Quique Torrón, de 52 años, estaba este mediodía, en torno a las 14.15 horas, sentado en la mesa, dispuesto a empezar a comer con su mujer y dos hijos en su casa, en la avenida Esteríbar de Olloki, cuando de repente empezó a escuchar "un ruido muy raro y muy cerca de casa". Aquello alteró la rutina. "No me parecía normal y, al asomarme a la ventana, vimos una humareda ya importante. El ruido que oíamos era del trigo que ya lo habían cogido las llamas".

Quique Torrón llamando a los perros para sacarlos del centro

Quique Torrón llamando a los perros para sacarlos del centro DIARIO DE NOTICIAS

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El fuego ya había quemado parte del pinar del monte San Miguel y había alcanzado los campos de cereal ladera abajo. En la falda, apenas a 100 metros de la casa de la familia Torrón, se encuentra la residencia canina Urbi de Huarte, donde varios policías forales descendían a la carrera con cizallas para poder salvar a los animales. Al pasar por las viviendas, donde la mayoría de vecinos refrescaba la zona con sus mangueras, pidieron colaboración y ahí fue cuando Quique, que también cuenta con una amplia familia perruna (eran criadores de perros y tienen varios bichones habaneros), descendió por el camino y entró con los policías en la instalación. También lo hizo algún vecino más, incluso un conductor que detuvo el coche en un camino de acceso al comprobar lo que ocurría.

De allí liberaron del recinto hasta la calle a más de una decena de animales, porque la situación era límite debido a la proximidad de las llamas. “Se estaban quemando incluso los árboles que rodeaban el edificio. Hay algún animal al que no pudimos liberar porque estaba cerrado. Al llegar, les vimos que estaban un poco perdidos, alguno te intentaba morder del estrés que tenían y no nos hacían mucho caso para que les sacáramos de allí. Hemos hecho lo que hemos podido y lo mejor posible porque de haberse quedado dentro, no se lo que hubiera pasado con los animales”. Al poco rato, a Quique y familia humana y perruna les aconsejaron desalojar su vivienda de modo preventivo.Contemplando el paisaje que antes de este mediodía tenía enfrente de casa, decía: "Qué pena, se nos ha quedado muy triste el monte".