Europa es un poder subalterno. Forma parte del club de los vencidos del mundo y ha estado presionada por un mundo que ha mantenido durante cerca de 80 años una lucha por la hegemonía”. Y para alejarnos de la bipolaridad, “lo único que nos compete es darnos cuenta de que cuanto más federados estemos, más podremos iniciar un camino independiente”. De este modo “podremos abandonar nuestra posición subalterna”, aunque no será posible si este giro se hace en solitario. Lo ideal es “hacer una oferta a otros países y regiones del mundo –casos de Latinoamérica o África– de una forma de vida que se sostenga sobre la paz, sobre la libertad, sobre la igualdad y sobre la capacidad de reflexionar profundamente sobre el sufrimiento, el dolor y la injusticia que hemos provocado en nuestra historia y que debe servirnos como compromiso con la emancipación de los pueblos y la libertad de los seres humanos”.

Así opina José Luis Villacañas Berlanga, catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y actual director de las revistas Res Publica y Anales del Seminario de Historia de la Filosofía. Villacañas, autor, entre otros, de libros como Neoliberalismo como teología política (2021), participará el jueves 13 de octubre en el diálogo sobre La deriva de Europa junto al escritor y profesor húngaro László Földényi. Será a las 17.30 horas en Baluarte

Unificación

Un día antes de su intervención, ambos pensadores compartieron un rato con los medios de comunicación, en el que László Földényi, autor de títulos sobre literatura y arte como Dostoyevski lee a Hegel en Siberia y rompe a llorar (Galaxia Gutenberg, 2003); El sudario de Verónica (Galaxia Gutenberg, 2005), o Goya y el abismo del alma (Galaxia Gutenberg, 2008), llamó la atención sobre lo que sucedió en el viejo continente el pasado 24 de febrero, fecha del inicio de la invasión rusa de Ucrania. “Ese día pudimos ver no la tradicional fragmentación de Europa, sino más bien una especie de unificación”, debida, dijo a que “hemos visto que esto no es solo una amenaza contra Europa, sino también contra los valores de democracia y liberalismo de la Unión Europea”. 

El ensayista húngaro insistió en esta idea a través de la reunión que la semana pasada reunió en Praga, por impulso de Macron, a los presidentes de todos los países integrantes de la UE, “pero también a 17 países que no forman parte de la Unión”. “Esto es la primera vez que sucede en décadas; con esta reunión Europa se mostró como un continente que defiende los valores de la democracia y del liberalismo, que para mí son lo mismo”, afirmó Földényi. A la vez, el escritor quiso aclarar que, “aunque parezca optimista no lo soy tanto”, habida cuenta que vive en un país, Hungría, donde se siente “atrapado por un presidente al que le gusta la democracia, pero no el liberalismo, y eso para mí es inaceptable”. Como también lo es que en la televisión y radio públicas de su país solo se escuche “propaganda a favor de Rusia”. 

El federalismo es la solución 

Por su parte, José Luis Villacañas dijo que sería mejor hablar de la deriva del mundo en general. “Europa, que es muy vieja y que como todos los viejos siente una cierta dificultad de existir, puede hacer cualquier cosa, pero no autoengañarse”, afirmó, en referencia a que el viejo continente no es más que “un poder subalterno”. “Forma parte del club de los vencidos del mundo, y ha estado presionada por un mundo que ha mantenido durante cerca de 80 años una lucha mundial por la hegemonía”. 

En el año 70, por ejemplo, “la influencia de Moscú llegaba hasta Berlín, y la determinante influencia de Estados Unidos llegaba justamente hasta ahí mismo”. Con el paso de los años, “hemos visto cómo el checkpoint se desplazaba a Bagdad y luego a Kabul, y ahora ha regresado a Europa, a Kiev”. Europa “forma parte de ese juego, pero no decide”, apuntó Villacañas, que, sin embargo, afirmó: “A diferencia de otros países, Europa dispone de un arsenal cultural, filosófico y político que le da un margen de movimiento. Y ese margen proporciona cierta independencia”, siempre, eso sí, “en una posición subalterna de los grandes poderes hegemónicos”.

“Hemos visto cómo el checkpoint se desplazaba de Berlín a Bagdad y luego a Kabul, y ahora ha regresado a Europa, a Kiev”

José Luis Villacañas - Catedrático de Filosofía

Y hay que salir de ahí. “Europa no puede quedarse del lado del Kremlin ni de Pekín, y no puede hacerlo por sus principios filosóficos, pero sobre todo por cómo estructuramos nuestra vida cotidiana”. Pero “tampoco puede quedarse del lado de Estados Unidos, con una sociedad arrasada por el racismo, la violencia, el uso indiscriminado de las armas, la desigualdad más absoluta... Porque ese tampoco es nuestra forma de vida. Aquí no nos cruzamos con un paisano y creemos que va armado, ni tenemos la mentalidad de que un policía nos puede matar”.

Para romper con esos bloques y tomar un camino independiente, el viejo continente debe apostar por el federalismo. Pero debe iniciar este itinerario en compañía de otros, porque si lo hace sola, “Europa lo va a pasar muy mal”. “Latinoamérica está en una situación similar a la que estaba Europa a finales del siglo XIX, pero ninguno de sus pueblos podrá salvarse de caer de un lado o del otro si no ejerce su propio federalismo o su proceso de unificación de algún modo”. Y “Europa solo podrá salvarse y avanzar en ese proyecto federal en la medida en que el resto del mundo haya proyectos parecidos que rompan la bipolaridad”. Eso sí, para caminar en compañía de esas regiones de Latinoamérica o África, primero deberá “enfrentarse a su pasado imperial”.

Papel del pensamiento

En cuanto al papel que la cultura y el pensamiento pueden ejercer en el contexto actual, László Földényi subrayó que ahora damos la libertad por supuesta, “pero olvidamos que no siempre fue así”. “Ahora estamos muy preocupados por el precio del gas, de los alimentos... pero también por la libertad debido a lo que ha hecho Rusia, porque sabemos que no es una amenaza solo contra Ucrania, sino contra todos nosotros y pensamos que algo tendremos que hacer”, señaló. Y añadió: “La libertad no es poder comprar cosas, es algo más profundo. Es un reto difícil sobre el que durante siglos han tenido que pensar y repensar autores como Shakespeare, Goethe o Samuel Beckett”.

“La libertad no es poder comprar cosas, es algo más profundo; es un reto difícil"

László Földényi - Escritor y ensayista

En este punto, Villacañas opinó que existe “una particularidad” en la historia europea que “consiste en entender la libertad como la capacidad del ser humano de mirar cara a cara a lo imposible, a lo que no es obvio, a lo que no está a la mano”. De este modo, “donde no hay un forcejeo real del ser humano con lo imposible, no hay experiencia verdadera de libertad”. Por lo tanto, esas declaraciones vertidas durante la pandemia sobre lo libre que era Madrid porque la gente podía tomarse unas cañas “son una devaluación radical de la libertad”, y quien pronunció esas palabras solo “demuestra ignorancia”.

“La libertad se ha hecho peleando contra lo imposible”, insistió Villacañas, que citó una frase del discurso La política como vocación del filósofo Max Weber: “Aquel que no ha luchado seriamente contra lo imposible nunca estará en condiciones de saber qué era lo verdaderamente posible”. Eso es “la cultura a todos los niveles”, dijo el catedrático, y puso el ejemplo de los Encuentros de Pamplona de 1972. “Se quiso ser libre en medio de una dictadura; la cultura tiene la capacidad de mostrarnos todavía los retos de lo imposible”, terminó.

"Donde no hay un forcejeo real del ser humano con lo imposible, no hay experiencia verdadera de libertad”

José Luis Villacañas - Catedrático de Filosofía