Marc Márquez volvió al paddock. Por supuesto, no para correr, pero tampoco volvió de visita protocolaria. Apareció el mismo jueves por el camión de Honda, vestido completamente con el uniforme de calle oficial de Repsol y un portafolios bajo el brazo. Volvió a trabajar. O mejor dicho, probablemente para poner firmes unos a otros, empezando por la familia japonesa. Debe tener claro cuáles son los males de los que adolece la RC213V de 2022, que también, como se esperaba, naufragó de nuevo estrepitosamente en el Red Bull Ring de Austria. Todo su lenguaje corporal hace presagiar que a la cuarta ha sido la vencida, y que la recuperación del húmero va esta vez por buen camino y ya está manos a la obra para 2023.

Un año extenuante además, que contará con el doble de carreras tras el anuncio hecho por DORNA sobre la incorporación para el año que viene de una carrera al sprint los sábados, que tendrá la mitad de puntos en juego. Toda una bomba que tiene como objetivo sumar público y dinero y, por supuesto,intentar enderezar los malos resultados en espectadores, tanto en circuitos como en televisión de este año. Pues bien, Marc soltó así, como quien no quiere la cosa, que su futuro depende de cómo de ganador sea el proyecto que le presente Honda para los dos próximos años de contrato que le quedan. Y terremoto en Japón. Y es que no lo ve nada claro. El poderío de Ducati empieza a ser insultante, y no lo es más porque no acaban de encontrar quién machaque con esa moto. El dulce Pecco, que machacar solo machaca rotondas en Ibiza, ha cogido una senda de victorias que empiezan a dar miedo y parece que esta vez sí que se lo empieza a creer. Y luego está Fabio y su lenta Yamaha.

Otra cosa que dijo Marc este fin de semana, analizando la temporada, es que Fabio Quartararo hacía magia con esa M1. Y no se podía definir mejor. Una insuficiente moto con el ADN Yamaha que gira como un compás, pero que adolece de forma grave de potencia y aceleración. Pues bien, este domingo se sacó de la chistera no un conejo hablador, sino un adelantamiento en la nueva chicane del circuito austriaco que ni los de Moto3 lo habían intentado en todo el fin de semana. Una genialidad que bien vale toda una carrera. Como esta Yamaha evolucione para 2023, puede asustar.