David Blaine coge un vaso de vidrio vacío en el plató de Jimmy Fallon, en un gesto limpio consigue que aparezca lleno de agua y se lo bebe ante las cámaras y el público. Un truco sencillo y efectivo. Pero entonces comienza a contraer y dilatar los músculos de la garganta como si ahí dentro hubiera algo que le incomodara y expulsa por la boca una rana. Una rana viva. Blaine es un enorme ilusionista norteamericano.

Derren Brown hace pasar a un voluntario a una de las dos celdas gemelas de una antigua prisión británica. Él entra en la otra. En ambas sólo hay una silla, una pizarra negra y una tiza. Derren anota en la suya exactamente los movimientos que el voluntario ejecuta en la otra. Se cruza de brazos. Se rasca una oreja. Lo hace segundos antes de que ocurra. Le pide que dibuje algo en su pizarra, lo que sea. Él se le adelanta un instante, con el mismo dibujo. Brown es un mentalista británico, un crack de la manipulación psicológica.

Jorge Blass pide a una voluntaria que entre en su lista de amigos de Facebook en la tablet que le acerca. Sin mirar la pantalla ella coloca el dedo sobre uno de ellos. En pocos segundos una caja de cartón como la que contendría una lavadora desciende sobre el escenario levitando. Jorge ayuda con sus manos a que se pose en el suelo, golpea su parte superior y de ahí emerge la persona señalada aleatoriamente en la pantalla. Esta ilusión de teletransporte absolutamente espectacular ha hecho abrazarse, reírse, emocionarse y llorar a decenas de personas de Madrid a Las Vegas. Anoche Jorge Blass y yo mantuvimos una conversación más que una entrevista sobre el escenario de la Sala BBK de Bilbao para inaugurar el Festival Ja! de Literatura y Humor, dedicado este año a la magia. Fue un placer. Sin clichés. Puro. Además de un artista que no para de crecer, Jorge es tan generoso que ya en la calle hizo un par de trucos a mi hijo y dos amigos que los dejaron disecados media hora. Últimamente me está ocurriendo esto de compartir trabajo con profesionales brillantes que también son buenas personas. Auténtica magia.