Las locomotoras de carbón, los automóviles con motor del mismo mineral, las velas de grasa de ballena, las farolas de gas, las bombillas de filamento, el layar los campos o las cocinas económicas. Todos estos métodos no desaparecieron porque la gente dejase de desplazarse, de necesitar iluminación, de trabajar la tierra o de cocinar; con la innovación simplemente se transformaron en otros sistemas.

¿Qué fue primero el huevo o la gallina?, ¿la innovación o la transformación social? Según teorías uno u otro. Según teóricos uno u otro. Lo que está claro es que están intrínsecamente relacionados. Los cambios sociales hacen que los hábitos se transformen, el cambio de hábitos nos dirige irrevocablemente al cambio de medios. Medios más acordes a los tiempos, y preferencias.

Nadie duda que vivimos un momento de transformación. Nadie duda que incluso más profundo que todos los que vivieron nuestros antepasados y que antes hemos nombrado. En nuestra mano está si estas transformaciones mejoran las condiciones de vida de la ciudadanía. No podemos dar nada por garantizado.

El sector del comercio no es ajeno a estos cambios. Cuando la sociedad cambia el comercio cambia con ella, no hay sector más dinámico y que responda más directamente a los gustos sociales. No obstante, hay dos factores que diferencian los cambios anteriores del cambio que vive y vivirá durante los próximos años el comercio. Estos factores son la digitalización y la sostenibilidad. Seguro que les suenan.

Si estos dos factores afectan a todos los sectores sociales y económicos, se convierten en una auténtica oportunidad para el comercio de proximidad. Digitalización como factor clave de competitividad, sostenibilidad como diferenciación.

La digitalización reduce costes, amplia ingresos y proporciona información directa e instantánea. Es necesaria la formación en ella, dotar de herramientas a nuestros y nuestras comerciantes para hacer frente a los nuevos tiempos.

Las aplicaciones para gestionar almacenes e inventarios y su conexión automática con los terminales de venta ahorran tiempo a los comerciantes, tiempo que pueden invertir en otros temas mucho más productivos. La venta online no es exclusiva de los grandes operadores, los pequeños las usan con grandes éxitos. Esto amplía mercados. Un pequeño comerciante hoy no vende solo en Pamplona, Tudela, Estella-Lizarra, Tafalla o Lesaka; desde su tienda puede vender al mundo entero. Los datos son el negocio económico del futuro. Saber desde dónde han accedido a tu página web de venta, cuanto tiempo han accedido, que productos han mirado, o qué y cuánto han comprado son datos básicos que afinan las estrategias comerciales y aumentan las ventas.

Pero si la digitalización es una transformación importante, la sostenibilidad lleva implícita en el comercio local desde sus inicios. El cambio de hábitos de la sociedad no hace sino poner viento de cola al carácter sostenible del comercio de proximidad. La especialización en productos kilómetro cero, locales, artesanales o ecológicos son solo algunos de los componentes que optiman la oferta del comercio local.

Pero si hay algo que diferencia y agranda más si cabe al comercio de proximidad es que es nuestro. Las compras en ellos forman parte de nuestros recuerdos, de nuestras familias, de nuestros amigos; es más, conforme pasan los años nuestros comercios se convierten en parte de nuestra casa común. Una parte importante.

Lo que más rabia nos da a muchos es que comercios que han perdurado durante generaciones, negocios que siguen siendo rentables, se cierren. Es algo que como sociedad no podemos permitir, no podemos tirar a la basura oportunidades de crear riqueza.

El sector está trabajando muy bien. Pequeños empresarios, autónomos, cooperativas; de la mano de las asociaciones de comerciantes, están dando pasos de gigante en la buena dirección. Aprovechando las oportunidades que los nuevos tiempos ofrecen. Desde el Gobierno acompañamos con líneas de subvenciones, ayudas o asesoramiento que colaboran en alcanzar estos objetivos.

Jose María Arizmendiarrieta, fundador del grupo Mondragón, tenía una máxima: “El secreto no está en perdurar, sino en renacer y adaptarse”. Estos negocios han perdurado durante décadas, el renacimiento digital y sostenible les adapta a los tiempos.

Y es que si de algo estoy seguro es que nuestros comercios tienen mucho futuro. No van a ser iguales, serán otros comercios, pero la actividad va a seguir. Y van a seguir dotando de vida a nuestros barrios y nuestros pueblos. No hay alternativa.

*El autor es director general de Comercio y Consumo del Gobierno de Navarra