Xabier Fortes (Pontevedra, 1966) es un rostro conocido de la información política en Televisión Española, como conductor por cuarta temporada consecutiva de ‘La noche en 24 horas’. A punto de regresar al trabajo, tras un parada vacacional, repasa en esta entrevista el clima ideológico emergente y determinados acontecimientos y realidades que darán que hablar en este 2024.

Ha disfrutado de unos días de descanso, para la observación más distanciada. ¿Qué balance informativo hace del cierre y cambio de año?

–No muy diferente a lo que hemos visto in crescendo en los últimos años. Las manifestaciones en Ferraz son posiblemente una vuelta de tuerca más, con el último episodio chusco del apaleamiento de un muñeco del presidente del Gobierno. Es para reflexionar seriamente sobre lo que nos está pasando como sociedad y como país. Las manifestaciones empezaron los días previos a la investidura, no solo con episodios chuscos, sino absolutamente berlanguianos, que demuestran cómo la polarización, en ocasiones fabricada desde instancias políticas o mediáticas, llega a la sociedad y se retroalimenta. Ya no se sabe si el magma mediático político alienta la ira o es a la inversa. Estamos en un bucle del que debemos salir en algún momento.

“El último episodio chusco en Ferraz del apaleamiento del muñeco es para reflexionar seriamente sobre lo que nos está pasando”

¿’Polarización’ no es un término que remite a un marco simétrico y confunde? No hay manifestaciones a la inversa de estas.

–Menos mal, porque si no la tendríamos liada. Solo nos faltaría eso. Dentro de esa polarización hay cierta sensatez o ‘sentidillo’ para bajar el flujo de la marea y que la política vuelva a su cauce, el Parlamento, las instituciones parlamentarias autonómicas, y gobiernos provinciales y municipales. La política debe estar en su terreno, el de los representantes que elegimos, el análisis que hacen los medios, y la movilización ciudadana cuando haya que hacerlo. Otra cosa es lo que estamos viendo. Si la policía no hubiera intervenido, creo que de forma modélica, a lo mejor habríamos tenido una desgracia por Ferraz, porque aquello pintaba muy mal. 

Un sector de la sociedad ha encajado mal los resultados tras un ciclo electoral muy intenso. Pero inmediatamente va a haber elecciones en Galicia y tenemos la digestión y utilización de la derecha de todo lo que va a arrastrar la amnistía. 

–Sobre todo cuando se produzca la llegada de Puigdemont seguramente se vivirán momentos que provoquen algún movimiento sísmico político en todo el territorio nacional, pero entiendo que bajar el balón al terreno de juego, por utilizar el argot futbolístico, es lo que merece la política. No creo que las elecciones gallegas aumenten la tensión, todo lo contrario. En parte porque allí no hay propuestas que cuajen desde el punto de vista más visceral o extremo. Los gallegos somos un poco más templados. El caso de la amnistía va a ser distinto, sobre todo por las imágenes que puedan producirse, pero viendo la experiencia de los últimos años, pasados unos días todo se acaba asumiendo, y al final eso tendrá que ir rebajándose, creo yo. No me parece que se pueda aumentar mucho más la temperatura. Confío en que baje un poco la tensión y esa temperatura política. 

“Cuando llegue Puigdemont habrá algún movimiento sísmico, pero creo que bajar el balón al terreno de juego es lo que merece la política”

Usted es gallego. ¿Percibe a Feijóo un tanto forzado después de su salto a Madrid?

–Evidentemente no está jugando el mismo partido. En Galicia tenía un entorno menos beligerante, más cómodo desde el punto de vista político y mediático. No tenía a su derecha a alguien que le hiciese extremar su discurso. El PP gallego no es igual que el del resto de España, sobre todo que el madrileño. Feijóo tiene la necesidad de marcar en Madrid un perfil mucho más duro que en Galicia.

Ha pasado sus vacaciones en Galicia. ¿Qué clima preelectoral ha detectado?  

–El Partido Popular de Galicia es quizá en cuanto a militancia y a posibilidad de movilización el más potente de toda Europa occidental, una máquina muy difícil de batir. La única vez en tres décadas que el PP perdió unas elecciones fue a falta de un diputado para la mayoría absoluta, después del Prestige, con un Fraga absolutamente decrépito, y un Emilio Pérez Touriño que había conseguido unir a todas las familias del Partido Socialista. Ahora se abre una posibilidad para las izquierdas porque Feijóo se ha ido. Ana Pontón está muy consolidada en el BNG, un partido claramente al alza, y Gómez Besteiro (PSdG) es una incógnita.  

“En Galicia el entorno de Feijóo era menos beligerante y más cómodo, no tenía a su derecha a alguien que le hiciese extremar su discurso”

También habrá elecciones europeas, más importantes aún que hace 5 años, tras la política económica decidida frente a la pandemia.  

–Lo que ha venido de Europa para España ha sido miel sobre hojuelas desde su entrada a mitad de los ochenta. No me quiero imaginar que hubiera sido de España y de muchísimos otros países europeos en plena pandemia sin el escudo protector de la UE. Lo digo para los euroescépticos. Hemos salido mucho mejor de lo que pensábamos de una situación que no habíamos imaginado. Sin el amparo de la UE habría sido un auténtico cataclismo. La relación de Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen, no precisamente de la misma familia política, ha funcionado muy bien, quizá como la de Kohl con Felipe González. La hasta ahora vicepresidenta Nadia Calviño, que conocía muy bien, como alta funcionaria europea, los entresijos y pasillos de la UE, ha permitido engrasar todas esas relaciones. España ha sido el primer país en recibir fondos europeos, el que más ha recibido sin apercibimientos. Eso nos habla bien a las claras de que en el aspecto exterior, por lo menos, nuestro país no solo cuenta, sino que tiene una buena imagen internacional. 

En 2024, desgraciadamente, dedicará mucho tiempo a hablar de guerras, como la que sufre Ucrania y la que asola a la población gazatí. Además, emerge de nuevo el Estado Islámico y existe riesgo para el comercio marítimo en el mar Rojo. 

–Lo que está pasando en Gaza es absolutamente inaceptable. Se están alineando demasiados planetas en un entorno que no ayuda al optimismo, pero confío en que salgamos de estos conflictos. Gaza es lo más importante, porque ya van más de 22.000 muertos, gran parte civiles, y cerca de la mitad niños. Israel se lo tiene que hacer ver, y si no que la comunidad internacional se lo haga ver de una vez.

“Ante las elecciones gallegas Ana Pontón (BNG) está en un partido claramente al alza y Gómez Besteiro (PSdG) es una incógnita”

Un genocidio interpela a todo el mundo, especialmente a cualquier país que se declare amigo de Israel.

–Y amigo de los derechos humanos.

Y la respuesta de la UE está siendo...

–Bastante tibia. Ursula von der Leyen es alemana y todos sabemos lo que han pesado estos asuntos en ese país. España ha marcado otra vía distinta, más beligerante cuando había que serlo, porque el ataque terrorista de Hamás fue brutal e inhumano. Pero la respuesta dada por Israel no tiene que ver tanto con la lucha contra el terrorismo, sino como un castigo a una población por el hecho de que en sus filas haya terroristas. Me parece terrorífico. Veo imágenes de niños cadáveres, o moribundos o malheridos de los escombros y los cascotes, porque les ha caído una bomba israelí, y me pregunto qué operación quirúrgica es esa. Simplemente es golpear, golpear y golpear para provocar el mayor castigo a la población civil.

En 2024 también dará que hablar un mandatario como Milei. 

 –Se le compara con Fujimori, tampoco tenía mayoría legislativa. A costa de combatir a Sendero Luminoso Fujimori consiguió un apoyo inicial para recortar las libertades, lo que aprovechó para implantar una dictadura. No creo que pueda darse el caso en Argentina, ni remotamente parecido; aunque Milei está con la ola a favor de entrada, acaban de elegirlo, ya se empiezan a escucharse voces de gente que se arrepiente de haberle votado. Veremos lo que pasa. La política tradicional tampoco ha sabido dar cuenta de los problemas de Argentina, que vive una situación de miseria económica muy grande, y una depauperación de las clases medias. Ahora llega un mesías con un mensaje mesiánico, pero parte del pueblo está dándose cuenta de que en vez de elegir susto han elegido muerte.

Dirigir un programa de análisis político nocturno, ‘para cafeteros muy cafeteros’, es quizá una ventaja, por tener un nicho definido.

–Tiene ventajas e inconvenientes. Los muy cafeteros son gente muy especializada, y tienes que saber muy bien el terreno que pisas para no patinar o deslizarse, y no hablar de lugares comunes, porque nuestro público son políticos de primer nivel, prácticamente toda la clase política, me consta incluso por los mensajes personales que me llegan. El público en general es muy concienciado y con un alto conocimiento de la situación política. Eso te obliga a ser más preciso y riguroso que nunca. También provoca que las críticas en cuanto a la exigencia sean mayores, y eso te anima tratar de hacer un mejor programa. Tenemos una audiencia en claro ascenso. Con el mejor dato de telespectadores estos cuatro últimos meses de los 15 años de historia del programa. Esperemos acabar así la temporada. El momento político nos ayuda, pero estos meses han sido espectaculares en audiencia. De hecho vamos a aumentar ahora media hora más el programa. Hasta las 12 y media, y tratar de seguir aportando esa reflexión serena de lo que pasa en el país, contarlo, interpretarlo y analizarlo. Parte de nuestro éxito es la pluralidad de voces. y al mismo tiempo el tono cordial, menos crispado y más analítico. 

“En Gaza van más de 22.000 muertos. Israel se lo tiene que hacer ver, y si no, que la comunidad internacional se lo haga ver de una vez”

Un medio público siempre está en el ojo del huracán. ¿Le han dicho que el programa adolece de opinadores de fuera de Madrid, de vascos, por ejemplo?

–Sí, y parte de razón tienen. Lo que pasa que hoy la política se decide en Madrid. El día a día se juega en el Congreso de los Diputados habitualmente. Hay analistas de medios catalanes y vascos que están también en Madrid informando. Por ejemplo, Enric Juliana. Sobre el resto es muy complicado tener cada día o cada semana representantes de cada una de las comunidades. Lo tratamos de hacer, estamos intentando conseguir que se desplacen a Madrid, había dificultades casi burocráticas que se han solventado, esperemos que podamos incorporarlos próximamente. Mientras no llega ese momento, muchas veces hacemos dúplex con periodistas o analistas de otras comunidades. El año pasado hicimos una gira de programas por prácticamente todas las comunidades, incluida navarra, con tertulianos de allí. No se hizo en Galicia y al País Vasco, porque iban a tener elecciones este año, y lo dejamos para ahora. El papel de Vox en la política nacional en los últimos años, Ferraz, Casado, Feijóo, Ayuso, Pedro Sánchez, qué pasa con Podemos... todo ese partido normalmente se juega en Madrid. Es normal que tengas una mirada más desde allí. Eso es compatible con admitir que a veces deberíamos tener una un poco más periférica. A mí que vengo de un centro territorial, soy gallego, poco más periféricos hay que los gallegos lo sé. Pero el año pasado hicimos un esfuerzo económico brutal para tener cuatro tertulianos con monográficos por comunidades. Para que no se hable solo de ello en el territorio concreto, sino en toda España. 

En la red X a veces tira de humor frente a la mala educación o las impertinencias.

–Trato de recurrir mucho a la ironía, algo de toda la vida los gallegos, muy buena para manejarse en política y para contestar. A veces hay que ser un poco más duro, o no siempre contesto. Muchos perfiles son de cuentas fantasmas. Eso me molesta bastante, porque yo he dado mi opinión siempre con nombre y apellido. No soporto a estos que se esconden tras una máscara. Si tienes que decir algo a alguien dilo a cara descubierta. Por eso contesto cuando atacan o difaman a Televisión Española, a mi programa o a mí, o incluso a gente que quiero y conozco. Elijo bien a quién contestar, pero creo que hay que hacerlo, porque no debemos dejar el uso de las redes exclusivamente para el ataque, el odio o la rabia y la indecencia.

“Estaría encantado de entrevistar a Puigdemont”

Ha citado antes a Carles Puigdemont. Entiendo que el día que regrese le gustaría entrevistarle y que considera informativamente interesante hacerlo.

–No solo eso, llevo meses pidiendo pidiendo una entrevista con él, y la han denegado, creo que eso también se lo deberían hacer mirar. No solo para cuando venga, ya antes de venir he pedido entrevistarlo desde hace ya bastante tiempo y nunca ha sido posible. No pueden decir en este caso que no les hemos dado voz, han sido ellos los que han preferido no hablar.

Sabiendo que la entrevista le generaría a usted palos y críticas.

–¿Es un agente político de primer nivel? Sí. Más allá de lo que te guste o no. Yo nunca digo mis preferencias, salvo en las reuniones con mis amigos. Pero indiscutiblemente es un actor político de primer nivel. ¿Soy periodista? Sí. ¿Debo entrevistarlo? Por supuesto, por eso he pedido una entrevista desde hace meses, y de momento nos la han denegado, pero encantado de poder entrevistarlo antes de que venga, cuando lo haga o después, porque es de tal relevancia que ha decidido la posibilidad de que hubiera Gobierno en España y no volviéramos a otras elecciones. No tendría ningún problema, y si me critican que me critiquen, ya estoy acostumbrado. A mí me deberían criticar si tuviera la intención de no entrevistarlo, si no quisiera hacerlo. 

La gente joven se ha alejado de la televisión convencional. ¿Cree que es un público recuperable?

–Como TVE estamos viviendo nuestra mejor época en más de una década en programas e informativos, nuestra situación es muy favorable. Es cierto que en cuanto a concepto general, si se fragmenta el consumo en soportes no tradicionales, afecta. Mis chavales ven mucho la televisión conmigo, pero también en una tablet, en un ordenador o en el móvil y en plataformas como YouTube. Hay que competir con ello, igual que la radio lo hizo con la televisión y el teatro con el cine. Todo se acumula y no anula lo anterior. Creo que la televisión convencional siempre va a estar como un referente de lo que pasa en nuestro país.