Trabajadores médicos de provincias como Hunan (centro), Jiangsu (este) y Shandong (este) han viajado ya o serán destinados a Pekín, que lidia con un aumento de la presión hospitalaria ante la propagación de la covid-19, según medios locales.

Alrededor de 160 trabajadores sanitarios, especializados en dolencias respiratorias y en atención crítica, viajaron este jueves a Pekín desde Changsha, la capital de la provincia de Hunan, según una información divulgada por el portal de noticias The Economic Observer que posteriormente desapareció de su página web, aparentemente presa de los censores.

Fuentes citadas por el medio aseguran que otros especialistas de las provincias de Shandong, Jiangsu y Fujian ya se han desplazado a la capital o "lo harán pronto", extremos no confirmados oficialmente por las autoridades.

En las últimas semanas, después de que China relajase la política de 'cero covid' en favor de una estrategia de convivencia con el virus, la capital china ha sufrido una ola de contagios que ha dejado largas colas en las urgencias de los hospitales, según testimonios en las redes sociales del país.

"El tiempo promedio de espera en la sala de emergencias de nuestro hospital es de entre tres y seis horas", aseguraba una doctora capitalina a The Economic Observer, que añadía que "ya es difícil encontrar una cama disponible entre las 80 plazas de cuidados intensivos" de su clínica.

La médica resumía así la situación en su lugar de trabajo: "Antes, una enfermera atendía a un paciente en cuidados intensivos. Ahora, ha de atender a seis".

La oleada de infecciones también ha afectado a los trabajadores sanitarios pequineses, lo que ha causado una reducción de la mano de obra disponible en el momento en el que más se necesita.

Medios hongkoneses como South China Morning Post también informan del envío de cientos de especialistas procedentes de otras provincias con destino a Pekín, citando filtraciones de documentos de los gobiernos locales.

En las últimas semanas, las autoridades chinas han retirado buena parte de las draconianas medidas que conformaban su estrategia de tolerancia cero contra el coronavirus, asegurando que en esta "nueva situación" el virus provoca menos muertes.

Sin embargo, el fin de la obligación de someterse a pruebas PCR rutinarias para la mayor parte de la población se ha traducido en una detección de casos sensiblemente menor, toda vez que los asintomáticos y aquellos con síntomas leves tienen luz verde de las autoridades para hacer cuarentena en su casa.

En los últimos días, también han surgido dudas sobre la fidelidad de los datos de fallecimientos que ofrecen las autoridades sanitarias, que apenas cuentan un puñado de ellos debido, según un experto citado por la prensa oficial, a que las muertes causadas por enfermedades subyacentes en pacientes que estaban infectados por el coronavirus no se cuentan como muertes por covid.

Asimismo, las autoridades se preparan para hacer frente a la siguiente oleada de contagios, prevista según los expertos chinos para las vacaciones por el Año Nuevo Lunar, la mayor migración anual del mundo y que en 2023 tendrán lugar entre el 21 y el 27 de enero.

Así, el Ejecutivo ya ha pedido a los Gobiernos locales que den prioridad a los servicios de salud en las zonas rurales "para proteger a la población", señalando "su relativa escasez de recursos de atención médica", la alta movilidad durante las vacaciones y los viajes de los trabajadores migrantes que regresan a sus lugares de origen.

Según los datos oficiales, China sumó este jueves 3.761 nuevos casos de covid y no registró ninguna muerte por la enfermedad, aunque entidades investigadoras internacionales como la británica Airfinity estiman que el país asiático está lidiando con un millón de nuevos infectados y hasta 5.000 muertes por el virus cada día.