversión más intrépida. Asimismo, en un término medio, se localizan los planes mixtos que combinan características de los de renta fija y variable.

No obstante, al tratarse de un instrumento financiero de ahorro a largo plazo en el que el partícipe va realizando aportaciones periódicas que se invierten en los mercados, a la hora de contratar este producto, se debe optar siempre por uno cuya política de inversión se adapte a las necesidades y al perfil de riesgo de cada persona, para lo cual será clave el asesoramiento de un profesional.

¿Qué ventajas ofrecen?

Uno de los principales beneficios de los planes de pensiones es su flexibilidad, dado que se pueden hacer aportaciones de manera periódica o extraordinaria y estas se pueden invertir a su vez en diferentes productos de mayor o menor riesgo y en función del perfil del ahorrador. 

Además de por jubilación, los planes de pensiones se pueden cobrar en casos de invalidez, fallecimiento, dependencia, paro de larga duración y enfermedad grave propia o de un familiar directo, existiendo igualmente flexibilidad en su forma de cobro. Se pueden percibir en capital, renta o combinaciones de ambas, y en disposiciones puntuales.  

En caso de fallecimiento, este producto de ahorro es también un excelente instrumento para legar parte del patrimonio a los herederos, ya que tributan por rendimientos del trabajo y no por sucesiones.

¿Cuándo contratar?  

Los expertos coinciden en señalar que la contratación de un plan de pensiones debe empezar cuanto antes, a poder ser al comienzo de la vida laboral, porque de esta manera se generará más ahorro a largo plazo, ya que el tiempo favorece el efecto multiplicador del ahorro. Asimismo, recomiendan planificar las aportaciones en un calendario por sus numerosas ventajas. Entre las más destacables, cabe señalar que este modelo de inversión fomenta el hábito del ahorro a largo plazo, evitando así alcanzar una jubilación sin sobresaltos de una manera constante y metódica, además de obtener mejores resultados, ya que la rentabilidad se extiende en el tiempo.

A su vez, al periodificar las aportaciones el partícipe conseguirá en términos globales un resultado más consistente y con menor volatilidad, que con una planificación a largo plazo.

¿Cuál es la máxima cantidad de dinero que se puede aportar?

Las aportaciones de un plan de pensiones disminuyen la base imponible del IRPF cada año con unos límites que dependen del tipo de aportación.

En las aportaciones individuales, desde el 1 de enero de 2022, el límite máximo de reducción en Navarra es el mismo que para el territorio común, es decir, es posible desgravarse la menor de estas cantidades: hasta 1.500 euros, siempre que no supere el 30% de los rendimientos de trabajo o actividades económicas si el partícipe es menor de 50 años o el 50% de los rendimientos de trabajo o actividades económicas si tiene 50 años o más. 

Asimismo, en las aportaciones a favor del cónyuge, éste tendrá que cobrar menos de 8.500 euros anuales. Cuando se da este caso, el cliente podrá desgravar 1.000 euros anuales como máximo.

En el caso de las aportaciones en favor de personas en grado de parentesco con discapacidad, cada aportante podrá desgravar hasta 10.000 euros al año, pero entre todos no podrán superar la cantidad de 24.250 euros anuales.