El lobo era tan fiero como lo pintaban. Sin duda. Con dos jefes de la manada, Dembélé Mbappé, capaces de destrozarte en cualquier momento. Una pena, porque una vez más se repitió la misma historia. Una buena actuación de la Real, sobre todo en una primera parte en la que pudo debió ponerse por delante si no hubiese perdonado tanto, y dos concesiones que acabaron en sendos goles que le acabaron condenando casi a la muerte en Europa. Un gol a balón parado y otro en una contra. ¿Les suena el relato? Porque en Roma fue exactamente igual. Y que conste que, para que quede en el recuerdo y para defender a esta plantilla y a este entrenador, aquella derrota en el Olímpico, que acabó provocando el adiós prematuro de la Europa League, fue el único partido que había perdido la Real en sus últimas quince salidas por el viejo continente. Ningún reproche a estos futbolistas, que acabaron primeros de grupo contra el mejor equipo de Italia, de Portugal y el Salzburgo, ahí queda eso, y que sufrió la peor de las suertes en un sorteo que se recordará para siempre al no haber podido salir peorTerrible. El cuento fue tan parecido a la batalla de Roma que hasta la oportunidad más clara para los realistas también la tuvo Merino pero en esta ocasión, con 0-0 en lugar del 1-0 de entonces, su violento disparo lo escupió el larguero.

Para ser sinceros, esto es lo que se denomina un baño de realidad. La Roma competía en la segunda competición continental, pero luego alcanzó la final, cierto, mientras que en esta oportunidad enfrente se encontraba el gigante PSG, candidato a luchar por ganar por fin su primera Champions. Un equipazo y un plantel extraordinarios, por encima probablemente que cualquier equipo de la Liga. Decía un realista que no había entendido nada, que la campaña pasada sólo habían sido inferiores a la Roma en dos de los 180 minutos que había durado la eliminatoria. No tenía nada que ver con eso. Es otro nivel físico, mental y de colmillo. Lo que sucedió fue lo normal; lo extraño era la superioridad realista en la primera parte. Nada es casualidad a este nivel. Aperribay sólo pedía llegar a este cruce con la plantilla en plena forma y, como en años anteriores, los realistas se presentaron a la cita en precario. Insistimos, no le pudo sorprender a nadie el 2-0 y la reincidencia en muchos de esos detalles que deciden encuentros en la alta competición. Sin ánimo de querer señalar a ningún jugador ni al entrenador.

La verdad es que todo había comenzado torcido. Oyarzabal no llegó a tiempo. No se puede decir que no lo haya intentado todo para recuperarse, pero al final el estado de su rodilla le puso en su sitio. El capitán no logró superar las molestias que le generó el impacto con Gazzaniga. Como él es así, primero intentó jugar sólo tres días después en Palma en la ida de la semifinal de Copa a pesar de que apenas podía apoyar la pierna. Después pasó consulta en Madrid y comenzó su particular contrarreloj para darle la vuelta a un contratiempo que desgraciadamente no evolucionó como pensaba. Cada día sin entrenar era una derrota. No jugó ante Osasuna, pero Mikel apuró hasta la última opción hasta que el cuerpo ayer le dijo no en el entrenamiento previo al duelo. Por eso es el alma del equipo y enarbola el espíritu guerrero de esta Real. Eskerrik asko por tanto sacrificio, los dos partidos de vuelta y la gloria en ellos te esperan.

Imanol apostó por su esperado once de gala sin el 10. André Silva fue el elegido para jugar en la delantera, algo lógico, sobre todo porque es un futbolista mucho más fiable con la pelota que Sadiq y las pérdidas y posteriores contras de los locales eran sinónimo de tragedia. No se podía quejar el portugués, titular en la gran noche por ahora de la temporada, algo que ha estado muy lejos de ganárselo por méritos propios contraídos en una campaña muy decepcionante hasta la fecha. Pero la única realidad es que se le sigue esperando, como demostró Anoeta al dedicarle una cariñosa ovación cuando fue cambiado ante Osasuna tras otra discreta tarde.

En el PSG, donde muchas voces aseguraban que tenía un visitante inesperado en forma de virus que había dejado KO a Kang-In Lee, saltó la sorpresa al quedarse fuera en el lateral izquierdo Lucas, hermano de Theo, para que entrase Beraldo. Fabián fue el elegido para actuar de pivote con armas de destrucción masiva en la delantera con el tridente DembéléMbappé y el joven Barcola.

Lo del PSG con la Champions no tiene nada que ver con el amor, se llama obsesión. No hay más que escuchar las preguntas de las ruedas de prensa que giran todas en torno a la frustración que sienten por no haber logrado jamás levantar la orejona. Eso anunciaba una salida en tromba de los locales. Pero si los realistas conseguían mantenerse firmes, no aflojar y demostraban personalidad, el tiempo podía jugar a su favor. Y así fue. Al minuto de juego un robo de la Real lo culminó André Silva con una rosca que se le escapó fuera. Los parisinos apretaban muy arriba y fuerte y, a los seis minutos, un robo de Vitinha, de largo el mejor local, y su posterior pase Mbappé, permitió ver la potencia del mejor jugador del mundo en su máximo esplendor, aunque su finalización la intuyera y detuviera un gran Remiro. Pese a que las pérdidas eran constantes, lo cierto es que tampoco hubo que destacar ocasiones claras de los locales que, como se esperaba, acabó aflojando revoluciones. Pasado el cuarto de hora, ya con la Real mejor plantada, Kubo firmó su carta de presentación en el duelo en una jugada individual que terminó con un flojo remate tras dos preciosos recortes. A los 21 minutos, el nipón sirvió un gran centro que Silva, que completó una gran primera parte, estuvo a punto de alojar en la escuadra. 

El PSG sólo volvió a generar peligro en una acción a balón parado que Barcola cabeceó fuera. En el último minuto, cuando la mayoría de los realistas firmaban llegar con tablas y sin sobresaltos al entreacto, Merino sacó astillas del larguero con un zurdazo imponente a pase de Brais. El navarro optó por el golpeo fuerte en lugar de una rosca para colocarla. Así se llegó a la conclusión de una ilusionante primera parte en la que la peor noticia fue la amarilla que vio Le Normand y el hecho de haber perdonado tanto.

En la reanudación la Real dio la sensación de arrancar igual de fuerte, con un Zubimendi más protagonista, pero de repente se activó el huracán Mbappé y se llevó todo lo que se encontró por delante. Tras un primer susto, llegó su gol (lleva 31 en 30 partidos, a la altura de los mejores Messi y Cristiano) al aprovechar un balón peinado por Marquinhos. No sabemos la desconexión que sufrió Traoré, que tuvo que ser atendido y dejó al equipo con uno menos, lo que acabó siendo una alfombra roja hacia la portería de Remiro, que llegó un poco tarde. Otra pérdida de Barrenetxea que estuvo horrible acabó con un larguero tras tocar el meta de Cascante de la bestia parda que olía sangre y ya era imparable. En el minuto 70, Galán perdió una pelota y la contra conducida desde su campo por Barcola dejó atrás a un frágil Traoré y superó a un Remiro que salió tarde y sin cubrir mucha portería. Lo más triste es que pudo ser incluso peor, ya que Asensio Kolo estuvieron cerca de anotar la sentencia. Sólo Pacheco pudo abrir la puerta a la esperanza, pero su remate se fue alto tras un servicio de Kubo.

Da rabia y es triste porque esta Real no merecía tener tan mala suerte en una Champions en la que aún no había estado por debajo en el marcador y en la que había protagonizado el mejor juego en varias fases de sus encuentros. Y que conste que aquí no se rinde nadie. A estos, que son muy irregulares y fuera pierden fuelle y crédito, se les puede dar un buen susto en un Anoeta que seguro empujará más que nunca a sus gladiadores. Pero… En las horas previas, un taxista parisino que llevó a unos periodistas guipuzcoanos se moría de risa cuando uno decía que su pronóstico era un empate: “Sois profesionales, no deberíais hablar con el corazón. Yo creo que un 3-0 es un buen resultado para la Real contra este PSG”. Todo es según el prisma con el que se mire y se analice la situación. Según este especialista, los realistas tampoco salieron tan heridos del Parc de Princes. Nuestros héroes vuelven indemnes de la dura noche de ayer. Como suena, porque es mérito suyo presentarse en el Olimpo del fútbol continental. Fue tan hermoso verles jugar tan bien en la primera parte… Les esperamos en Anoeta. Torres más altas han caído en Donostia.

PSG 2

Real Sociedad 0

PSG Donnarumma; Hakimi, Marquinhos, Danilo (Lucas Hernandez, m.72), Beraldo; Zaïre-Emery, Fabian Ruiz, Vitinha; Dembelé (Kolo Muani, m.83), Mbappé, Barcola (Asensio, m.72).

REAL SOCIEDAD Remiro; Traoré, Zubeldia, Le Normand (Pacheco, m.78), Galán (Aramburu, m.88); Brais Méndez (Turrientes, m.78), Zubimendi, Merino, Barrenetxea (Zakharyan, m.66); Kubo, André Silva (Sadiq, m.78).

Goles 1-0, m.58: Mbappé. 2-0, m.70: Barcola.

Árbitro Marco Guida (ITA), amonestó a los visitantes Le Normand (36) y Traoré (92)

Estadio Parque de los Príncipes de París, unos 48.000 espectadores.

Los partidos de octavos de final

Lazio-Bayern 1-0

LIGA CONFERENCIA

EL BETIS, CONTRA EL ZAGREB

Debuta Mendilibar. Mientras el Villarreal aguarda un adversario con el que afrontar los octavos de final de la Liga Europa y que saldrá de los duelos de clasificación del torneo, el Betis se enfrenta hoy en el Benito Villamarín al Dinamo Zagreb en la Liga Conferencia (21.00), a donde cayó procedente del segundo evento europeo y donde coincide con Jose Luis Mendilibar, recién contratado por el Olympiacos y que debuta esta tarde frente al Ferencvaros (18.45). En las próximas dos semanas quedarán configurados definitivamente los octavos de la Liga Europa y de la Liga Conferencia.