El Banco de España lanzó ayer un nuevo aviso sobre la evolución de la economía en los próximos meses. Lejos de emitir un mensaje optimista, y pese a descartar una recesión en el Estado, el Informe de Estabilidad Financiera elaborado por el organismo y presentado ayer sirvió para traducir en cifras el clima de preocupación que lleva meses proclamando. Y, en esta ocasión, con acento en los datos que más afectan a las familias. Así, el documento estima que la inflación actual y el crecimiento disparado del euríbor en el último año van a causar un quebranto importante a los hogares. Un impacto que podría elevar, hasta el 13,8% del total, el porcentaje de hogares endeudados con carga financiera neta elevada; es decir, aquellos cuyos gastos suponen más del 40% de la renta disponible. En definitiva, encarecimiento de las cuotas hipotecarias y más deuda privada.

El director general de Estabilidad Financiera del organismo, Ángel Estrada, subrayó que el “escenario central” en el que trabaja el Banco “no prevé una recesión”, si bien alertó de que, con el ritmo de los acontecimientos que están dañando a la economía en el último año, “la probabilidad es mayor”. Para el regulador, “los riesgos para la estabilidad financiera se han incrementado” en el último semestre “debido a las tensiones geopolíticas y a una inflación más elevada y persistente”, lo que ha generado “una significativa desaceleración de la actividad”.

El Banco de España se detiene particularmente en el alza del euríbor, el tipo de interés que marca el ritmo a las hipotecas variables. La subida interanual de esta tasa superó el mes pasado los 300 puntos básicos, lo que va a incrementar, según el Banco de España, un 2,3% los gastos netos de los hogares ya de por sí endeudados. De esta manera, crecerán en un 3,9% –hasta el 13,8%– las familias que deben afrontar una deuda neta elevada. Esta se considera cuando los gastos mensuales suponen más del 40% de la renta disponible, un umbral que asesores y economistas recomiendan no sobrepasar en las finanzas personales.

“La combinación de una inflación más elevada con el menor crecimiento económico esperado, y el aumento de los tipos de interés afecta negativamente a la capacidad de pago de hogares y empresas, sobre todo en el caso de los segmentos más vulnerables, caracterizados por sus bajos niveles de renta, su dependencia de los productos energéticos y alimenticios y, en algunos casos, su elevado nivel de endeudamiento”, avisa el Banco de España. 

El informe del Banco también subraya que, si bien hasta el momento el impacto de las subidas de tipos de interés del dinero en empresas y hogares ha sido “modesto”, se espera que se intensifique en los próximos trimestres, afectando en mayor medida a la capacidad de repago de las familias.

En este contexto, la inquietud también alcanza el sector público, con cuestiones como el déficit y la deuda que amenazan con condicionar de forma severa las cuentas de las administraciones en los años venideros. El Banco asume que “la elevada deuda pública supone un factor de vulnerabilidad” y, en una alusión directa a las medidas anticrisis introducidas por el Gobierno recientemente, le reclama que el apoyo fiscal –cuyo último ejemplo es el nuevo tributo a banca y grandes energéticas– “debe ser temporal y focalizarse en los segmentos más afectados por la crisis energética”, y que lo complemente “con un programa de consolidación a medio plazo que refuerce la sostenibilidad de las finanzas públicas”. Por último, el informe advierte signos de “moderación” en la actividad inmobiliaria y destaca que “el conjunto del sector bancario español presenta una capacidad de resistencia notable”, lo que unido a que el endeudamiento de familias y empresas es inferior al de 2008, reduce el riesgo de sufrir una crisis como la de entonces.