Opositor a la tiranía putinesca que, siguiendo el modus operandi habitual, ha fallecido en una mazmorra rusa “por causas que se deconocen”: Volvemos a estar, y perdón por el tópico facilón, ante la crónica de muerte anunciada. De hecho, ya lo dimos por apiolado en diciembre, cuando su familia denunció que llevaba tres semanas sin noticias suyas. Finalmente, apareció en una cárcel de los Urales, a 2.000 kilómetros de Moscú. Pese a los malos tratos acumulados, en las fotos se lo veía sonriente, igual que en la última presencia de su persona de la que hay constancia, apenas anteayer, bromeando con un magistrado en un juicio a través de videoconferencia. Por desgracia, sabemos que no será la última víctima de un sátrapa bendecido igual por la izquierda verdadera que por el fascismo desorejado.