El tercer empate en las cinco últimas jornadas de LaLiga del Real Madrid, 2-2 en Mestalla ante el Valencia, repleto de polémica por el pitido final del partido del colegiado Gil Manzano cuando se lanzaba un centro que acabó en el gol que habría dado el triunfo al líder, abre opciones de recortar distancias a Girona y Barcelona en una vigésima séptima jornada trepidante.

Un duelo repleto de emoción. Desde el emotivo homenaje a las diez víctimas mortales por el incendio en Valencia, hasta el dolor compartido por todos los futbolistas en la grave lesión de Mouctar Diakhaby. Con todo su peso le cayó encima de la rodilla derecha Aurélien Tchoauméni y se encogió el corazón de Mestalla al completo.

Bajó las revoluciones de un reencuentro esperado con Vinícius Junior. El brasileño rescató al Real Madrid con su doblete en la segunda parte cuando veía de cerca la derrota. Tras dos errores impropios de un partido de grandeza en un estadio que históricamente se le atraganta. La pérdida de 'Vini' donde nunca se debe perder el balón. El regalo en pase atrás de Dani Carvajal. Hugo Duro y Roman Yaremchuk volvieron a situar al Real Madrid al límite. Y a provocar una nueva reacción.

Cambió el escenario del partido a base de fe en el segundo acto. Con Carlo Ancelotti acertando en los cambios para acabar protagonizando un intercambio de golpes que pudo decantar el partido para cualquier lado de la balanza. El final de locura. Un penalti pitado y posteriormente anulado desde el VAR para el Valencia. Un paradón de Lunin. El tanto de la remontada madrisdista cuando el colegiado señalaba el final en una acción que dará mucho que hablar.