“La pescadería me sirve de terapia porque cuento mis problemillas a los clientes de confianza. El mercado es mi vida, mi segunda casa, aquí me siento en familia”, confiesa Elvira Clemos, trabajadora en el Mercado del II Ensanche desde 1998 y propietaria de la Pescadería Elvira desde hace siete años. “Soy piscis. Estaba predestinada”, bromea. 

Cuando terminó los estudios, Elvira se adentró “tontamente” en el sector y comenzó a trabajar en un almacén de Tudela al que llegaba pescado de importación. “Quería ganarme unas pelillas en verano”, recuerda. Su futuro “estaba escrito” porque esas mismas navidades la empresa le contrató y sin querer estaba en una pescadería”, relata. 

A continuación, Elvira trabajó en un supermercado de Tudela, se mudó a Pamplona en 1998 y empezó en una pescadería del mercado. “Aquí me quedé”, comenta. Elvira, tras 19 años en la retaguardia, decidió dar el salto y se cumplió la premonición: “Me monté mi pescadería porque quería intentarlo yo sola”, reconoce.