En un día de clima nórdico, con nieve, lluvia y cielo gris, la escritora Susana Martín Gijón (Sevilla, 1981) ha visitado Pamplona Negra, un festival que conocía desde la distancia y al que se ha acercado“encantada” por primera vez para participar en una de sus mesas redondas.

Aludiendo al tema del encuentro que le trae a Baluarte, ¿cómo ve el potencial del género negro para profundizar en los aspectos sociales y cargar contra la sociedad?

Potencial yo creo que lo tiene todo, siempre he creído que es uno de los mejores vehículos para la denuncia social, o por lo menos para el retrato de la realidad social que tenemos. Es cierto que cualquier forma de arte o cultura puede poner el foco en esos temas, pero la novela negra, por el origen que tiene y por cómo se sumerge también en el crimen y en las desigualdades, da mucho más pie a eso, y para mí desde luego el enfoque social es uno de los elementos clave. Es cierto que ahora, dentro de esta buena salud de la que goza la novela negra, hay gente que hace una novela que casi se identifica más con el thriller, con el pasar páginas, con el entretenimiento y el tenerte enganchado con esos crímenes y esa resolución, pero para mí es esencial que haya también ese elemento social.

En su caso le ha servido para plantear temas urgentes como el deterioro del planeta o la defensa de los animales.

Sí, yo intento traer ese elemento de denuncia inherente a la novela negra desde sus inicios a la sociedad actual, a la realidad que tenemos hoy en día y a los temas que a mí más me apelan como ciudadana. Desafortunadamente, porque es inherente a la condición humana, siempre va a seguir habiendo violencia, o corrupción, pero también hay temas que a mí me interesan mucho y que no se han tratado en este género, como es el trato que damos a los animales o el trato que damos al planeta; y así estoy llegando también a una parte de la población que quizá no estaba concienciada previamente o no había tenido oportunidad de sumergirse en estas realidades, y se las estoy acercando a través de una trama de acción y adictiva.

Su última trilogía, la saga de la inspectora Camino Vargas de la que forman ‘Progenie’ (2020), ‘Especie’ (2021) y ‘Planeta’ (2022) ha tenido un gran éxito, superando el de sus anteriores novelas. ¿Cree que en parte se debe a que sus personajes son muy creíbles, humanos, con sus defectos? Personajes ‘normales’ y a la vez excepcionales, con los que nos podemos identificar.

Sí, intento hacer unos personajes muy de carne y hueso, del día a día, que podrían ser nuestros vecinos o podríamos cruzárnoslos por la calle. Estaba un poco cansada de los clichés de los protagonistas de novela negra. Afortunadamente ya se ha abierto un poco el arco desde ese tipo duro, el hard-boiled del sombrero fedora, la gabardina y la petaca y cero afectividades, y por supuesto masculino, y va habiendo muchos más, y yo intento convertirlos en humanos. Por ejemplo, a mí me daban mucha rabia esos protagonistas siempre traumados y amargados, con carencias afectivas brutales. Entonces, Camino en este caso es un tipa disfrutona, que ama su trabajo pero que también sabe desconectar; que duerme (ríe), porque a mí me daban mucha rabia estos personajes que jamás duermen, que se meten en un caso y ya no hay sueño ni hay nada. He intentado dotar a los personajes de esa humanidad y penetrar también en sus casas; he intentado hacer de todo el grupo de homicidios una novela muy coral, y que seamos capaces de sentirnos un poco cerca, sentirnos en sus cabezas y en sus familias, en sus casas.

“Me gustaría dar al grupo de homicidios de Camino Vargas la oportunidad de meterse en algún caso más”

¿Camino Vargas tiene cosas suyas?

No lo sé... A ver, en todas las novelas se te cuelan temas, o incluso yo diría en todos los personajes. Pero no... en algunos aspectos me gustaría ser más como Camino, no preocuparme tanto por el pensamiento de terceros o por las convenciones sociales... en ese sentido me parece que está muy por delante y la admiro. Luego en otras cosas es demasiado poco diplomática, demasiado bruta... yo tengo mucha empatía, igual el punto intermedio estaría mejor (ríe), pero bueno, tampoco es que quiera ser como ella.

Su compromiso con que haya personajes femeninos protagonistas es firme.

Sí, parece increíble pero cuando empecé a escribir la primera de mis novelas en 2011, apenas había referentes femeninos. Ha pasado poco más de una década y afortunadamente el género se ha poblado de personajes femeninos a la rienda, y con toda la diversidad que tenemos; no solo en base a estereotipos. Mi compromiso sigue siendo firme en ese sentido porque hay mucha diversidad. Mi primera protagonista, Annika, que era una mujer joven, idealista, de origen namibio pero afincada en Extremadura, no se parece en nada a Camino, una persona más madura, sin complejos. Hay tantas realidades que reflejar que ahí estamos, rellenando ese vacío que durante tantos años se ha mantenido, y especialmente en este género.

Extremadura ha sido escenario de algunas de sus novelas, y últimamente su ciudad natal, Sevilla. ¿Qué le ofrece para el género negro?

Sevilla es una ciudad espectacular para ambientar en ella una novela negra, y la verdad es que me fascina que no se haya hecho más. Es la cuarta ciudad más grande de España, con unas desigualdades sociales brutales, porque según datos del INE, de los diez barrios con más desigualdad de España, entre seis y siete todos los años son de Sevilla. Entonces ahí hay una gran desigualdad, y yo al meterme en todos los barrios, puedo hacer ese retrato de las desigualdades y de las oportunidades que se tienen por el hecho de nacer aquí o allá. Solamente por eso ya merece la pena. Hay mucho sevillano del centro que jamás ha pisado barrios como El Vacie, Los Pajaritos, Las Tres Mil Viviendas, y esa realidad también está ahí, y me sirve; a veces me meto en barrios un poco más elitistas o más turísticos, y solamente mostrando los dos ya estás haciendo evidente ese contraste.

“Afortunadamente, en una década el género negro se ha poblado de personajes femeninos a las riendas”

¿Tendrá más recorrido el personaje de la inspectora Camino Vargas?

Bueno, ahí no me puedo mojar mucho, porque quien haya llegado hasta el final de Planeta, sabe que hay una clave y que hay algo que se deja abierto. Lo que sí puedo decir es que le tengo mucho cariño al grupo de homicidios en su conjunto y me gustaría darle alguna otra oportunidad de meterse en algún caso más.

¿Trabaja ya en la próxima novela?

Ahora estoy trabajando en una novela muy diferente, que va a salir en septiembre. Yo creo que es mi proyecto más ambicioso. No quiero adelantar mucho, pero no tiene nada que ver con el grupo de homicidios de Camino y compañía.

¿Pero es de género negro?

Sigue un poco la línea de la novela negra y del thriller, con algunos elementos más.

Como escritora de historias de género negro, ¿cuál diría que es el mayor reto o la mayor dificultad?

Pues no lo sé... yo es que disfruto de todas las fases. Igual, supongo, que toda la trama quede perfectamente entretejida con las diferentes historias o subtramas, que las pistas se den en el momento justo al lector de forma que descubra ese misterio exactamente cuando tú quieres. Es el reto, es lo que me ha gustado a mí siempre como lectora del género y es lo que yo intento dar también a los lectores. Yo soy más lectora que escritora, siempre lo he sido y creo que siempre lo seré, y eso es algo que hay que mantener muy vivo.