En la base de la arquitectura jurídica de nuestro autogobierno está la Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra, de la que se ha conmemorado recientemente el 40 aniversario. Esta norma, que asegura la continuidad histórica del régimen foral como solución autonómica singular de Navarra, establece el marco en el que se desarrolla en nuestra comunidad el artículo 3 de la Constitución Española de 1978, que prevé que las demás lenguas españolas diferentes al castellano serán también oficiales en sus “respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus estatutos”.

La Constitución, por tanto, no contiene un modelo lingüístico cerrado, sino que la concreción del modelo será determinada por cada comunidad, sin garantizarse un estándar mínimo de protección de las lenguas propias. Este es el tema que aborda esta edición de Foro Hiria, proponiendo a los ponentes que aporten elementos para entender cómo se introdujo en la Lorafna la pluralidad lingüística propia de nuestra comunidad y cómo se determinó el estatus del euskera en Navarra, que ha condicionado en estas cuatro últimas décadas, tanto la política lingüística pública, como su recuperación y desarrollo social.

Porque si bien el texto consensuado en la cámara navarra fijaba el euskera como lengua oficial, junto al castellano, en todo el territorio foral, fue en el ámbito de la comisión negociadora navarra, al margen de la voluntad del Parlamento, como se estableció la zonificación del euskera.

De este modo, el artículo 9 de la Lorafna, define el castellano como la lengua oficial de Navarra y reserva al euskera una oficialidad limitada a unas “zonas vascoparlantes” que no concreta, sin establecer tampoco ningún criterio para el legislador de la “ley foral que determinará dichas zonas”.

Desde 1982, el euskera ha tenido un desarrollo social en el que el marco jurídico establecido ha determinado en gran medida las políticas públicas para el fomento de su aprendizaje y su uso. El estatus que los poderes públicos confieren a las lenguas condicionan el desarrollo de éstas en la sociedad. Así ha pasado en Navarra con el euskera, de manera que su desarrollo en la Administración y en la vida social han venido determinados por la norma lingüística vigente en Navarra. Hoy día, por ejemplo, conceptos como “zona no vascófona”, que emanan de esa zonificación apuntada en la Lorafna, han permeado ya en la mentalidad social y se convierten en trabas para el fomento de la lengua en todo el territorio.

Reconocer la importancia del marco jurídico para el desarrollo de la lengua exige también resaltar que la lengua es un fenómeno social y, en este sentido, el euskera está como está hoy día en Navarra gracias, fundamentalmente, a la comunidad vascohablante y a aquellas navarras y navarros que, aun sin saber la lengua, han querido que sus hijas e hijos la sepan desde pequeños y que el euskera forme parte de su bagaje cultural. Hay una parte de la sociedad navarra que muestra una adhesión inquebrantable hacia la lengua. Sin embargo, hay también sectores sociales que no cuestionan la zonificación establecida en la Ley, o que no ven conveniente el fomento de la lengua.

El euskera sigue siendo hoy, como lo era hace cuatro décadas, un elemento intrínseco de la identidad e historia de Navarra y del que, sin embargo, existen posiciones muy diferentes. Quizá el enquistamiento histórico de este tema tenga que ver con la solución nada equitativa que se le dio en la Lorafna a la gestión pública de nuestra diversidad lingüística, diferente al de todas las demás comunidades de nuestro entorno.

Quiero subrayar el interés que para el debate social tiene el tema que se ha tratado en este Foro Hiria, porque, sin duda, será esclarecedor el análisis desde una perspectiva jurídica y social de los ponentes.

Agradezco, por ello, a DIARIO DE NOTICIAS esta iniciativa y a las personas asistentes su participación. Estoy convencida de que este debate contribuirá a que, como sociedad, podamos reflexionar y consensuar sobre un marco mejor.

Ana Ollo en el Foro Hiria