Incomparable comunicadora que nos acaba de dejar: Se me queda corto el título de “primera reina de las mañanas televisivas” en el que coinciden nueve de cada diez piezas sobre su muerte.

Es cierto que lo fue, y además, con merecimientos, en una época en la que todavía no había costumbre de encender la caja no tan tonta a esas tempranas horas. Pero antes de lograrlo, atesoraba un buen puñado de años haciendo un periodismo más que notable, me atrevo a decir que, especialmente, en la radio, donde siempre quiso hacer política, su gran pasión.

Pero los designios del oficio y aquel ser incalificable llamado Jesús Hermida la llevaron al entretenimiento como género y a la televisión como formato. Y ahí hizo historia. Descanse en paz.