En la recta final de la legislatura, con las urnas asomando en el horizonte y con el trasfondo de la manifestación que se ha celebrado celebra hoy desde las 11 horas en Pamplona para defender el papel de la caza en Navarra, cuatro fuerzas políticas valoran la función de la actividad cinegética y de sus beneficios medioambientales y sociales. Todas estiman que la caza es, al menos, necesaria, y que entre sus beneficios más palpables está el del control de las especies, sobre todo ante situaciones de sobrepoblaciones como las del conejo o el jabalí.

Para Javier Lecumberri, portavoz del PSN en la Comisión de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, la caza es “una actividad de gran importancia, tanto por su valor cultural y deportivo, como por su relevancia en la economía o la labor de control de las especies cinegéticas”. Con esa argumentación, no tiene problema en considerarla “una actividad esencial y muy valorada por su función económica y porque somos una tierra de gran tradición de caza social”.

Lecumberri apunta que la actividad cinegética debe ser apoyada por el Gobierno. De hecho, remarca que así está siendo: “Hace pocos meses, se cerró la ponencia de caza, que servirá de base para la futura Ley de Caza, y en junio aprobamos, con un acuerdo con la Federación Navarra de Caza (FNC), una serie de modificaciones en la ley para eximir a los perros de caza de algunas obligaciones que estaban pensadas para los animales de compañía”. Por otro lado, cree que “hay que superar estereotipos equivocados y representados por minorías, para realzar la labor de conservación de los hábitats y de los equilibrios entre especies que realizan los cazadores”, así como resaltar “el componente social y deportivo de una actividad con tanto arraigo y tradición en la sociedad navarra”.

También EH Bildu, en palabras de su parlamentaria Arantxa Izurdiaga, valora que la caza es “una actividad tradicional de ocio, pero también una herramienta de gestión y control de las poblaciones”. En su caso, no la considera una “actividad esencial, sin perjuicio de que sí es una actividad necesaria”, alegando que no entra dentro del término recogido en el apartado 7 del artículo 2 de la Ley 17/20164, del 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil. Aunque incide en que, en la ponencia del Parlamento en la que se abordó un nuevo marco regulatorio, se aprobó por unanimidad el reconocimiento de su importancia, precisa que no debe estar exenta de regulación. “Es una actividad de riesgo que debe ser regulada y tiene que contribuir a la sostenibilidad medioambiental. De ahí la importancia y necesidad de su regulación”, afirma.

Por último, añade que se debería explicar que “la caza, además de ser una actividad tradicional de ocio, es una herramienta para el control de las especies que ayuden al equilibrio ecológico, regulando tanto situaciones negativas de sobreabundancia, como ayudando a la conservación y mejora del resto de las especies de interés”. “Es necesario buscar un equilibrio entre la caza y otros usos de los recursos naturales, como dar un paseo por el monte o recoger setas”, concluye.

A juicio de Geroa Bai, “la caza supone una herramienta fundamental en el control cinegético de las especies, siendo una forma de equilibrar los usos del territorio”. Así lo expresa el parlamentario Pablo Azcona, que avala que se considere esencial realizarla, ya que “la pandemia demostró que hubo que tomar medidas excepcionales para no tener consecuencias económicas y sociales por la proliferación de determinadas especies”. Además, incide en que “las instituciones locales y forales deben apoyar el valor de la caza como herramienta de gestión ineludible para la conservación de la biodiversidad”.

Azcona apoya igualmente que la sociedad sea consciente de los objetivos que persigue la caza y de sus funciones económica y social. “Se debe explicar a la ciudadanía y al propio colectivo de cazadores el importante elenco legislativo y regulatorio de la caza. Estas leyes y reglamentos sirven para garantizar un marco en el que se desarrolle la actividad y que busque su sostenibilidad”, declara.

Desde UPN, dos alcaldes salen a la palestra para defender la importancia de la caza. El primero, el de Pamplona. Para Enrique Maya, “la caza es una actividad esencial, y así habría que considerarla en la ley de caza”. “Gracias a los cazadores, el medioambiente goza de un desarrollo sostenible”, comenta, al tiempo que manifiesta que “los cazadores son los primeros que se molestan en cuidar el medioambiente, controlar la existencia de especies cinegéticas y, con ello, minimizar los daños en cultivos e infraestructuras, además de evitar accidentes de tráfico o la transmisión de enfermedades al ganado extensivo”.

Maya reivindica que el colectivo cinegético es “una parte fundamental del mundo rural”. Pone encima de la mesa que Navarra fue pionera en conseguir cambios en las leyes animalistas. “Por desgracia, no conseguimos convencer a PSN, Bildu y Geroa Bai para cambiar la norma en lo referente a los hurones, algo que era importantísimo para el sector”. “La caza beneficia a la biodiversidad, al trabajar los cazadores en la mejora de los hábitats de los cotos, y, con ello, a las especies protegidas, así como al control de especies invasoras”, describe. Además, sostiene que “los vecinos de las ciudades tienen que conocer y reconocer la gran labor de esta actividad y, para ello, se necesita mucha pedagogía. Mucho más, si cabe, en un momento en el que lo políticamente correcto es abrazar continuamente el desapego a actividades ancestrales, necesarias y esenciales del mundo rural”.

En la misma línea se mueve el alcalde de Cascante, Alberto Añón, que señala que “gracias a los cazadores, el medioambiente goza de un desarrollo sostenible”. “Los cazadores son los primeros que se molestan en cuidar el entorno y en poner medidas para controlar la existencia de especies cinegéticas”, razona. En este sentido, subraya la construcción de balsas, las limpiezas de zonas frondosas de vegetación y, en la Ribera, todas las acciones para controlar la sobrepoblación de conejos.

Los cazadores confían en que se valoren los beneficios de la actividad cinegética.

“Muchas veces, te das cuenta de que, lejos de buscar medidas para apoyar al sector cinegético, lo que se persigue es poner trabas y restricciones que contribuyen a la desgana o incluso al enfado del colectivo cinegético”, alerta. Por esa razón, anima a “divulgar y a hacer una labor pedagógica del sentido que ha tenido la caza en nuestra historia, y dar a conocer todas y cada una de las medidas que en los diferentes cotos se hacen para proteger a las especies y al medio ambiente”. “Estoy convencido de que, sin la labor de los cazadores, el medioambiente sería diferente, mucho más degradado, con una mayor población de especies invasoras y daños en cultivos, y, por otro, con la desaparición de otras especies. La caza consigue el equilibrio en el medioambiente”, sentencia.