El escenario actual de alza generalizada de precios haca cada vez más necesario un control de nuestros gastos para poder detectar algunos que sean menos necesarios, dónde podamos ahorrar, un cambio de proveedor de servicios, etc. y poder lograr al final de mes un ahorro más o menos considerable y equilibrar a futuro nuestro presupuesto.

En muchas ocasiones hay gastos fijos o puntuales que no tienes detectados su incidencia en el presupuesto doméstico y acaban por lastrar nuestra economía pese a que muchas veces no les damos importancia por su escaso importe.

Por eso es preciso detectar a la hora de reducir pagos y limitar caprichos un tipo de gastos muy perniciosos para nuestro bolsillo que se denominan gastos vampiro, porque nos chupan nuestros ingresos y nos hacen más difícil llegar a fin de mes.

Son aquellos gastos que, a pesar de tener una periodicidad fija, generalmente mensuales o trimestrales, no se pueden detectar fácilmente porque no muchas veces no los contemplamos en nuestro presupuesto pese a si innegable impacto.

Suelen ser por ejemplo gastos de plataformas de telecomunicaciones o televisión de pago, gastos relacionados a fugas de agua, gas, mal uso de electrodomésticos o problemas con las instalaciones de luz. 

También tarifas telefónicas con servicios contratados que apenas consumimos o servicios que no usamos, o incluso las plataformas en streaming o de música.

Son gastos que mes a mes nos hacen tirar por la borda mucho dinero y afectan a nuestras finanzas personales conforme se van acumulando. Pueden suponer entre 1.200 euros y 1.800 euros al año para una persona y llegar incluso a representar el 10% o 20% de los gastos mensuales, según calcula Richard Gracia Anso, experto en finanzas personales y autor del libro Superahorradores.

Para afrontar con decisión cómo nos afectan estos gastos es importante hacer una revisión de nuestros gastos, contratos o facturas para intentar detectar aquellos que pueden ser innecesarios. También debemos estar atento a los cargos de nuestras tarjetas de crédito, ya que hay ocasiones en las que si abonamos con ellas determinadas compras puede llevar aparejada una comisión que encarece la adquisición. Pagar más a menudo en efectivo o revisar las condiciones que tenemos contratadas con nuestra entidad financiera puede mitigar el impacto en nuestro presupuesto.

Cancelar suscripciones innecesarias a servicios de telecomunicaciones o cuotas de gimnasios o clubes deportivos puede ser una solución si no utilizamos habitualmente estos servicios o si la cantidad que pagamos por ella nos desequilibra nuestra economía doméstica.

La realización de un presupuesto más certero y ajustado a nuestras necesidades y a nuestra capacidad de gasto también nos ayudará a ello.

También debemos estar atento a los mantenimientos. Si por ejemplo se nos ha disparado la factura del agua, la nevera no nos enfría lo suficiente, nuestro coche gasta mucho aceite puede que sea por una avería o no cambiamos los neumáticos a tiempo puede ser contraproducente. Dejar pasar mucho tiempo este tipo no solo nos hará gastar más sino que puede que un día tengamos que afrontar una reparación completa y posiblemente muy costosa que vaya directa a la línea de flotación de nuestra capacidad de gasto.