Una nevada como las que se recuerdan de antaño. Los vecinos y vecinas de los valles pirenaicos coincidieron ayer en que hacía muchos años que no veían caer tanta nieve. Y es que, a las precipitaciones del miércoles, se sumó la de ayer hasta alcanzar espesores de 90 centímetros en Orreaga/Roncesvalles o los 60-70 centímetros en Abaurregaina/Abaurrea Alta, Aintzioa o Aurizberri/Espinal. En los pueblos de los valles de Roncal y Salazar se acumularon más de 50 centímetros, y hasta un metro en Belagua. El temporal obligó a suspender las clases en algunas escuelas y los centros de salud permanecieron abiertos si bien se cancelaron algunas consultas. Las carreteras pudieron ser transitadas, aunque con precaución.

La concentración escolar de Garralda (valle de Aezkoa), en la que estudia un centenar de escolares de Infantil, Primaria y ESO se vio obligada a cerrar sus puertas tras el aviso de los conductores del transporte escolar .“Nos avisaron de que era muy difícil circular por la carretera, y como la mayoría de nuestros alumnos utilizan transporte, decidimos cancelar las clases. Ya recuperaremos en junio”, afirmaron desde el claustro.

Hubo clases en tres de las cuatro escuelas unitarias de la zona (Auritz-Burguete, Aurizberri-Espinal y Luzaide-Valcarlos). Solo la de Erro, al igual que el miércoles, permaneció cerrada. Tampoco abrió la escuela infantil Haurren Txokoa de Aurizberri Espinal ni el colegio e IESO de Roncal. “El profesorado ha acudido, pero la falta de alumnado ha hecho imposible dar clase. Son pocos los escolares que podrían venir a pie. Algunos tienen 1 km de trayecto con 40-50 cm de nieve”, aseguraron desde dirección. 

Alumnos acuden a pie al colegio de Otsagabia, en medio de la nieve. Marian Zozaya

En Otsagabia, el colegio comarcal permaneció abierto, con el alumnado y profesorado que llegó a pie, ya que los autobuses no pudieron salir a hacer su recorrido. Un tractor municipal y una máquina quitanieves abrieron camino hacia la residencia de la tercera edad, consultorio, farmacia y a la propia escuela. 

Salud, lo imprescindible 

La actividad en los centros de salud no se interrumpió pero se vieron mermados algunos servicios. En el de Auritz-Burguete, por ejemplo, no hubo servicios de pediatría ni en algunos casos de atención domiciliaria. También se dieron varias cancelaciones de citas presenciales y los profesionales que trabajaron el miércoles tuvieron que alargar sus jornadas, modificar turnos o teletrabajar desde casa, entre otros. “Si el servicio se ha dado es gracias a que los que estaban trabajando el día anterior se han podido quedar y a que los de la zona nos hemos podido apañar”, afirmaron. Además, en la madrugada del jueves, debido a una urgencia, precisaron la ayuda de los bomberos de Auritz/Burguete. “Tienen un vehículo con ruedas de invierno, pero no es traccionado, así que en estas circunstancias, les abrimos el paso y les ayudamos”, explicaron.

Una imagen bucólica de Auritzberri/Espinal. Villar Lopez

 En el centro de Ezcároz (valle de Salazar ) se atendió lo imprescindible. Registraron cancelaciones de citas y analíticas, y todo lo posible se resolvió por teléfono. Aún así, la atención domiciliaria se cubrió a pie y, a primeras horas, el camino para la ambulancia fija en el ambulatorio se abrió con palas y otras máquinas del consistorio. Su uso, al final, no fue necesario.

Con dificultad se trabajó en el centro de salud de Isaba, en el que los dos sanitarios que atienden el valle (Isaba y zona; Roncal y Burgui) decidieron permanecer en el consultorio y atender las urgencias, en su caso, con ayuda de la Guardia Civil ante la imposibilidad de desplazarse a los domicilios entre pueblos, ya que en algunos la nieve alcanzó los 80 cm. En Isaba los domicilios se atendieron con raquetas y tampoco se registraron urgencias. “Nuestro problema es que no hay forma de aparcar en los pueblos, ni de llegar a los consultorios”, aseguraron desde el centro, que reconocieron que “muchos no han querido perder las consultas con los especialistas en Pamplona y se han animado a coger el coche”. 

Además destacaron la buena red comunitaria entre los vecinos en estos días de la mayor nevada acumulada que se recuerda en el valle este siglo.

Afecciones al suministro eléctrico 

La nevada también provocó la caída de algunos árboles en las vías, como en la carretera en dirección a Orbaizeta, que fue reabierta tras actuar los servicios de limpieza de la Junta de Aezkoa, y en el kilómetro 25 de la N-135, en el puerto de Erro. Asimismo, el temporal afectó al suministro eléctrico y casi todos los valles sufrieron cortes intermitentes de luz. “Con lo de hoy puede ser normal que tengamos cortes de luz, pero que ya estemos con problemas desde la primera nevada es vergonzoso. Y más cuando el año pasado nos arreglaron la red de tendido eléctrico en Aribe y se supone que tiene una potencia tres veces mayor y que el problema se había solucionado. Pero estamos peor que antes”, aseguró el presidente de la Junta de Aezkoa Karlos Bueno. 

 Las carreteras de acceso a los mismos (Roncal NA-214 y Salazar NA-178) pudieron ser transitadas, aún con precaución. Sin embargo, a pesar de la actuación continuada de las quitanieves, en todos los casos no se pudo facilitar el acceso a los puestos de trabajo. A partir de hoy, el foco de preocupación pasa al hielo, que complicará la movilidad y trayectos, los riesgos de caídas y accidentes de tráfico.