Osasuna lo perdió todo en Vallecas en cuatro minutos cuando dos golazos, dos leñazos desde fuera del área, le dieron la vuelta al marcador y le ponían la guinda a una segunda parte mucho mejor de los locales, que nada tuvo que ver con el espanto que escenificaron en la primera. El equipo de Jagoba Arrasate, otra vez, había empujado a los aficionados más animosos a sacar de nuevo la calculadora viéndose ya con los tres puntos en la cartera, pero un desenlace fatal esperaba en enredado en los minutos finales del encuentro. Victoriosos y apurados en el minuto 80 y derrotados y hundidos en el 84, esa es la manera amarga como se plasmó otra conclusión de partido horrible, la segunda después de la calamidad del encuentro en El Sadar con el Valencia.

Osasuna había sido arrinconado paulatinamente por el vigor del Rayo Vallecano, mucho más enérgico en su plasmación del juego –se fue llevando casi todos los duelos y pugnas, corrió más suelto, se empeñó en llegar–, y estaba haciendo permanecer a los rojillos demasiado cerca de su portería, también demasiado tiempo. Y de la proximidad y de la insistencia, el equipo que entrena el chantreano Íñigo Pérez se sacó dos golazos. No es necesario meterse hasta la cocina para acertar con la decisión, y eso hizo Chavarría, para empatar con un disparo cruzado que pasó entre un montón de compañeros y rivales; también repitió acción después Isi para firmar el segundo gol con un trallazo también desde el borde del área. En un visto y no visto, Osasuna terminó de languidecer, entregar el resultado y culminar un aplanamiento creciente en la segunda mitad en la que fue en algunas ocasiones un equipo sin fuelle, sin salida. Si las cuentas para ir a Europa se habían descuadrado el lunes ante el Valencia, ante el Rayo ya se dio el carpetazo definitivo al asunto.

Antes de la decepción del resultado con un final desagradable y frustrante, hubo momentos ilusionantes, nada que ver con lo que luego pasó. Osasuna se fue al descanso como dominador del marcador tras haberse mostrado mejor con el balón y, en términos generales, superior al Rayo. Bien colocado, intenso en las pugnas, aprovechando la trituradora de la banda derecha que ponían en funcionamiento continuamente Areso y Rubén García, los rojillos supieron alternar opciones para el ataque. De hecho, la primera gran oportunidad fue una virguería de Rubén García, con sombrero a un defensa y remate final fuera, que se había generado tras un largo desplazamiento de Jorge Herrando, un lujo teledirigido.

El equipo de Arrasate estaba siendo el mejor cuando llegó la lesión de David García, que se rompió en una carrera larga, que dejó su sitio a Catena. No se alteró Osasuna por el relevo en el eje de la zaga y siguió serio y seguro, sin dar concesiones. La única ocasión con cierto peligro la protagonizó Lejeune, en un disparo lejano de falta que Sergio Herrera solventó en dos tiempos. 

La pimienta del partido la estaba poniendo Osasuna y tras un aviso cinco minutos antes, en el 29 Moi Gómez se aprovechó de una pared excelente con Raúl García para marcar tras un lanzamiento ajustado al poste. La pelota entró tras realizar una parábola, en un movimiento propio de un green de golf tras un pateo con efecto. Osasuna no cambió su marcha y se sintió fuerte y confiado ante un rival que estaba ofreciendo una sensación paupérrima.

El fútbol ofrece sin embargo algunas sorpresas a las que ayudan la necesidad, la determinación, la inclusión del personal adecuado para ello. El Rayo puso todo eso y ejerció una presión constante sobre Osasuna, que no existió, que desapareció. Sergio Herrera solventó las intentonas iniciales de Lejeune e Isi, pero el dominio no bajó. Osasuna fue dando pasos atrás y la única acción de ataque con finalización fue un disparo de Pablo Ibáñez, pasados los veinte minutos, que se marchó fuera.

Arrasate buscó aire para hinchar los pulmones del equipo relevando a los dos medios centros, que dejaron sitio a Lucas Torró y Moncayola. El asunto, la asfixia, no mejoró el primer zambombazo del Rayo llegó a falta de diez minutos para el 90, después de un córner y con la pelota circulando a toda velocidad entre un área llena de personal. Animados los rayistas y sin recursos los rojillos, el gol de Isi fue otro pepinazo en el que hubo tanto acierto como alma, muchos deseos por ganar. La Liga no se puede hacer larga ahora.

2 - Rayo Vallecano: Dimitrievski; Balliu, Mumin, Lejeune, Chavarría; Óscar Valentín (Pathé Ciss, m.46), Unai López (Falcao, m.73); De Frutos (Bebé, m.73), Trejo (Crespo, m.82), Isi; y Camello (Raúl de Tomás, m.60).


1 - Osasuna: Sergio Herrera; Areso, David García (Catena, m.18), Herrando, Juan Cruz (Mojica, m.82); Rubén Peña, Iker Muñoz (Torró, m.68), Pablo Ibáñez (Moncayola, m.68), Moi Gómez (Osambela, m.82); Rubén García y Raúl García de Haro.


Goles: 0-1: M.28 Moi Gómez; 1-1: M.79 Chavarría; 2-1: M.83 Isi Palazón.


Árbitro: Mario Melero López (Comité andaluz). Amonestó a Oscar Valentín (m.45), Pathé Ciss (51), Isi Palazón (86), del Rayo; y a Iker Muñoz (48), de Osasuna.


Incidencias: partido correspondiente a la jornada 32 de la Liga EA Sports, disputado en el Estadio de Vallecas ante 12.617 espectadores.


Esta crónica está en elaboración