Diez minutos, el tiempo que se necesita para donar sangre, una sangre que puede ayudar a salvar tres vidas. Las nubes no han impedido este miércoles que una multitud de donantes se hayan acercado al parque de Antoniutti para colaborar en la campaña de donación de sangre organizada por Adona, en colaboración con el CIP Huarte. Con motivo del Día Mundial del Donante de Sangre, un autobús de la Adona ha estado desde las 9.00 hasta las 14.00 horas atendiendo a todas aquellas personas que quisieron colaborar en la labor altruista de donar sangre. 

No fueron pocas las personas que se acercaron al parque de Antoniutti atraídas por la iniciativa solidaria. Algunas personas decidieron donar sangre tras escuchar la oferta de los estudiantes del CIP Huarte, que animaban a colaborar a la gente a pie de calle. Otros ya estaban inscritos con antelación e iban acudiendo al autobús en su horario de cita. 

Los alumnos y alumnas del CIP Huarte, que cursan distintos grados medios, se encargaron de preparar algunas actividades para que los donantes pudieran gozar de una buena experiencia: organizaron una gastroneta con variedad de pinchos, prepararon actividades deportivas y se movilizaron para animar a la gente a colaborar.  

En la parte exterior del autobús, atendiendo a las personas que necesitaban informarse, estaba de pie el presidente de la fundación, Antón Zubasti, con 170 donaciones a lo largo de su vida. Declaró que “el objetivo de esta campaña no es solo conseguir muchas donaciones, sino que lo más importante es concienciar a la gente de la necesidad de donar sangre”. De este modo se busca “que la donación de sangre sea regular en el tiempo y que no tenga picos y bajadas durante las épocas del año”, subrayó Zubasti. 

Donantes primerizas

Dentro del autobús, habilitado expresamente con todos los utensilios médicos para extraer sangre de forma segura, cuatro enfermeras atendieron a los voluntarios. En una de las camillas situadas en los laterales del vehículo se encontraba Cristina Bértolo, de 48 años y de Pamplona. Acudió por primera vez a donar sangre ayer. Es docente en el CIP Huarte y declaró que “antes no había podido donar por cuestiones de salud y ahora que ya lo he hecho tengo pensado repetir”. A su vez, valoró todo el esfuerzo que hicieron sus alumnos al preparar esta jornada y les animó a que se unieran en la labor de la donación.

A su lado, en otra camilla, con una de las enfermeras midiéndole la tensión, se encontraba Irantzu Muñoz, de Ansoáin y con 19 años recién cumplidos. Caminaba por la calle y dos alumnos del CIP Huarte le comentaron la posibilidad de colaborar, así que decidió unirse a la iniciativa. Estaba un poco nerviosa porque también era su primera vez donando sangre. A pesar de los nervios, declaró que “es una experiencia nueva y me ha gustado”. También se mostró dispuesta a volver a donar en un futuro. Es un patrón que se repite en la mayoría de las personas: volver a hacerlo.

Un poco más atrás, cerca del asiento del conductor, Auxi Morillo ya estaba estirada en otra camilla, preparada para el pequeño pinchazo. Tiene 30 años y dijo, con una sonrisa, que se lo esperaba peor y que “el personal es muy amable”. Auxi no descarta volver a hacerlo en un futuro: “Tengo ganas de poder volver a donar dentro de cuatro meses”. 

Como anunciaban los alumnos del CIP Huarte en la preparación de esta jornada, “son diez minutos que pueden salvar tres vidas”.