Desde que comenzaron su andadura en 2003, la compañía Estévez y Paños se erige como una de las producciones más notables en lo que a la danza flamenca se refiere. En 2019, Rafael Estévez, de Huelva, y Valeriano Paños, barcelonés, recibieron el Premio Nacional de Danza en la modalidad de creación, premio otorgado por el Ministerio de Cultura. La compañía llega al Flamenco On Fire con su espectáculo La Confluencia, una representación que aúna danza, cante e historia, y que realiza “una búsqueda coreográfica y musical por un arte que las culturas blanca, gitana, judía y morisca junto a la esclava negritud y las idas y vueltas atlánticas, crean a fuego lento, sentando así, sus bases rítmicas, armónicas y melódicas”.

¿Cómo es para ustedes formar parte del Flamenco On Fire? 

–Para nosotros es un placer. El Flamenco On Fire es un festival de referencia en el que se pueden ver desde propuestas muy ortodoxas, hasta representaciones más experimentales y vanguardistas. Tenemos muchísimas ganas de subirnos al escenario.

¿Cómo será la actuación?

–Vamos con nuestra propuesta actual con una de nuestras últimas producciones, La Confluencia. Es un espectáculo que tiene su punto de partida en las residencias artísticas de los Teatros del Canal de Madrid. La Confluencia es nuestra lectura particular de la raíz de los códigos del arte flamenco. Es un proyecto que tiene como objetivo la creación coreográfica, desde un lenguaje de baile flamenco actual, que se alimenta de su pasado y su raíz. Evidentemente, también nos dejamos influir por el arte contemporáneo, ya que al final el baile flamenco que estamos haciendo es hijo del tiempo que estamos viviendo. Todo esta envuelto de una carga y una investigación muy exhaustiva en torno al legado que nos dejaron los grandes maestros. En todos nuestros proyectos nos gusta hacer esa parte de investigación histórica.

¿Qué esperan del público de Pamplona?

– Esperamos una buena respuesta. Por el recuerdo que tenemos de cuando estuvimos en 2013 con la obra Flamenco Hoy, de Carlos Saura, es un público muy cálido y muy entregado. Esperamos que lo pasen bien, que nos acompañen y que podamos compartir esta aventura con ellos.

¿Qué quieren transmitir con su actuación? 

–Es una propuesta abstracta. Entre bailarines y músicos, en total somos ocho hombres. A través de la música y el baile encarnamos distintos personajes, distintos pueblos y distintos creadores anónimos. Todo ello ha contribuido a formar lo que a mediados del siglo XIX nace y crece como flamenco. Estos personajes son el campesino, el bolero, el esclavo, el judío converso, el gitano, el guitarrista, el americano, el andaluz o el hombre contemporáneo. No hay que olvidar que el flamenco era un arte contemporáneo porque lo hacen, lo crean y lo ejecutan los artistas de ese momento. Lo que hoy nos parece algo muy arcaico, muy ortodoxo o muy clásico, en aquel momento, fue vanguardia. Queremos que el público disfrute del baile, del cante, de la música, desde una perspectiva y una estética completamente neutra y contemporánea. 

“El flamenco no entiende de pasaportes ni de nacionalidades, entiende de corazón y sentimiento”

¿Cree que el Flamenco cada vez tiene más arraigo en el norte? 

Sí, sin duda. Aunque quizá sea común o popular en Andalucía o en Madrid, a lo largo de la historia, existen ilustres nombres en el mundo del flamenco que, por supuesto, no responden a fronteras. En el caso de Pamplona tenemos a Agustín Castellón Sabicas. Sin la aportación del maestro no se podría entender el flamenco de hoy. Como dijo el cantaor Pepe de la Matrona hace muchos años, “el flamenco es un pedazo de corazón humano”. Cualquiera que lo sienta de verdad, que le guste y que lo ame lo va a hacer bien, sin importar de dónde sea. El flamenco no entiende de pasaportes ni de nacionalidades, entiende de corazón y sentimiento.

¿Cómo acercaría a alguien al mundo del flamenco?

–El flamenco es cultura, es algo que no hay que entender, hay que sentir. Es una seña identitaria de nuestra idiosincrasia, que contiene toda la alegría, toda la rebeldía, toda la reivindicación y toda la tristeza. Es un arte único. Animaría a todo el mundo a que se acerque al flamenco porque es un arte en el que confluyen la música, la poesía popular, el baile... Contiene todas las facetas posibles y se convierte en un arte muy sanador. 

¿Qué les diferencia del resto de artistas que completan el cartel? 

–En el flamenco somos todos distintos. Lo bueno que tiene este arte es que no hay posibilidad de competitividad, es un arte donde cada uno somos únicos y personales. El flamenco es tan rico y tan potente que no se puede escoger solamente a uno. Animo a la gente a que vaya a todos los espectáculos posibles,que consuma teatro y que consuma cultura porque se pueden vivir experiencias únicas e inolvidables.

¿Qué planes tienen después de la actuación en Pamplona?

–Tenemos más funciones por delante, en la Comunidad de Madrid, en Sevilla... Tenemos previsto un viaje a Estados Unidos, estamos preparando un proyecto nuevo... Nosotros nunca paramos, afortunadamente.