Ya sé que no me vas a contestar ni a escuchar ni a ver, porque te moriste antes de nacer yo, por eso no te conozco, y me gustaría tener aunque sea una foto tuya para saber cómo mirabas, cómo tenías la nariz, la boca y las orejas.

Como por el momento no la tengo me voy a imaginar que estás aquí, en el pueblo, donde tú arabas, sembrabas, segabas, comías y dormías, alimentabas a las caballerías, a las mulas guapas, en la cabaña de Ubardo en las Bardenas, que allí me dijeron que hay una cabaña que llaman la cabaña de Ubardo, que así te conocían en el pueblo. Sé que cantabas a tus hijos mientras ibas y venías al campo una canción que me cantaba mi padre a mí acaballado en sus hombros y más tarde sobre la mula, hasta llegar al abrevadero a la entrada al pueblo. Y me he quedado con ella, porque me gusta y mientras la canto me acuerdo de él y te imagino en mi cogote. Es muy conocida. Te la canto: "De colores se visten los campos en la primavera, de colores son los pajarillos que vienen de fuera, de colores es el arco iris que vemos lucir y por eso los grandes amores de muchos colores me gustan a mí". Te la canto de un tirón y de memoria. Mientras tanto déjame que camine por los caminos que tú anduviste y contemple el paisaje que tú veías, los pájaros, los almendros, los olivos y las flores que tú veías y los trigales. Me dicen que me llamo así porque mi padre, que se llamaba como tú y como yo, me lo lo puso en tu honor. Me siento orgulloso.