Cuando lo simple se hace complejo, frecuentemente es para neutralizar o para engañar al destinatario. Trasladado a la campaña asfixiante de propaganda sobre la subida de las pensiones, ése parece haber sido su objetivo.

En mi caso (con una pensión inferior a la media y una discapacidad del 33%), comparando subida y retención la proporción es de 1 a 11; sí, el aumento de la retención es 11 (once) veces mayor que el alza de la pensión.

Por el contrario, la banca, energéticas (eléctricas, gas y demás combustibles), grandes distribuidores de alimentación y fabricantes de armamento con beneficios que crecen exponencialmente, tributan a la inversa, es de las menores de Europa. Así entienden la justicia fiscal lxs supermegaprogresistas.

Las pensiones no son gasto (como constantemente se remarca desde el Gobierno y masmedia), sino inversión. Gasto escandaloso e inútil socialmente es el destinado al Ministerio de Defensa (46.000 millones de euros) para participar -junto a la OTAN- en guerras decididas por los gringos y pagadas a escote por todos sus palanganeros a espaldas y sin consulta de sus respectivos pueblos.

¿Democracia avanzada?: amordazada y militarizada con soberanía subarrendada. Hemos tributado cuatro décadas y se pone en duda la sostenibilidad de nuestras pensiones, que en modo alguno son comparables a las de lxs políticxs (a la cabeza en Europa en número de cargos políticos y asesores) o militares (hay más generales en España que en China). Se saqueó la hucha de las pensiones y se han maquinado las fórmulas más complejas para reducir y vaciar nuestras escasas retribuciones.

En lugar de invertir tanto en propaganda, fórmulas magistrales y guerras, implantad un sistema fiscal justo y proporcional que atienda, sobre todo, a las clases más desfavorecidas, que decís proteger.

Eduardo Galeano ya alertaba cuando afirmó que “... si el voto cambiara las cosas, hace tiempo que se hubiera prohibido”. No engañáis.