Aunque han pasado 31 años de aquello y tanto uno como otro han vivido una y mil situaciones sobre los escenarios, Gari y Txanpi se acuerdan con una amplia sonrisa de aquella noche. Fue en diciembre de 1991, entre las paredes del Okendo. Los gasteiztarras Hertzainak ofrecieron un concierto privado para varios amigos y conocidos con la idea de presentar el maxi Mundu berria daramagu bihotzean, donde se recogían temas como Guantanamera y Yankee Go Home.

“Lo pasamos bien”, apuntan ambos, mientras van sumando y restando nombres de los que estaban aquel día junto a ellos. Hay discrepancias lógicas con alguno de los presentes. Aún así, la memoria no les falla en muchos detalles. Durante y después de la, por así decirlo, actuación formal, hubo también tiempo para que unos cuantos invitados se añadiesen a la plantilla de componentes del grupo gasteiztarra. Entre ellos estaba Ernesto Valverde, al que Gari tiene en mente con las baquetas entre las manos.

Ernesto Valverde junto a varias de sus ‘posesiones’ musicales con la firma de Hertzainak. Cedida

“La verdad es que no recuerdo que yo tocara la batería, es posible que la aporreara un rato” apunta el hoy entrenador del Athletic Club, quien por entonces era jugador del equipo bilbaíno. “Soy un negado con la batería, y no era cuestión de fastidiar la presentación”, describe, al tiempo que apunta que allí acudió invitado por su hermano, el ilustrador y escritor Mikel Valverde, y por el cantante, guitarrista y compositor Ruper Ordorika.

Ahora que quedan tan pocos días para los dos primeros conciertos con los que la formación se despedirá para siempre del público hay tiempo también para recuperar algunas anécdotas y vivencias. Eso sí, Ernesto Valverde no va a poder acudir a las citas de este viernes y sábado en el BEC de Barakaldo. “No creo que pueda ir a ninguno. En estas fechas estamos en medio de partidos de preparación para volver a empezar otra vez la temporada después del Mundial. Es difícil para mí”.

Claro, cuando ya se produzca el agur definitivo el 6 de enero en Gasteiz, la Liga estará en marcha. “Me las arreglaré para verlos en vídeo, eso seguro”, vaticina Txingurri, que ve estos conciertos como “una celebración de lo que significaron los Hertzainak para muchos de mi generación. Y también como un homenaje a aquellos años, que nos marcaron a todos”.

Fue a través de su hermano como Ernesto Valverde tuvo noticia de aquella banda que se encontró por primera vez con el público en Nochevieja de 1981. “Le había llegado una maqueta de un grupo de rock que era de Vitoria y cantaba en euskera, algo increíble en aquel momento. Nosotros no éramos vascoparlantes, y yo entendía poco, pero me encantaron. Se metían con todos, eran geniales”, apunta el entrenador, quien, junto a su cuadrilla, escuchaba por entonces también a La Polla, Kortatu, Zarama... Su primer concierto de Hertzainak fue en la escuela de Magisterio. “Luego les vi más veces”, e incluso les hizo fotos en un festival anti OTAN en La Casilla. “Cuando sacaron el primer disco fue un bombazo para todos los que éramos jóvenes en los comienzos de los 80”.

Por todo ello, aquella noche en el Okendo “me parecía un regalo” que Ernesto Valverde quiso corresponder con una camiseta del Athletic Club. “Me firmaron el disco, me trataron genial… una gran noche” en la que “Javi, del Okendo, cantó Hil ezazu aita en castellano”. Así lo rememora quien, después, ha coincidido muchas veces con Kike, Txanpi y Bingen Mendizabal por Vitoria, con Josu Zabala en el Antzoki y “con Gari comprando cunas y coches para mis hijos (risas), y en bici dando una vuelta”, la última vez hace apenas unos meses.