Eduardo Santos (Pamplona/Iruña, 1973) hace balance de legislatura refrendando así la estrategia de formar parte del Ejecutivo y apuntando, en línea con la candidata Begoña Alfaro, la disposición a seguir confluyendo en una futurible mayoría progresista. “Estamos construyendo por primera vez es un espacio con vocación y experiencia de Gobierno”. A su juicio, en la crisis de UPN “se ve claro que en la derecha han tirado la toalla y no va a gobernar”. Santos advierte sobre un mar de fondo en Europa, “con la extrema derecha 2.0” y “su xenofobia y racismo”, que “pueda permear y contaminar a otras fuerzas políticas” y “cambiar el sentido común popular”. “La única manera de vacunarnos contra eso”, afirma, “es generar un sentido común contrario” mediante “políticas concretas” y campañas de sensibilización. “El sentido común es un elemento en disputa”, remacha. Además deja clara su postura en el fuego cruzado entre Podemos y Sumar, y habla de la ley del ‘sí es sí’ ahora de nuevo reformada.

¿Ha sentido que se han valorado sus ideas dentro del Gobierno?

–A veces sí me he sentido solo, en defensa de un posicionamiento político concreto, pero eso es normal. Y no tiene nada que ver con la relación con mis compañeros de Gobierno, que ha sido fantástica.

¿Se puede trabajar en condiciones en esa situación? Objetivamente es complicado.

–Sí es complicado, pero lo hemos hecho. No hemos dejado de dar nuestra opinión, ni de estar en los espacios en los que teníamos que estar, y creo que hemos influido. Otra cosa es a qué nivel, eso es muy difícil de testar. Nuestra obligación es decir siempre lo que pensamos con respecto a nuestro ideario político y estar en los espacios en los que se toman las decisiones. No hemos echado órdagos, en ningún momento. Y sí que en algunas decisiones se nos ha escuchado.

“Echar órdagos no es nuestro estilo de hacer política, por encima de todo ha estado la lealtad a un Gobierno de coalición” 

¿Le ha reconocido la presidenta esa ausencia de órdagos?

–No voy a desvelar mis conversaciones con la presidenta en ningún sentido, son privadas y muchas en el seno del Gobierno, pero evidentemente no era nuestro estilo de hacer política, por encima de todo está la lealtad a un Gobierno de coalición donde se da por asumido que somos partidos diferentes con diferentes ideas sobre algunas cosas, otras no.

¿Cuál ha sido la relación con ella?

–Buena, de confianza. Nada está exento de tensiones, como la vida diaria, menos en un espacio de trabajo, y menos en un espacio público, pero no tengo ningún problema con María, ni ninguna queja.

¿Lo mejor de este tiempo?

–Que hemos sido capaces de generar solvencia en un espacio como Políticas Migratorias que era nuevo absolutamente, de reinventar y redefinir el ámbito de Justicia en el Gobierno de Navarra, y hemos dado un impulso en políticas públicas muy significativo viendo la trayectoria que se había hecho hasta ahora.

¿Y lo peor, al margen de la pandemia y la guerra?

–Creo que superar constantemente el síndrome del impostor.

¿En qué sentido?

–Somos una opción política a la que no se nos da por hecho que vayamos a gobernar, y ese cuestionamiento lo hemos tenido desde el minuto uno, nos ha llevado a mucha tensión, pero también a ir mucho más allá.

¿Dónde lo han palpado más?

–En el Parlamento, en los discursos, en la prensa, en la calle, en muchos sitios. Es como el machismo o como el racismo, existen y están. Nuestro sitio siempre estaba en otro lado, fuera, desde una altura moral mal entendida diciendo lo que había que hacer, pero sin coger responsabilidades.

Eduardo Santos, en los jardines del Palacio de Navarra. Oskar Montero

¿Este Gobierno reflejaba bien su correlación de fuerzas?

–Esa correlación se visibiliza en el Parlamento, en el momento en que este dio la confianza, la presidenta tenía el deber, la responsabilidad y la carga de formar un Gobierno. Ese debate le corresponde dirimirlo a ella.

¿Qué balance hace del cumplimiento del acuerdo programático?

–Muy positivo en términos generales, teniendo también en cuenta las circunstancias que hemos vivido. Otra cosa es que en ese acuerdo hubiéramos podido ir más lejos y que no todo está en ese acuerdo programático. Un Gobierno se tiene que enfrentar a circunstancias que no son previsibles al principio. La interpretación del acuerdo también tiene su importancia.

“Hago un balance muy positivo en términos generales sobre el cumplimiento del acuerdo programático”

¿En caso de repetirse esta fórmula, no hay un aviso a navegantes al Partido Socialista si este lo lidera?

–Cuando se hagan las elecciones, y se vea la composición del Parlamento se tendrán que sentar las fuerzas que vayan a entrar en el Gobierno en pie de igualdad. Porque un acuerdo político se hace en pie de igualdad.

Cuesta pensarlo.

–¿Eres una fuerza imprescindible para formar Gobierno o no lo eres? Ahí está la igualdad. Luego evidentemente hay una aritmética parlamentaria, pero el acuerdo de Gobierno es el primigenio. De hecho, las cosas se debaten en el Gobierno y se llegan a mínimos comunes denominadores, porque si no la confianza se rompe. Ese consenso básico tiene que estar. ¿Quién tira más o menos? Pues depende también de los asuntos, de quien gestione un departamento. Todo influye.

El Gobierno transmite terminar cohesionado. ¿Hay de repetir una fórmula de mayoría progresista por parte de Contigo Navarra?

–Begoña (Alfaro) lo ha dicho claramente, y le corresponde a ella liderar el espacio, pero somos una fuerza que no está para contemplar, está para gobernar y para influir, y en la medida que podamos lo haremos. Estamos en periodo electoral, por lo cual hay que pedir el apoyo de la ciudadanía a unas determinadas políticas. Nosotros hemos estado en el Gobierno y tenemos una ejecutoria.

“Somos una fuerza que no está para contemplar, está para gobernar y para influir, y en la medida que podamos lo haremos”

No hay plan B.

–¿Qué partido no quiere gobernar? Que lo diga, y luego que pida el voto. ¿Qué plan B hay? Lógicamente esto con respeto a lo que discutan los órganos internos en la situación que se pueda dar el 29 de mayo.

“Navarra tiene que ser un ejemplo de integración y derechos”, dijo en su toma de posesión. ¿Lo ha sido?

–Eso es lo que hemos intentado. Tenemos clarísimo que en el ejercicio de todas nuestras políticas públicas hay una guía que son los derechos humanos, y que todo lo que hemos hecho ha sido ampliar derechos para la ciudadanía en general. Siempre hay muchísimo que hacer, esto es inacabable. La propia sociedad cambia, cambian las situaciones y hay que estar muy atento porque se piden otras cosas y se exigen otros derechos, pero nuestra actitud es proactiva. Creo que se ha cumplido, por lo menos en el caso de mi departamento.

Puede dar la sensación de que han impulsado campañas necesarias, pero que el grueso de su labor, aparte de algunas leyes, ha estado muy enfocado en la sensibilización.

–Discrepo. Hemos hecho muy buen trabajo de sensibilización y por eso mismo ha sido tremendamente visible, mucho más que otras políticas que la gente ve menos. Un servicio como Kideak para jóvenes migrantes, o la ampliación del asesoramiento jurídico a personas migrantes, de información y orientación básica, oficinas en Pamplona y Tudela, una red intercultural, servicios de mediación, un sistema en colaboración con entidades en materia de asilo y refugio... e igual la gente no se queda con todo.

¿Le preocupa que Bildu pueda pescar voto en su electorado y capitalizar su apoyo externo al Gobierno?

–En absoluto. Nuestro planteamiento viene de 2014. Hay una trayectoria como partido de Gobierno. Eso no lo tiene EH Bildu. Ha negociado como socio presupuestario o ha apoyado leyes cuya iniciativa es nuestra.

Ha sido parlamentario en 2015, diputado de 2016 a 2019, consejero, secretario general de Podemos. Entiendo que le gustaría seguir.

–Yo estoy a disposición de. Como secretario general decidí dar un paso atrás, que hubiera un nuevo liderazgo, y Begoña lo ha hecho fantásticamente, porque ha unido todo el espacio en Navarra. En ese momento pensé que nada de lo que fuese a hacer ya estaba en mi mano. No tengo ninguna expectativa. La ejecutoria de lo que hay en el Gobierno ya está. Si la gente que viene considera interesante que se profundice en eso, y con todo el respeto a los resultados electorales en ese momento tomaré mi decisión.

Ha finalizado la dispersión. ¿Cómo ha asistido a este proceso?

–Siempre me he manifestado en contra. Salir de la excepción nos va a costar. Por esa construcción de un sentido común muy punitivista, el terrorismo nos ha empujado hacia ahí como sociedad. Este final es la consecuencia lógica de un proceso. ETA hace más de 10 años que no existe. Hay que dar una salida en los términos que la legislación recoge a unas personas que están cumpliendo condena. Eso implica una aplicación de la Ley Orgánica General Penitenciaria y del reglamento penitenciario. Hacia eso tenemos que avanzar. Una democracia no debería reaccionar de manera excepcional.

“Siempre me manifesté en contra de la dispersión, su final es la consecuencia lógica de un proceso. ETA hace más de 10 años que no existe”

Si ese reedita un Gobierno progresista, se sumarían 3 legislaturas. ¿Qué tendría que quedar posado en la conciencia central en Navarra?

–Hay una idea central que creo que compartimos los partidos que estamos en el Gobierno. Doce años son suficientes para saber que Navarra es muy plural, que hay que gestionar la diversidad, que ya no vale volver a una definición monolítica de Navarra, ni hacia dentro ni hacia fuera, con olvido de otros sentimientos o planteamientos. Esto más allá de las mayorías legítimas que se formen, respetando la diversidad y esa diferente manera de vernos y sentirnos. El instrumento es el diálogo. Hemos sido pioneros en gobiernos de coalición, en gestión de la pluralidad y en establecimientos de cauces de diálogo, como un acuerdo programático. El siguiente poso tiene que ser una apuesta decidida de la sociedad por la cohesión y la igualdad. Y para eso están muchas políticas. Tenemos que ir a una sociedad mucho más cohesionada, que es la que nos va a permitir avanzar. En el momento en que generemos unas desigualdades muy grandes, territoriales, entre lo urbano y lo rural, en materia de derechos o económica, vamos a perder todo el potencial para los retos que nos quedan, que son inmensos. Eso tiene que quedar claro en el subconsciente político navarro. Es la clave de todo.

“La última vez que hablé con Ione Belarra fue hace unos 5 años”

– Dos polémicas que agitan a Podemos sobre las que Eduardo Santos se moja en las siguientes líneas .

¿Cuál es su posición sobre la ley reformada del sí es sí?

–Como jurista y persona que ha estado al tanto desde la génesis, creo que se han cometido errores comunicativos muy claros, la ley no se ha explicado bien, la parte penal es una porción muy pequeña, y lamento profundamente que hayamos perdido la oportunidad de establecer un marco no punitivista, no de penalismo mágico, a una solución que es compleja, y que la ley venía a abordar de una manera integral. 

Pero eso es muy manido. Un error de comunicación del Ministerio.

–Desde el primer momento.

No de ejecución técnica.

–Yo creo que no. Esto es más complejo de explicar. Cuando tú pones el consentimiento en el centro y solo un tipo de agresión sexual, y ya no diferencias entre violencia e intimidación, la horquilla de penas es muy grande. No la puedes ensanchar más, porque pierdes la proporcionalidad. Eso implica que en determinadas penas, las más leves, ha habido una rebaja de penas, y gente que había cumplido un número apreciable de años también veía reducida en meses esa pena.

Había que asumir que podía pasar.

–Claro, pero eso lo tienes que decir desde el primer momento. Lo que no puedes decir es que no iba a haber ninguna revisión de condenas. Claro que la iba a haber.  

Puede entender que a las víctimas les duela.

–Efectivamente. Ha faltado esa pedagogía. Pero si dejamos el derecho penal en manos de la opinión de ‘las víctimas’, como colectivo innominado, elijamos a las que nos van a hacer el código penal. Otra cosa es el tema humano, que lo entiendo perfectamente. No quiero se me malinterprete, pero precisamente a esas personas que han sufrido un delito es a donde iba a la ley integral, a ayudarlas, apoyarlas, darles tratamiento psicológico, con lo cual no se puede decir que la ley las abandonase. Iba por su reparación. 

Estuvo en Magariños. 

–Sí.

Un apoyo claro al proyecto de Yolanda Díaz frente a las reticencias de Ione Belarra.  

–Es que en Navarra ya hemos hecho nuestro recorrido, todo el mundo tiene claro que el liderazgo es el de Yolanda Díaz, como así se había planteado desde un primer momento y lo reconocían todos los actores. 

Pero Más País supuso un trauma en Podemos.

–No, es que Más País como tal no existe, es Más Madrid, ahora mismo.

Más País está en el Congreso con Errejón.

–Sí, sí, pero bueno, ¿qué recorrido tiene eso? ¿De qué hablamos? ¿De cuestiones personales que pasaron hace 4 años? Si yo también estaba ahí. ¿Y? ¿Qué quiere la gente?

Entonces el malestar en Podemos para usted no tiene razón de ser.

–Si tiene que se lo pregunten a ellos. 

Usted lo ha vivido desde dentro.

–El de Yolanda es un liderazgo natural de un espacio, que con la retirada de Pablo tenía que recomponerse. Yo no creo que sea bueno hacer planteamientos identitarios. hay que abrirse y ver lo que la gente quiere, saber quién es la persona que puede ejercer ese liderazgo de una manera más natural y positiva, y para nosotros no hay ninguna duda que es Yolanda, y ya está. Y en navarra tiraremos para delante. Obviamente no somos ajenos a la polémica, pero es que ni siquiera estamos tomando partido, estamos haciendo lo natural. Si alguien no lo ve con naturalidad o quiere hacer otro tipo de planteamiento, que lo haga.

Pero o se camina hacia una unión o Pedro Sánchez, este Gobierno y este bloque de investidura lo tienen muy crudo para reeditar. 

–Yo tampoco creo que nuestro objetivo en la vida sea que Pedro Sánchez gobierne. Yo creo que es conseguir hacer un movimiento político y social ciudadano muy potente que lidere Yolanda Díaz. Yolanda tiene esa responsabilidad porque lidera ese espacio y hay otros actores que tienen la responsabilidad de acompañarle en ese camino. Yo creo que Yolanda tiene el derecho a liderar y el derecho a equivocarse y ella ha dado un paso al frente. 

En junio de 2021 dijo que había sido precipitado el nombramiento de Ione Belarra. 

–De aquellos polvos estos lodos. Si en aquel momento, tras la retirada de Pablo abres un espacio de debate, y te tomas tu tiempo, no estaríamos ahora discutiendo de si hacemos una coalición. 

¿Cuándo es la última vez que ha hablado con Belarra?

–Hace 5 años, o algo así.