Por tristes ironías de la vida, tanto la selección femenina de balonmano en el Mundial como la masculina en el Europeo han acabado en el mismo puesto, el más que discreto 13º, que supone haberse quedado a las puertas de las fases principales. En el caso de los chicas es el peor resultado desde que en 2005 no lograron clasificarse para el Mundial de Rusia. Y en el caso de los chicos es su peor actuación en un Europeo desde que este torneo comenzó a celebrarse en 1994, y sabe especialmente mal porque corta una racha en él de cinco medallas consecutivas. Está claro que el balonmano español ha tocado fondo y, aunque no se puede negar que la suerte influye en competiciones tan igualadas –los Hispanos se quedaron a un solo gol de la Fase Principal– y que esto depende mucho, como en el vino, de las añadas de jugadores, debería hacer una reflexión sobre lo que está haciendo mal y puede mejorar para próximas citas.