Faltan poco más de dos meses para las elecciones forales del 28 mayo y las encuestas empiezan a dibujar el escenario del día después. La última es la que publica hoy este periódico, elaborada por Gizaker entre el 7 y el 10 de febrero, y que deja un panorama similar al actual. Las fuerzas que sostienen al Gobierno de María Chivite volverán a tener mayoría, es posible que con más votos de los que tienen ahora, y los pactos volverán a ser imprescindibles para gobernar.

Bajando más al detalle, según el sondeo los socialistas podrían volver a liderar el Ejecutivo foral, pero lo deberán compartir previsiblemente con Contigo-Zurekin (coalición de Podemos, IU y Batzarre) y con Geroa Bai. La formación que encabeza Uxue Barkos resiste muy bien la legislatura y aspira incluso a recuperar la presidencia del Gobierno que perdió en 2019. Las tres fuerzas sin embargo no alcanzan la mayoría absoluta, por lo que EH Bildu, a quien el PSN rechaza integrar en el Ejecutivo, seguirá siendo imprescindible en el Parlamento.

La derecha por su parte paga la división y se aleja de los 26 escaños, la única vía que hoy por hoy le garantiza volver al poder. UPN sigue siendo la referencia electoral en su espacio, fundamentalmente porque el PP, que se mantiene en números similares a los que tuvo las dos últimas veces que concurrió en solitario (2011 y 2015), no logra consolidar un espacio alternativo. Pero sus opciones de Gobierno siguen dependiendo de un cambio de estrategia del PSOE en Madrid y ahora mismo esa opción parece descartada.

El resto de encuestas

El análisis electoral que avanza Gizaker es muy parecido además al que anuncian el resto de estudios demoscópicos. Desde enero se han hecho públicos otros tres sondeos: El de NC Report para La Razón; el de Sigma Dos para El Mundo; y una encuesta interna del PSN elaborada por la consultora Biok. Y aunque ofrecen algunos matices importantes, todas prevén un escenario posterior a las elecciones bastante similar.

Las horquillas que ofrecen las cuatro encuestas juntas son amplias, pero no cambian el juego de mayorías. Todas dan a UPN como primera fuerza, con un margen de escaños amplio pero insuficiente para gobernar sin el apoyo del PSN (14-18). Tres de las cuatro dan a los socialistas como segunda fuerza (8-13) con muchas opciones de reeditar la presidencia. Algo que disputa también Geroa Bai, que se mantiene cerca del PSN (7-10) y que podría llegar a superarle, según la encuesta de NC Report. EH Bildu (7-9) también apunta al alza y uno de los sondeos, el de la consultora Biok, le sitúa por delante de Geroa Bai.

Al resto de partidos las encuestas les dan un peso menor. Contigo-Zurekin repetiría una representación similar a la que esta legislatura han tenido Podemos e I-E (2-4), mientras que el PP, pese a sus fichajes de las últimas semanas, lograría un protagonismo escaso en el ámbito de la derecha (3-5). En este baile de cifras queda no obstante una duda que los sondeos no acaban de disipar. Si Vox logrará o no superar el mínimo del 3% para entrar en el Parlamento (0-2). Un hecho irrelevante desde el punto de vista de las mayorías, pero que puede condicionar mucho el debate político en el nuevo Parlamento.

Dos conclusiones claras

Con estos datos hay al menos dos conclusiones claras que ya se pueden extraer a pocas semanas de las elecciones. La primera es que PSN, Geroa Bai, EH Bildu y Contigo-Zurekin podrán volver a gobernar si se ponen de acuerdo. Y la segunda, también relevante, es que tras la ruptura de Navarra Suma la derecha sociológica sigue apostando por UPN como referencia electoral.

Este en todo caso es un mapa que no se puede entender sin lo que pueda ocurrir en los ayuntamientos. La encuesta de Gizaker muestra una situación muy similar a la actual también en el Ayuntamiento de Pamplona, que podría repetirse en buena parte de la Comarca. Pese a la ruptura con el PP, UPN seguirá siendo la primera fuerza en la capital. La alternativa volverá a pasar por EH Bildu, que necesitará el apoyo del resto de grupos para que Joseba Asiron recupere la vara de mando.

Y eso es algo que el PSN ya ha dicho que no va a hacer. Los socialistas apuestan por repetir un marco similar al de 2019, tanto en el Gobierno como en los ayuntamientos. Si es posible con más peso en todas instituciones. Una aspiración lógica y legítima, pero que puede generar tensiones importantes con sus ahora socios si los socialistas vuelven a facilitar gobiernos a la derecha allí donde no pueden liderar la alternativa.

Cuestiones que de cualquier manera quedan para el día después de la llamada a la urnas. Un reparto de roles tanto en el seno del Gobierno como en el ámbito municipal que no será sencillo, y que en buena medida dependerá del resultado final de unas elecciones que, con la campaña por medio, sigue ofreciendo un elevado grado de incertidumbre. Las líneas maestras parecen claras, pero la letra pequeña puede deparar alguna sorpresa. Pueden pasar muchas cosas todavía.