CONCIERTO DE SÍLVIA PÉREZ CRUZ

Fecha: 23/03/2024.

Lugar: Baluarte.

Incidencias: Entradas agotadas. Sílvia Pérez Cruz presentaba su último disco, titulado Toda la vida, un día. Sílvia Pérez Cruz (voz, guitarra y saxo), Carlos Monfort (violín, mandolina, coros), Marta Roma (violonchelo, trompeta y coros), Bori Albero (contrabajo y coros).

Que Sílvia Pérez Cruz es una de las mejores voces nacionales era algo que ya sabíamos desde hace bastante tiempo; que sus discos y sus conciertos reunían grandes dosis de belleza, sensibilidad e investigación, también. Pero quizás no éramos conscientes de la plenitud que ha alcanzado con su último proyecto, que comenzó con el álbum Toda la vida, un día. Se trata de una obra faraónica, toda una rareza en estos días de presupuestos rácanos y precarias grabaciones domésticas. En el disco de Sílvia han participado un total de noventa músicos, repartidos en varios estudios de distintos continentes. Además de los numerosísimos instrumentistas, también aparecen otros artistas de relumbrón como Juan Quintero, Natalia Lafourcade, Liliana Herrero, Carmen Linares, Pepe Habichuela o Salvador Sobral.

Semejante nómina está al servicio de un álbum conceptual que versa acerca de las edades de una persona. Un planteamiento circular que se abre, lógicamente, con la infancia, y sigue discurriendo de manera natural y fluida por la juventud, la madurez… y el renacimiento. Cada uno de esos cuatro capítulos tiene una sonoridad propia y un color diferente, así como ilustraciones que ayudan a terminar de redondear el mensaje. Una obra, en definitiva, total, que corona a la catalana como una de las principales referencias de la música de nuestro país. El reconocimiento que está obteniendo así lo atestigua, con numerosos premios, entre los que destacan el Nacional de Músicas Actuales 2022 o las seis nominaciones que acaba de recibir a los premios de la Academia de la Música de España.

Un proyecto tan rotundo y bien definido como este Toda la vida, un día necesitaba una gira de conciertos a su altura, y, por lo visto en Baluarte, también lo tiene. De todas las veces que Sílvia ha visitado Pamplona, la del sábado fue, sin duda, la mejor. Según dijo, era la primera vez que llenaba un recinto en nuestra ciudad, y lo cierto es que las mil seiscientas personas que abarrotaron la sala principal de Baluarte disfrutaron de una actuación gloriosa. La acompañaron solo tres músicos, que en principio podían parecer pocos para representar la gran variedad musical del disco, pero que, a fuerza de talento y versatilidad, demostraron ser más que suficientes para pasear las canciones por las diferentes ambientaciones que estas requerían. Tocaron mayoritariamente instrumentos de cuerda, pero también batería, mandolina, sintetizadores, trompetas… El vestuario de los cuatro también estuvo muy cuidado, lo mismo que las luces, que bañaban el escenario con los colores de cada capítulo y ofrecían juegos de iluminaciones duras, penumbras absolutas, sugerentes sombras y contraluces, en unos efectos que recordaron a los de otra artista privilegiada, Rocío Márquez y su Tercer cielo.

Ordenaron el repertorio siguiendo el curso del disco (y también de la vida). Comenzaron con la infancia y unos sonidos más amables, marcados por las cuerdas y los tonos anaranjados. De ahí viajaron al azul, donde desbarraron maravillosamente con los sintes en el tramo de la juventud; esta parte reflejó el afán de experimentación que la autora siempre ha exhibido, desde sus primeros discos junto a Raül Refree. Desnudaron la preciosa voz de Sílvia en los verdes jardines de la madurez y revivieron, plenos de luminosidad, en la última fase de la vida, que no es la de la muerte sino la del renacimiento. En los bises, Mañana, de su disco anterior, el clásico Cucurrucucú paloma y una enrabietada Gallo negro, gallo rojo, interpretada esta última por Sílvia en solitario y dedicada a Palestina. La velada terminó con todo el auditorio en pie, dedicando una estruendosa y merecida ovación a los músicos.