La contaminación atmosférica constituye una amenaza global para la salud humana y los ecosistemas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 más de 4,2 millones de personas perdieron prematuramente la vida en todo el mundo debido a la mala calidad del aire. En España se registraron 25.000 muertes prematuras, de las cuales 10.000 estuvieron relacionadas con episodios de contaminación del aire. Estas cifras alarmantes se deben principalmente a las partículas finas (PM10 y PM2,5), responsables de la muerte prematura de 17.000 personas, así como a la exposición al dióxido de nitrógeno (NO2) y al ozono (O3), que causaron la pérdida prematura de 4.800 y 2.400 vidas respectivamente.

A pesar de que Navarra ha logrado mantenerse dentro de los límites de contaminación estipulados por la legislación europea, aún enfrenta el desafío de alinearse con las directrices más estrictas de la OMS para una protección óptima de la salud. Según estos parámetros, en 2022 toda la población de Navarra y cerca de dos tercios de su territorio estuvieron expuestos a niveles de contaminación perjudiciales tanto para la salud de las personas como para el medio ambiente.

La Comunidad Foral de Navarra se esfuerza por alcanzar los objetivos del plan “Contaminación Cero” del Pacto Verde Europeo, buscando reducir la concentración de contaminantes a niveles seguros para 2050. Para ello, se han implementado varias iniciativas en Navarra, incluyendo la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la disminución de la contaminación por ozono troposférico, la promoción de energías limpias y el fomento de un transporte sostenible.

Para mejorar la calidad del aire en Navarra a corto plazo es vital superar varios desafíos clave. Uno de los principales es ampliar la red de vigilancia de la calidad del aire para cubrir áreas actualmente no monitorizadas, incluyendo la zona septentrional de Navarra, Tierra Estella y el Pirineo navarro. Además, se debe evaluar el impacto del ozono en la vegetación natural y en los cultivos comerciales de la Ribera de Navarra, donde persisten altas concentraciones de ozono, para proteger los ecosistemas y reducir el impacto económico en el sector agrícola.

Reducir el tráfico rodado es otro objetivo clave, promoviendo la renovación del parque móvil y desincentivando la circulación de vehículos diésel adquiridos entre 2009 y 2018, conocidos por el fraude del diésel, así como vehículos SUV de gasolina comprados a partir de 2019, que emiten altos niveles de compuestos orgánicos volátiles. También se propone mejorar la Zona de Bajas Emisiones creada en el Casco Antiguo de Pamplona, implementando restricciones más rigurosas para vehículos sin etiqueta ecológica y furgonetas de reparto, que son altamente contaminantes (vehículos diésel antiguos). Además, es crucial controlar la quema de biomasa para calefacción y promover el uso de estufas y pellets certificados para reducir el incremento de contaminantes detectado en los últimos años por esta actividad.

En el Instituto de Biodiversidad y Medioambiente (BIOMA) estamos comprometidos con avanzar en la comprensión y mejora de la calidad del aire en Navarra. Nuestro enfoque incluye la monitorización de contaminantes en los Pirineos, lo cual nos proporcionará datos esenciales para evaluar los niveles de contaminación en esta zona clave. Además, realizaremos estudios epidemiológicos para investigar la relación entre la contaminación y la salud pública, proporcionando información valiosa sobre los impactos a largo plazo de la calidad del aire en la población.

Un elemento fundamental de nuestra metodología es la implementación de una red de sensores de última generación para medir la calidad del aire en el Campus de la Universidad de Navarra. Esta innovadora red no solo ofrecerá información actualizada sobre la calidad del aire en un contexto urbano, sino que también se convertirá en un referente para futuras iniciativas de seguimiento ambiental en otras regiones.

También, queremos estar a la vanguardia en el desarrollo de modelos predictivos basados en inteligencia artificial, diseñados para identificar con antelación episodios de alta contaminación atmosférica. Esto nos permitirá reaccionar de manera más ágil y efectiva ante estas situaciones de emergencia ambiental. Con estas medidas, BIOMA aspira a posicionarse como un actor clave en la lucha contra la contaminación del aire y en la protección de la salud y el bienestar de los ciudadanos de Navarra.

Todas estas acciones combinadas representan un esfuerzo holístico para abordar los desafíos de la calidad del aire en la Comunidad Foral, protegiendo la salud de sus habitantes y preservando el entorno natural de la región. Para lograr un impacto significativo es crucial la colaboración entre diferentes sectores y la implementación efectiva de políticas y estrategias específicas. En este marco, resulta preciso reconocer que la lucha contra la contaminación atmosférica, una responsabilidad colectiva, requiere de un compromiso firme y coordinado no solo a nivel local en Navarra, sino también a escala global.