Este jueves, Karlos Arguiñano ha visitado el programa de Antena 3, ‘Y ahora Sonsoles’. El popular cocinero acudía al espacio de Atresmedia para presentar su nuevo libro de recetas y charlar con la presentadora acerca de su trayectoria y su familia dedicando unas preciosas palabras a su mujer. 

El vasco siempre ha sido una persona muy familiar, como demuestra siempre que tiene ocasión, y su visita al plató de Sonsoles Ónega no iba a ser menos. Arguiñano habló con la comunicadora sobre sus hijos y sus nietos y se emocionó al hablar de una de las personas más importantes para él, su esposa, Luisi. 

KARLOS ARGUIÑANO DEDICA UNAS BONITAS PALABRAS A SU MUJER, LUISI

Tras charlar con Ónega acerca de su trayectoria en los fogones, la presentadora recordaba que Karlos no solo ha triunfado en la cocina, sino también en su vida personal. 

“Llevo 52 años casado, yo inventé el matrimonio”, aseguraba el chef entre risas ante la alusión de la periodista que ponía un vídeo en el que se podía ver a la mujer del cocinero hablando sobre los complicados inicios de su relación.

“Mi mujer es que es muy graciosa porque dice las cosas como son”, afirmaba Arguiñano tras el vídeo y se lanzaba a revelar algunas anécdotas diarias de su matrimonio cuando él se encuentra fuera de casa por las grabaciones de ‘Cocina Abierta’. 

“Hay días que la llamo por teléfono y le digo ‘¿qué tal estás?’, y me dice ‘estoy jugando a las cartas’. Y yo ‘vale, hasta mañana’. Le llamo al día siguiente y me dice ‘si me llamaste ayer’ y encima no cuelga el teléfono y le oigo decir ‘mi marido qué pesado’”, desvelaba el chef.

Respecto a si su mujer disfruta de tener un cocinero en casa, Arguiñano puntualiza que “sé las cosas que le gustan y sobre todo las que no le gustan”, aunque sobre el éxito de su matrimonio asegura que el secreto está en que “por cualquier tontería mandar al carajo todo”.

Unas bonitas palabras que ha pronunciado en un gran momento para su matrimonio, que ha conseguido superar el bache que Luisi sufrió hace unos años coincidiendo con la pandemia cuando tenía miedo de salir a la calle y ni siquiera quería ver a sus nietos por miedo al contagio, un temor que ya tiene totalmente superado a día de hoy.