La verdad es que escribir no es lo mío, soy más de hablar, tú bien lo sabes Ciri... Pero tenía que hacerlo porque te fuiste sin tiempo para despedirnos y esta es mi forma de decirte adiós, o mejor dicho, hasta luego.

El domingo pasado os dije a ti y a Susana: "Hasta el finde que viene", sin sospechar que unas horas más tarde te ibas a caer desde lo alto del andamio hasta el suelo de una calle de tu querido Puente la Reina/Gares, el pueblo que te viera nacer y crecer.

Fue en la calle de donde salen las vacas en fiestas. Esas vacas que tanto te gustaba recortar, no sólo en Puente, sino en todas las plazas y pueblos de Navarra. Íbais la cuadrilla de amigos Evaristo, Josemi, Bailachi o Tano, ente otros, y hacíais las delicias del público que se agolpaba tras la barrera. Qué arte tenías recortando, qué salero. Con qué alegría lo hacías todo, Si hubiera que buscar un adjetivo que te definiese, ese sería el de alegre. Eras un jatorra, irradiabas alegría allá por donde ibas.

Todos los días cuando llegabas al bar nos saludabas con un baile marca de la casa, lo mismo te daba un vals, que salsa, que un rock&roll, siempre con la gracia que te caracterizaba. Luego nos invitabas diciendo: "¿Alguien quiere tomar algo aparte de este cuerpazo? ¿Cómo ibas a pensar que ese, tu cuerpazo, fuera a estar tan solicitado e iba a servir a otras personas para poder seguir viviendo? Y es que fuiste generoso incluso en la muerte.

Como generoso eras cuando los días de batida de jabalí preparabas el almuerzo para tus colegas de cacería: "Ellos disfrutarán mucho almorzando, pero yo mucho más preparando", decías. "¿Has matado algún cuto hoy?", te preguntaba. "Que va, me han salido dos pero nada, el otro día me salió otro y tampoco, estoy gafado". Tengo la sensación de que errabas el tiro porque querías demasiado a los animales.

Y es que Ciri, eras un enamorado de la naturaleza y de los animales. De ahí tu afición por los bonsáis a los que cuidabas con gran mimo, ayudado por el amigo Sebas, y la pasión con la que nos hablabas de los animales que cuidabas en casa o de los animales exóticos que habías visto en Internet y que te habían llamado la atención. Echaremos de menos tus clases de naturaleza.

Y sobre todo, te echaremos mucho de menos en las birras de la tarde en el Jubi con Osa y Lesi, en el vermú del domingo en la Cata, en las comidas y cenas en el Centro, en las partidas de mus, en Gazólaz animando al Infanzones...

Te recordaremos siempre, en todos los sitios y toda nuestra vida, en especial cuando estemos con Susana y tus hijos Joseba y Zuriñe, entonces será como volver a verte, con tu mirada risueña y tu sonrisa de niño travieso.

¡Hasta siempre Ciri, amigo!