Carolina Molas, la suegra de Tamara Falcó, ha tenido una vida complicada. En una reciente entrevista, la madre de Íñigo Onieva ha confesado algunos episodios sobre su pasado que han permanecido ocultos hasta el momento. Los más importantes han sido la muerte de uno de sus cuatro hijos a los 7 años de edad, o las amenazas que sufrió su familia por parte de ETA.

La madre de Íñigo Onieva ha explicado cómo han sido las vivencias más difíciles que ha pasado a lo largo de su vida. Las situaciones más duras que ha vivido han tenido que ver con la muerte de uno de sus hijos, o con la persecución que sufría su familia por parte de ETA que les obligó a huir de Bilbao. Aunque apenas lo recuerda, no olvida cómo tuvieron que abandonar su casa en modo incógnito para evitar ser reconocidos: “Somos exiliados de ETA. En el 1983 tuvimos que venir a Madrid. Salimos huyendo una madrugada sin coger nuestras cosas y nunca más pudimos volver. Fue muy traumático. Yo tenía 15 años, una edad muy mala”.

Además, ha relatado que su padre estuvo amenazado durante muchos años y que se producían secuestros “a diario” en la zona donde vivían. “Mi padre llevaba muchísimos años amenazado y estuvieron a punto de atentar contra él muchas veces. Vivíamos en Neguri, y a nuestro alrededor había secuestros sin parar. Amenazaron a los primogénitos de las familias, como es mi caso, y eso empeoró mucho las cosas”. También ha narrado que, pese a haberse mudado a Madrid y pasar por diferentes viviendas, el miedo no cesaba: “Estuvimos viviendo en hoteles. Cuando por fin nos instalamos en una casa, nos íbamos mudando, porque nos iban descubriendo. Fue horrible. Tardamos años en vivir tranquilos. Cuando nos instalamos aquí, mi padre montó Cemevisa Madrid”.

Una historia de superación

Al margen de su complicada infancia y su exilio a Madrid, Carolina Molas también se ha pronunciado sobre su lado más personal y familiar, subrayando cómo superó la muerte de uno de sus cuatro hijos: “Estudié diseño de moda e industrial. Soy creativa y el trabajo de mi padre no me llamaba mucho la atención. Pero fui madre muy joven y me puso a trabajar con él. A los 25 tenía cuatro hijos. Uno de ellos falleció de meningitis a los 7 años. Lo tenemos aceptado, aunque costó”.