Un total de 89 menores ucranianos que viven en el entorno de Chernóbil llegaron el 27 de junio a Irún para encontrarse con sus familias de acogida y pasar el verano en la Comunidad Foral y en la CAV. 23 de ellos fueron acogidos por familias navarras y, tras dos meses, regresarán este domingo a Chernóbil en un viaje de 72 horas en autobús.

Los otros se distribuyeron por Gipuzkoa (33), Bizkaia (27) y Álava (6). Todos ellos consiguieron un hogar para estas vacaciones con la ayuda de la Asociación Chernóbil Elkartea, que desde 1995 se dedica a traer a menores ucranianos con el objetivo de que “descansen de la radiación”, como informan desde la asociación. Ahora, con la guerra, el motivo de su acogida es doble. Por un lado, el entorno contaminado por la explosión de la central nuclear en 1986. Por el otro, el conflicto con Rusia que tiene a los ciudadanos ucranianos en guerra desde el 24 de febrero de 2022.

Marian Izaguirre, miembro de la Asociación Chernóbil, explicó cómo vienen los menores desde Ucrania: “Antes viajaban en avión, pero ahora con la guerra el espacio aéreo está cerrado, así que los traemos en autobús. Hacemos parada en Polonia y luego hasta España”. Esto supone un gasto económico elevado, por lo que “conseguimos financiación gracias a donativos particulares y de empresas”, declaró. Aquellas personas que estén interesadas en ayudar pueden ponerse en contacto “con nosotros a través de la página web chernobil.org o el número de teléfono 670419078 y hacer un donativo”, finalizó.

Otra forma de ayudar es acogiendo a un menor para que pueda pasar aquí las vacaciones. Este verano han sido 23 las familias las que han decidido dar el paso. Navarra, desde hace años, es una de las comunidades en las que siempre hay gente dispuesta a acoger. Muchos niños repiten con la misma familia año tras año. Para ello, la asociación hace un llamamiento a las familias. Las que deciden dar el paso y ofrecerse, pasan por una serie de entrevistas. Si son consideradas aptas, se les asigna un menor. De esta forma, niños y niñas que se crían en un entorno de radiación y de guerra pueden desconectar durante unos meses para cuidar su salud y su bienestar emocional.

Durante el verano las familias han podido disfrutar de actividades de ocio organizadas por personas voluntarias de la asociación: visita al Aquarium de Donostia, tarde en las piscinas de Andosilla, taller de madalenas en Pobes, excursiones en el Valle de Atxondo y entre Zarautz y Getaria, Saretxo mnigolf, taller de pintxos, juegos tradicionales... y demás actividades que han servido de punto de reunión para los menores ucranianos y las familias de acogida. Han sido dos meses en los que los niños y niñas procedentes de Chernóbil han podido desconectar de dos realidades: la guerra y la contaminación.

Menores ucranianos, disfrutando de una partida de minigolf en Saretxo. | FOTO: CEDIDA

El viaje de regreso

Los 89 menores ucranianos que han estado en Navarra y País Vasco emprenderán este domingo el camino de vuelta a sus casas. La de este verano es una despedida más dura que en otras ocasiones y aque regresan a un país en guerra, que sufre diariamente cortes de suministro y una gran inflación, como destacan desde la asociación. También cabe esperar que, al igual que el año pasado, este sea un curso escolar irregular para todos los niños y niñas de Chernóbil, marcado por la suspensión de las clases de forma reiterada. Pero eso no significa que no sea una vuelta feliz y necesaria, ya que a todo ellos les esperan sus familias en Ucrania, algo que no se puede sustiuir.

El viaje de vuelta ha comenzado a las seis de la mañana. Dos autobuses, que han partido desde Barakaldo y Pamplona han salido en dirección Gipuzkoa, lugar en el que han recogido a los menores de allí, a las siete y media. La primera etapa del viaje terminará el lunes en Polonia. Allí harán noche y partirán el 29 hacia Ivankiv. Llegarán el 30 de agosto por la mañana. Es un viaje largo y duro, pero seguro.