Maiorga Ramirez (Tafalla, 1976) deja el Parlamento al que llegó en 2003 como militante de Eusko Alkartasuna, formación instalada en el desgarro interno de una insondable ruptura trasladada a la vía judicial. Ramirez se despide con críticas a EH Bildu. A su “configuración como partido único”, bajo hegemonía de Sortu, en el que la decisión de la militancia” de EA, denuncia, ha “queda absolutamente anulada” en el actual proceso electoral. Algo que, añade, también “lesiona la posibilidad de incorporación de independientes”. 

Hace un mes no descartaba seguir. Su abandono no es voluntario. 

–Me afilié a Eusko Alkartasuna con apenas 17 años, y desde entonces, año 94, he ocupado todos los puestos que la afiliación ha considerado oportuno, sin interferir en esas decisiones. Mi compromiso sigue absolutamente vigente y seguiré allá donde la afiliación considere que deba estar. 

“El gran problema de Eusko Alkartasuna es que requiere una profunda democratización en su toma interna de las decisiones”

Pero ahora mismo, con los avatares de EA, no está claro cuál es el poder de la afiliación. Y hasta dónde puede llegar el conflicto interno.

–Efectivamente, el gran problema de Eusko Alkartasuna es que requiere una profunda democratización, que la afiliación vuelva a tener en su mano tomar todas las decisiones que afectan al funcionamiento del partido. En ese reto estoy absolutamente comprometido. Si hubiese antepuesto mi interés personal a mi compromiso militante, hace muchos años que yo no sería parlamentario.

La imagen es la de un trabajo bien retribuido exigente pero llevadero.

–Sí, pero la actuación política suprema no es ser parlamentario. Me ha obligado siempre a una tremenda responsabilidad sobre mis espaldas, y a carecer de algo muy importante en la vida real: el anonimato. Y mis ingresos como parlamentario siempre han estado en el baremo de mi trabajo como profesor, por los criterios establecidos de la parte de sueldo entregada al partido.

¿Entonces hay alivio, alegría? Esto tampoco es una penitencia...

–No, desde luego, pero no me aflora ninguna especial emotividad y mucho menos nostálgica ni negativa. 

Tras 20 años cuesta entender que no le despierte ninguna emoción.

–Lo cierto es que hasta el momento no ha aflorado. 

“En estos 20 años he aprendido las complicaciones y fricciones que se generan en las coaliciones y las bondades de la suma entre diferentes”

Ha estado en 5 legislaturas con 4 candidaturas diferentes. Se estrenó en 2003 en una lista de EA-PNV en una legislatura de mayoría absoluta de UPN con CDN.

–En estos 20 años si algo he podido aprender son las complicaciones y fricciones que se generan en las coaliciones, y las bondades de la suma de fuerzas entre diferentes sensibilidades. Con esa mayoría absoluta de la derecha en Navarra, en una situación en la que la izquierda abertzale estaba ilegalizada y ETA y sus acciones violentas seguían activas, era necesario en las fuerzas progresistas y abertzales poder dar una solución frente a esa derecha. En 2004 se creó Nafarroa Bai, con la irrupción de Aralar. Unieron sus fuerzas 4 organizaciones políticas para las Generales, y Eusko Alkartasuna tuvo un protagonismo especial a la hora de buscar a la candidata idónea. Nafarroa Bai supuso un hilo de esperanza.

En 2007 usted fue de número 2 con Zabaleta, y llegó el ‘agostazo’. 

–Mi singladura no ha estado marcada por ‘los momentos valle’ (se ríe), creo que son los 20 años en los que más cambios profundos se han producido en la política del país. El ‘agostazo’ fue la muestra evidente de que un elemento fundamental que debemos recuperar para Navarra es su capacidad de decisión, que las decisiones se tomen aquí, por supuesto en cosas tan evidentes como la configuración de su propio Gobierno. Hay que recordar la decepción y la tristeza con la que muchos vimos como el Partido Socialista traicionó unas expectativas de cambio político por las que había apostado la mayoría de la ciudadanía de Navarra. Por eso aquella fue una legislatura muy dura, marcada por esa frustración generada por un PSN -PSOE que pocos años después, en 2015, se convirtió en innecesario para articular mayorías.

“El ‘agostazo’ fue la evidencia fundamental de que debemos recuperar para Navarra que las decisiones se tomen aquí”

Antes, en 2011, usted participó en el giro de EA, para impulsar Bildu.

–El 2007 demostró que con el Partido Socialista no se podía contar para una mayoría de cambio. Y era evidente que la violencia de ETA era un lastre absolutamente al servicio de la imposibilidad de articular nuevas mayorías, que conllevaba una ilegalización que beneficiaba directamente a la derecha. Por lo tanto, en Eusko Alkartasuna dimos un paso muy osado, mostrando comprensión también con las necesidades de la autodenominada izquierda abertzale para superar su ilegalización y procurar que ETA dejase definitivamente su acción armada. La afiliación mostró un gran coraje político, con una apuesta que rehuía posiciones mucho más cómodas, mantenerse en una coalición como Nafarroa Bai, pero sin incidir en aquello necesario para que se pudiese consumar un cambio. 

Y llegó 2015. ¿Qué balance hace de esa legislatura de cambio?

–Fue el cambio con mayúsculas. Dejó en la irrelevancia política al Partido Socialista y a la derecha, con una mayoría alternativa. Contamos con una presidenta abertzale, Uxue Barkos. Creo que es el modelo de cambio al que debemos aspirar. Fue un resultado electoral con el que se puso a prueba la capacidad de interlocución. Yo tuve la responsabilidad y el honor de participar en ese proceso, y en esa legislatura se demostró que aquello que en 2003 parecía imposible, con trabajo y colaboración entre diferentes era posible. Estoy orgulloso de ese trabajo.

“El de 2015 fue el cambio con mayúsculas, el modelo al que aspirar, dejó en la irrelevancia al PSN y a la derecha, con una presidenta abertzale”

De ahí a la presente legislatura. Con presidencia del PSN y apoyos desde fuera de EH Bildu. Y con escaso protagonismo suyo. ¿Por qué?

–Euskal Herria Bildu, de ser una coalición, se convirtió en un partido en el que la fuerza mayoritaria, Sortu, asume todas las responsabilidades internas. El secretario general de Sortu, que era Arnaldo Otegi, o la secretaria general en Navarra, Miren Zabaleta, pasaron a ser cargos internos del partido único que empezaba a ser EH Bildu. Eso sucedió sin el aval de la afiliación de Eusko Alkartasuna, y es el origen de las controversias internas.

Y usted se ha visto desplazado.

–Sí, en el sentido de que lo que era un foro de encuentro entre diferentes sensibilidades, se convierte en un partido único en el que Sortu toma las decisiones, depositando su confianza exclusivamente en miembros de esa trayectoria política. 

¿Esto no era predecible en la cultura política del núcleo de la coalición?

–Sí, era conocido, por supuesto, desde un inicio, y advertido por el propio lehendakari Garaikoetxea en muchos foros internos de la necesidad de evitar esa fagocitosis a la que evidentemente la izquierda abertzale tiene una querencia histórica, constatable.  

¿Entonces le ha decepcionado Sortu o pecaron de ingenuidad?

–El problema ha sido que la actual dirección de Eusko Alkartasuna, en vez de abogar con firmeza por que EH Bildu sea un foro de encuentro de diferentes ideologías, ha asumido sumisamente, en una actitud entreguista, que EA se erija en una especie de muletilla acompañante de Sortu.

“La actual dirección de EA ha asumido sumisamente, en una actitud entreguista, que el partido sea una especie de muletilla de Sortu”

En lo personal. ¿Esperaba un poco más de Bakartxo Ruiz?

–No me gusta personalizar, pero como colectivo, la mayoría de la afiliación de Eusko Alkartasuna sentimos cierta tristeza y una gran decepción, porque en Navarra supimos estar a la altura cuando la izquierda abertzale necesitaba de comprensión, y una apuesta firme y valiente para superar su situación de ilegalización. Y en esta ocasión hemos visto cómo ante lo que son graves vulneraciones de derechos democráticos, no porque lo digamos nosotros, sino porque lo dice una sentencia, no solamente se han puesto de perfil, sino que han abogado en este momento por eliminar al sector mayoritario de Eusko Alkartasuna por ejemplo de las propuestas electorales al Parlamento de Navarra.

Ver a EA desangrarse, con un proceso judicial interminable, genera perplejidad.

–Eusko Alkartasuna nació con un código ético que marcaba con claridad la necesidad de respetar la voluntad de la afiliación. Y desgraciadamente en estos momentos a esta no se le reconoce ningún derecho de decisión, especialmente en Navarra, donde más del 95% está alineada con las tesis del lehendakari Garaikoetxea y las mías. 

Eso parece remitir a un cierto paralelismo con la escisión del PNV.

–Pues son inevitables ciertas reminiscencias, porque en estos momentos la dirección nacional quiere imponer sus decisiones frente a la decisión que pueda expresar la afiliación. Hay muchos ejemplos. Uno es el de la secretaría general. Anularon mi candidatura y los juzgados han dicho que se debe repetir y que vulneraron nuestros derechos, lo mismo ocurre a la hora de poder definir los cargos orgánicos. Al coordinador de Eusko Alkartasuna en Navarra ya no lo elige la afiliación de Navarra. Ni al de Iruña. lo eligen desde órganos nacionales, como si fuese una especie de gobernador. Eso es muy grave. Y de eso Sortu es perfectamente consciente.

Usted ahora mismo está suspendido de militancia a la espera de la resolución de un juzgado.

–Sí. Cuando la Justicia ordinaria dijo que Eusko Alkartasuna había vulnerado mi derecho fundamental de asociación, y que por lo tanto, se debían repetir las primarias, y anulaba el nombramiento de Eba Blanco. En ese momento pedimos la ejecución de esa sentencia, el juzgado nos la concedió, pero paralelamente comenzó un proceso de expulsión contra mi persona, y contra la coordinadora de Navarra y la de Iruña, entre otros, y nos suspendieron de militancia durante 4 años. Acudimos al juzgado. Hoy la sentencia sobre esa expulsión está preparada, pero a falta de que nos la comuniquen, porque desde enero están en huelga los letrados. Estamos convencidos de que va a revocarla.

El espectáculo es penoso.

–Sí, es absolutamente lamentable, ciertamente sume en la tristeza a todos aquellos que han tenido cierta simpatía por el proyecto. No obstante, conscientes de ello, creemos que es un proyecto político por el que merece la pena luchar por su democratización y por su activación, y creemos que estos momentos complicados tendrán su fruto.

“Los que queremos recuperar el protagonismo de EA padecemos los desmanes de quienes quieren hacerla desaparecer”

Para Carlos Garaikoetxea, fundador del proyecto, debe resultar desolador. ¿Cómo lo está viviendo?

–Yo creo que como el conjunto de la afiliación, con tremenda tristeza, pero también con la convicción de que el proyecto es fundamental para este país, y que hay que poner toda la carne en el asador para recuperarlo. 

Dice Eba Blanco que los sectores críticos se acaban marchando. ¿No les sería más fácil fundar otro espacio? 

–Pues creemos que no, porque paradójicamente la controversia está en que Eba Blanco que quiere desdibujar absolutamente el acervo histórico de Eusko Alkartasuna entregando el partido a una Euskal Herria Bildu hegemonizada por Sortu. Los que queremos recuperar el protagonismo político de Eusko Alkartasuna estamos padeciendo los desmanes de quienes quieren hacerla desaparecer. 

¿Qué espacio tiene EA en el tablero de Navarra y de la CAV?

–La mayoría del partido está orgullosa del paso que dimos en 2011, y entendemos que para que EH Bildu gane credibilidad como agente político capaz de liderar y asumir las más grandes responsabilidades de gestión, tiene que ser necesariamente plural, de forma que concite unas posiciones ideológicas de amplio espectro.

Pero usted mismo me hablaba de una línea tendente a fagocitar.

–Sí, pero creemos que es un grave error para la propia Euskal Herria Bildu. Pasar de una coalición a un partido con hegemonía absoluta de Sortu no fue avalado por nuestra afiliación. Es fundamental recuperar esa pluralidad para que EH Bildu pueda aspirar a aquello para lo que nació: concitar una mayoría y ser una alternativa real de Gobierno en todas las instituciones del país.

“El giro pragmático de Sortu con los socialistas se ha pasado de frenada”

¿Lo mejor de estos 20 años?

–Haber conseguido derrumbar al régimen construido por la derecha para perpetuarse en el poder en Navarra y haber conseguido el fin de la acción armada de ETA. 

¿Y lo peor?

–El ‘agostazo’. Esa constatación de que un cambio en profundidad en Navarra nunca podrá venir de la mano del Partido Socialista.

Que ha gobernado estos 4 años con su apoyo, el de EH Bildu. 

–Sí, creo que es momento de hacer un balance crítico y honesto de esa situación. En Eusko Alkartasuna lo hemos manifestado de manera interna y leal en todos los foros. Consideramos que en estos 4 años no se ha logrado avanzar ante pilares fundamentales para Navarra instituidos o destruidos por el régimen. Es decir, en materia de articulación del país, del respeto a los derechos lingüísticos, de euskera, el Partido Socialista, lejos de haber supuesto un agente coadyugante de un cambio en cuestiones de derechos fundamentales, el hecho de perpetuarse en los actuales parámetros supone un paso atrás, y hay que hacer una valoración crítica, así lo hemos transmitido en el seno de Euskal Herria Bildu, y entendemos que de cara a la legislatura que viene habrá que hacer una reflexión profunda en ese sentido.

¿Con vistas a exigir ineludiblemente participar dentro del Gobierno?

–No, yo no creo que sea tan importante la participación o no en el Gobierno, siempre y cuando se cambien esas estructuras que impiden que en Navarra se puedan ejercer libremente los derechos. A juicio de la afiliación de Eusko Alkartasuna, el giro pragmático de Sortu en su vocación de llegar a acuerdos con el Partido Socialista en muchas ocasiones se ha pasado de frenada.

¿De estos 20 años se lleva más amigos que enemigos?

–Muchos más.

¿Amigos de verdad?

–No, uno tiene muy pocos amigos de verdad en esta vida. Amistades honestas y creo que recíprocas sí. Pero los amigos amigos creo que se pueden contar con los dedos de las manos. 

Toca pensar en su futuro. 

–He compaginado varios años mi actividad parlamentaria con la docencia; soy funcionario público, tengo mi plaza en Tafalla, y me reincorporaré cuando termine con mis funciones parlamentarias. Por lo tanto no siento ningún atisbo de vértigo. Nunca he entendido que mi participación en el Parlamento fuese algo con ánimo de perpetuidad, sino todo lo contrario. Vivo este cambio como se debe vivir la vida, con una actitud expectante.

¿El 28 de mayo para el Parlamento votará a EH Bildu?

–Yo voy a cumplir estrictamente con mis obligaciones militantes.

¿Y eso significa?

–Significa que aquello que determinan los estatutos en materia de obligación de voto, lo voy a hacer el 28 de mayo en las urnas.

Su decisión individual, íntima.

–Va a ir alineada con mi compromiso militante. Es cierto que muchos simpatizantes y personas que en ootras ocasiones han depositado su voto al Parlamento de Navarra me han expresado su tristeza y su decepción con la actitud y la falta de pluralidad de la lista de EH Bildu al Parlamento de Navarra, y me han mostrado que se sienten huérfanos en la misma. ¿Cómo no comprenderlos? Pero yo por mi parte voy a cumplir mis obligaciones militantes.

Con lo cual, disciplinadamente votará a Bildu.

–Yo disciplinadamente cumpliré con mis obligaciones.

¿Pedirá el voto para la formación?

–De momento no me ha pedido que participe en ningún acto de cara a las elecciones al Parlamento.