8-M: Así no

Con el 8-M, estamos habituados a que los logos de todo tipo de entidades se tiñan estos días de color morado. Ningún problema con eso, ya que ayuda a visibilizar la causa y a que muestren su adhesión a ella. El problema viene con quienes quieren aprovechar el carro del feminismo para lo de siempre: hacer caja. De marketing sabe un rato Itziar Oltra, profesora en la Universidad de Valladolid, que este año ha vuelto a recabar ejemplos flagrantes de lo que se ha venido en llamar “purple-washing”. Y haber, hay unos cuántos. Como zanja ella, son formas de no saber de qué va la movida.

8-M: Así sí

Afortunadamente, también los hay que celebran el 8-M sin pretender sacar beneficio. Divulgan y dan visibilidad a mujeres y a lo hecho por ellas a lo largo de una historia que, a menudo, nos ha tenido silenciadas. Cada vez me gustan más las cuentas en redes de museos que comparten, gratuitamente, explicaciones detalladas sobre algunas de sus obras. La National Gallery británica elegía celebrar el 8-M hablando de Artemisia Gentileschi, una de las artistas más importantes del siglo XVII, de la que, desgraciadamente, no aparecía una sola línea en mis apuntes de Historia del Arte (y eso fue hace sólo unos años).

El Hombre

No hay un 8-M que pase sin la consiguiente pregunta de “¿Y el día del hombre para cuándo?”. Uno pensaría que estas tonterías están ya tan sobadas que han perdido efecto, pero ahí está la irredenta Isabel Díaz Ayuso, dispuesta a contentar a su parroquia cada vez que puede y, de paso, a darnos una nueva dosis de vergüenza ajena al resto. Porque sí, ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid la que ha soltado semejante memez en mitad de un acto institucional, sin vergüenza alguna y no digamos ya respeto por el cargo que representa. El día del tonto es el 1 de abril, Isabel. Apúntalo, que no se te pase.

La excusa

Y mientras aquí estamos a nuestras cosas, Israel sigue masacrando Gaza. A estas alturas cuesta encontrar las palabras para no repetir todo lo que ya se ha dicho: que seremos juzgados por los ojos de la Historia por permitir este exterminio. David Jiménez reflexionaba en X sobre ello. “Jamás entenderé que los descendientes del Holocausto estén cometiendo estos crímenes”, escribía. “Nadie debería distinguir mejor el odio y la deshumanización que llevan a buscar la eliminación del otro”. No sé si lo distinguirán. La pregunta es hasta cuándo permitiremos que lo usen como excusa para cometer todo tipo de atrocidades.

Todo sigue igual

Israel escupe y la mayor parte de la comunidad internacional dice que llueve. En este tablero, debemos entender que cada pieza, por pequeña que sea, cuenta. Y Eurovisión es un altavoz muy potente, por eso no hay que dejar pasar que Israel sí va, finalmente, a participar. Lo hará con su plan C, porque Europa puede tolerar más o menos lo que están haciendo en Gaza, pero que encima te hagan no una, sino dos canciones presumiendo de ello, es demasiado hasta para el más pintado. La duda es si todo el revuelo que se ha generado servirá para algo (por ejemplo, para que les echen). De consecuencias reales, si eso, hablamos otro día.