Algunas noches del fin de semana, en el Polígono Areta se observa una sospechosa presencia de coches. Los vehículos parecen rastrear movimientos en las calles perpendiculares a la vía principal. En algún momento se dividen. De vez en cuando aparece una patrulla policial. Esta zona industrial cercana a Pamplona, con calles anchas, es propicia para quedadas que convocan carreras clandestinas. Ha habido citas a las que han acudido decenas de automóviles. Algo similar ocurre en el polígono de Tajonar, cerca de las instalaciones de Osasuna. Antes de comprobar quién es más hábil en el manejo de los pedales, el primer desafío es dar esquinazo a la policía. A veces pasa. Otras no. En la madrugada del domingo fueron inmovilizados dos vehículos que hacían carreras en la NA160, en Tudela. Uno de los conductores dio positivo en cocaína y cannabis: 1.500 euros de multa y 12 puntos menos. El riesgo ejerce una atracción en la gente joven, aderezado con el afán de destacar ante el grupo; si es eso lo que marca diferencias, podrían elegir el salto en paracaídas o la escalada libre y no amenazar la vida de otras personas y la suya. Un signo de madurez es saber el momento de la vida en que hay que levantar el pie del acelerador y pisar el freno.