El Angliru, descubierto en 1999, era para entonces un mito, una leyenda asturiana descubierta para la Vuelta. Una montaña reverencial por su extrema dureza. El puerto es cruel, brutal y abisal. Se pedalea para no caer en las fauces de sus rampas imposibles. Al Angliru se sobrevive a rastras. No existe otro modo de subir. Cada uno con su cruz. Se trataba de balbucear en el horror. No había gritos, ni ánimo, ni voces amigas en la Vuelta de la pandemia, en 2020. Era un ejercicio de introspección en el dolor. Una tortura psicológica en el muro de las lamentaciones. Hacia la cumbre, de rodillas. A gatas. En ese escenario feroz, tres años atrás, en la Vuelta del coronavirus, en la distopía, Roglic defendía el liderato aferrado al manual de estilo de los líderes modernos: una subida a relevos. El Jumbo fijó una cordada con los mejores sherpas para llevar a hombros al esloveno hasta la cima. Los rostros de Gesink, Bennett y Kuss rodeaban a Roglic el día de autos. Sucedió en noviembre por el corrimiento de fechas que provocó el coronavirus. Frente al infierno del Angliru, la montaña despiadada que escupe fuego, Gesink desacreditó a Bennett, que se plegó, descubierto por el ritmo de su propio compañero. El neerlandés, el sufrimiento maquillándole el rostro, la nariz chata del padecimiento, el gesto torcido, tuvo que apartarse, engullido por el esfuerzo de una subida sobrehumana. Infernal.

En ese ecosistema, un rostro joven, desconocido, apenas colorido, apareció entre los porteadores de Roglic. Era un danés de apellido complejo. Indetectable hasta ese momento. Desconocido, anónimo. Un muchacho traslúcido y sumamente ligero. Ese chico puso sus piernas al servicio de Roglic. Ascendió con determinación. Formidable. Un escalador fastuoso pero sin mímica. Logró empequeñecer el grupo de favoritos cuando se apartó del frente. A Roglic sólo le quedó el colibrí Kuss y los rivales. En la cima de la montaña imposible venció Hugh Carthy, que murió y resucitó en cada pedalada. El esloveno padeció, pero Kuss le sostuvo. Roglic se dejó el liderato, que lo recogió Carapaz. Al ecuatoriano le ejecutó el esloveno más adelante.

14º en el Angliru

De aquella subida de hace tres años, quedó la primera huella de Jonas Vingegaard en una grande. Fue el 14º en el Angliru, a 3:31 del inglés. Desde entonces hasta ahora, cuando la Vuelta –comienza el sábado en Barcelona– regrese a la mole asturiana, el gran danés acumula dos coronas del Tour y un segundo puesto en la carrera francesa en la edición de 2021. Entonces fijó su impronta en el Mont Ventoux, cuando agrietó a Pogacar por vez primera. Pareció una anécdota. En realidad fue un aviso. El anuncio de las grandes gestas. Los dos últimos Tours le pertenecen después de derrocar a Pogacar, el rey que tenía intención de extender su imperio hasta el infinito. La irrupción de Vingegaard, el inesperado, acabó con la serie del esloveno en 2022 después de una exhibición colosal en el Granon. Coronado por segunda vez en los Campos Elíseos de París al dominar el Tour por aplastamiento después de un magnífico duelo con Pogacar, el danés se alista a la Vuelta. Retorna el danés al lugar en el que encendió la chispa camuflado entre la guardia pretoriana de Roglic.

Vingegaard es ahora una de las grandes luminarias. El mejor ciclista de las grandes vueltas. Sus victorias en el Tour así lo establecen. El danés se conecta nuevamente con la Vuelta desde una perspectiva opuesta a la que encaró el Angliru aquel 1 de noviembre de 2020. Se desconoce si el plan del Jumbo es elevar a Roglic, vencedor del Giro, al frontispicio de la historia de la carrera española con su cuarta victoria, (agarró la Vuelta en 2019, 2020 y 2021) o si maniobrará en favor del danés para que siga escalando como jerarca de las grandes carreras por etapas. El 13 de septiembre, en la 17ª jornada de la Vuelta, el Angliru, la montaña que derroca voluntades, que empequeñece al ser humano hasta hacerlo insignificante, tal vez lo defina. Regresará el danés al lugar en el que mostró su primer destello. El comienzo. El fogonazo que prendió la explosión de una supernova. Vingegaard, primer acto.

La vuelta, Vlasov será el líder del bora

Participación. Los equipos participantes en la Vuelta continúan desgranando las identidades de los ciclistas que los conformarán. Aleksandr Vlasov comandará al Bora, que también cuenta con Higuita, en la Vuelta que comienza el sábado en Barcelona y finalizará el día 17 en Madrid. El ruso, segundo en la Vuelta a Burgos que conquistó Roglic, buscará estar entre los mejores de la carrera española en un curso complicado para él. Vlasov se retiró en el Giro. En la carrera española también quiere volver a sonreír Hugh Carthy, tercero en 2020. En el Lidl, Bauke Mollema será el hombre designado para la general. En el DSM, Romain Bardet tratará de encauzar el curso tras retirarse en el Tour.