Segunda quincena de noviembre, no diré día ni horario para no señalar personas, que está muy feo. Tengo que dirigirme a la casa de cultura-Kultur-Etxea de Zizur Nagusia. Consulto en internet, averiguo que puedo coger la línea 15 o la 18, pero no me queda muy claro en qué parada bajarme. Cojo la 18 y le pregunto al conductor si sabe qué parada queda cerca de la casa de cultura. Respuesta: “ ¿Y en qué calle queda la casa de cultura? No es el desconocimiento lo que me incomoda, sino su desdén, a mi juicio, al responder. Le digo que creo que creo que está cerca del arco de entrada a Zizur (no conozco el lugar). Dice que sí, pero sin más indicaciones. Bajo y, preguntando en la calle, llegó a mi destino. 

Viaje de regreso una vez acabada la actividad, de noche y lloviendo. Preguntando llegó a la parada y está la 15 parada con su joven conductor al lado. Le pregunto si ese autobús me lleva a Pío XII. Con mucha amabilidad me responde que sí, pero que da algo más de vuelta que la 18. Y añade que cree que está por llegar, pero que él sale en un par de minutos y que si no ha llegado la 18 llegaré antes en su autobús. Me explica la diferencia entre el servicio de la línea 15 y la 18. Espero abajo. En un par de minutos, y viendo él que no ha llegado la 18, me dice: “Sube, que te llevo yo, llegarás antes que esperando a la 18”. Todo sin perder esa actitud tan amable. En efecto, da un poco de vuelta, pero llego en poco tiempo. Le agradezco su amabilidad y bajo del autobús. Fin del trayecto. Igual el primer conductor tenía un mal día, no lo sé. Pero yo era un viajero con dudas sobre el trayecto y no me sentí atendido en condiciones. La actitud del segundo conductor me reconcilió con el gremio. Se lo quiero agradecer de nuevo, mila esker