la tele nos ha hecho impacientes. Los programas cambian de contenido cada pocos minutos, las series introducen un giro inesperado cada vez que toca ir a publicidad y hasta las votaciones de Eurovisión se limitan a dar de viva voz la máxima puntuación mientras los votos menores aparecen por la pantalla a toda velocidad y antes de decir adiós ya dicen hola al siguiente país. Y en esas, llega Telecinco y recupera ¡Allá tú!, el juego aquel de las 22 cajas, que el concursante va descartando una a una hasta quedarse con la última y que la gente veía precisamente en aquellos tiempos en los que en Eurovisión conectaba con 25 países, a veces más, para repartir uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, diez y doce puntos a las canciones de la noche.

Ver ¡Allá tú! ahora es como volver a ver aquella vieja y lenta Eurovisión que hoy va acelerada y lo decide todo en el minuto final entregando un millón de votos de golpe y porrazo para que ni veas de donde vienen. A este acelerón, Tele 5 ha respondido recuperando el juego de las cajas con la misma soporífera calma y sus mismos soporíferos tiempos muertos de unos tipos que cada vez que abren una caja, en vez de mostrarnos la cifra que está en juego, se dedican (¿qué necesidad?) a decirnos su nombre, de dónde vienen, a qué se dedican y lo felices que están y así todas las semanas, porque todas semanas son los mismos tipos con el mismo nombre, el mismo lugar de procedencia, la misma profesión y el mismo entusiasmo sobreactuado por ver ganar a un compañero mientras ellos siguen en el redil. 

En la versión añeja del concurso (la de los euros, euros, dubidú de hace casi 20 años), Tele 5 escondía en una caja cada tarde un cheque de 600.000 euros (además de otros de 240.000, 120.000, etc.) pero en la triste versión de ahora (en la que ya no hay canción ni dibujitos animados) el premio gordo ha bajado a 250.000 pese a que el programa es semanal, se emite en prime time y la vida se ha encarecido un pico. La consecuencia es que los concursantes se arriesgan menos y el juego pierde emoción, si le quedaba alguna porque alguien muy torpe ha decidido espoilear cada entrega poniendo al inicio imágenes demasiado explícitas de lo que va a pasar esa noche.

Además para evitar la fuga de espectadores cuando las cajas vienen mal dadas y los pocos premios buenos (que ahora son menos) se han esfumado, se han inventado un juego alternativo con otro premio tacaño, y todavía menos posibilidades de ganarlo, al que nadie nunca quiere jugar para desesperación de Jesús Vázquez, que le toca ofrecerlo como quien vende una tirita para curar una hemorragia. Dicen que ¡Allá tú! estaba llamado a volver a ser diario, pero visto lo visto, o aceleran el ritmo y suben la pasta o efectivamente esto acaba en hemorragia.