Un tesoro natural de hayas, abetos, tilos y abedules que en otoño y primavera colorean las imponentes montañas del Pirineo. Unos frondosos bosques donde habitan ciervos, corzos, quebrantahuesos, águilas reales, pájaros carpinteros, halcones o nutrias.

La Selva de Irati, el segundo hayedo más grande de Europa, quiere convertirse en Reserva de la Biosfera. Las juntas generales de Salazar y Aezkoa, valles de esta joya paisajística de Navarra, ya han registrado la candidatura en el Ministerio para la Transición Ecológica y la pelota está en el tejado de la Unesco, que no decidirá hasta principios de 2025.

“No es casualidad que seamos el segundo hayedo de Europa. A lo largo de la historia, hemos trabajado y protegido el medio ambiente de una forma correcta, ecológica y sostenible. Tengo buenas sensaciones y creo que la Unesco admitirá nuestra candidatura”, desea Karlos Bueno, presidente de la Junta General del Valle de Aezkoa.

“Las expectativas son altas porque cumplimos las condiciones. Estamos realizando un aprovechamiento forestal, agrario y ganadero del territorio”, subraya Pedro Mascaray, presidente de la Junta General del Valle de Salazar. 

Una senderista pasea por un camino hecho con tablas de madera. Al fondo, el frondoso bosque de hayas. Unai Beroiz

Las Reservas de la Biosfera se establecen en ecosistemas terrestres, costeros o marinos de “valor único” que se han creado para promover y demostrar que es posible una relación equilibrada entre los seres humanos y la biosfera. Para ello, los territorios deben conservar su patrimonio natural, paisajístico y cultural; apostar por un desarrollo económico y social sostenible y apoyar la investigación. 

Este enclave natural es una de las “mejores representaciones” de los ecosistemas de montaña y en concreto de los sistemas naturales ligados a los bosques y a las extensas formaciones vegetales de singular valor. El paisaje de esta joya está compuesto por majestuosos bosques mixtos caducifolios, pinares de pino silvestre, abetales y pastos de alta montaña. Entre la flora, sobresalen las hayas, abetos blancos, tejos y abedules. 

La Selva de Irati también alberga especies de fauna singulares cuya conservación es fundamental para el mantenimiento de la diversidad biológica. Por ejemplo, el quebrantahuesos, el águila real el sarrio, la perdiz pardilla, el picodorsiblanco o el pito negro.

La candidatura de la Reserva de la Biosfera Irati abarca una superficie de 53.660 hectáreas y comprende la totalidad de los valles de Aezkoa y Salazar del Pirineo navarro. El territorio se dividiría en tres partes.

En primer lugar, la zona núcleo, espacios de especial importancia para la conservación de la diversidad biológica que están protegidos por la normativa foral y europea. En concreto, la Reserva Integral de Lizardoia, las Reservas Naturales de Mendilatz y de Tristuibartea y las Áreas de la Protección de la Fauna Silvestre: Baigura, Peña Bezea, Ateas de Izal, Arrigorria, Bazabala y Arabarko. 

El embalse de Irabia, uno de los principales atractivos. Unai Beroiz

En segundo lugar, la zona tampón, que tienen la función ecológica y paisajística de amortiguar los impactos negativos sobre la zona núcleo. En este espacio quedarían comprendidas partes de la ZEC Roncesvalles-Selva de Irati, las sierras de Artxuga y Zarakieta, los montes de Areta y los ríos Salazar, Irati, Urrobi y Erro.

Por último, las zonas de transición, los términos municipales donde las comunidades locales desarrollan sus actividades económicas. Principalmente, el aprovechamiento forestal, ganadero y agrícola del territorio. “Queremos poner en valor nuestro trabajo. El sector primario es primordial para el mantenimiento de los dos valles. Tenemos productores que elaboran leche, carne, queso y leña. Además, nuestra forma de trabajar los pastizales ayuda a fijar las emisiones de dióxido de carbono”, señalan ambos alcaldes. 

"Oportunidad financiera"

Los dos valles anhelan la distinción de Reserva de la Biosfera porque “supondría una oportunidad financiera para mantener la vida tradicional en los valles. Nos podríamos quedar a vivir donde queremos. Los pocos que seguimos deseamos gestionar nuestros territorios con nuestros medios”, defiende Pedro. “No va a traer la panacea. Pero nos pondría en otro estadio a la hora de hacer frente a la despoblación y continuar con estos espacios vivos”, insiste Karlos. 

La distinción de Reserva de la Biosfera permitiría a Aezkoa y Salazar acceder a subvenciones locales, forales, estatales, europeas e incluso de otros continentes. “La Unesco es el mundo entero”, bromea Pedro.

Con estas ayudas económicas, los dos valles pondrían en marcha un programa compuesto por 12 líneas generales y 231 medidas. “Es como una estrella michelín. No vale para siempre. Si la cuelgas en la pared y no haces nada, te la quitan. Trabajaremos para mantener esa distinción”, defienden.

Con este plan, los valles de Aezkoa y Salazar quieren cumplir los siguientes objetivos: promover la conservación de los valiosos recursos naturales, paisajísticos y culturales de la zona, impulsar un modelo de desarrollo socioeconómico basado en el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, mejorar las condiciones sociales y el bienestar de la población local, dinamizar la investigación en el territorio, difundir proyectos de desarrollo y conservación y realizar acciones de educación y sensibilización ambiental. La vigencia del plan sería de cinco años.

Incentivo para turistas

La Reserva de la Biosfera también daría un impulso al turismo, que en los últimos años se ha disparado en los valles de Aezkoa y Salazar: guardaparques, guías naturalísticos, mantenimiento de senderos, oficinas de visitantes, campings, hoteles o casas rurales. 

Koldo Villalba, de la empresa de turismo Itarinatura, destaca la importancia de ser reconocidos por un organismo internacional. “Hace muchos años, consultaba las guías de viaje que vendían en el extranjero y miraba qué contaban de Navarra. De Irati no se hablaba nada”, lamenta Koldo. Actualmente, la situación es bien distinta: los visitantes conocen los valles de Aezkoa y Salazar y la Selva de Irati es una Zona de Especial Conservación, una figura europea que protege este entorno natural. 

Adrián Iriarte, forestal de Irati, atiende a tres turistas en el punto de información. Unai Beroiz

Sin embargo, la ZEC no transmite al turista la “calidad” de este espacio. “No es lo mismo decir que tu bosque es ZEC que reserva de la biosfera. Le da más nivel”, reflexiona. Este rango, subraya, también beneficiaría a los productores primarios de la zona: “Pueden vender sus productos con este distintivo. Les da un plus de calidad”.

Las 231 medidas

Mejora de los hábitats. Aumentar el volumen de madera muerta en los hayedos, garantizar una actividad ganadera que asegure el mantenimiento de áreas de pastizal y matorral, reducir la presencia de especies invasoras y exóticas y disminuir las afecciones provocadas por tendidos eléctricos. 

Mejora del paisaje. Protección de las cañadas, vías verdes o caminos históricos y reducción del impacto de las pistas. 

Turismo sostenible. Identificación de zonas saturadas, control de afluencia de visitantes, sensibilización sobre los valores ecológicos, 

desestacionamiento del turismo o rutas de enclaves arquitectónicos e históricos. 

Servicios sociales. Estudio de viabilidad para la construcción de un centro de día para las peronas mayores, un nuevo modelo de Atención Domiciliaria que atienda de lunes a domingo. 

Salud. Ayudas específicas a farmacias consideradas de “especial actuación” o la creación de una red de transporte sanitario que garantice el acceso a tratamientos especializados.

Educación. Disminución de la ratio mínima de alumnado en la enseñanza obligatoria, garantizar el servicio de escuelas infantiles, creación de un ‘Erasmus Rural’ o aumentar la oferta de prácticas de larga duración. 

Cultura. Programas itinerantes que acerquen la cultura a las poblaciones más pequeñas y mapeo de posibles escenarios al aire libre. 

Deportes. Diseñar eventos deportivos nuevos que impulsen la economía local. 

Economía. Nuevos incentivos fiscales para la creación de empresar o revisión de la normativa fiscal, creación de una Bolsa de Relevo Generacional para evitar la desaparición de empresas. 

Ganadería y agricultura. Transición hacia un modelo endógeno y sostenible, cambios normativos de discriminación positiva que tengan en cuenta la venta directa, fomentar modelos la compra de productos de proximidad, desarrollo de un programa que fomente la incorporación de las mujeres al sector primario. 

Sector forestal. Incentivar el uso de la madera en construcciones públicas 

Vivienda. Creación de un registro de viviendas deshabitadas, ayudas a la rehabilitación o adecuar inmuebles públicos como viviendas de alquiler municipal.